martes, 28 de abril de 2009

Los Protocolos de los sabios de Sión: ¿existió una conjura judeo – masónica?

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“Los Protocolos de los sabios de Sión” fueron publicados en 1905 en Rusia. El autor era Sergei Alexandrovich Nilus (1862-1930). Eran un apéndice en la segunda edición de un libro de Nilus titulado “Lo Grande en lo Pequeño” (Великое в Малом). Nilus explicó que “Los Protocolos” eran auténticos, asegurando que él sólo los había traducido. Para darle más autenticidad a “Los Protocolos”, se solía relacionar el documento con el acta secreta del Primer Congreso Sionista convocado en Basilea los días 29, 30 y 31 de agosto de 1897 por Theodor Herzl. El movimiento sionista fundado por Herzl pretendía comprar tierras en Israel que, por aquel entonces, estaba bajo control del Imperio Otomano con el nombre de Palestina. Las resoluciones tomadas en el congreso fueron la creación de la Organización Sionista Mundial y la creación de un fondo para comprar las tierras en Israel.

“Los Protocolos” se estructuran como las actas de 24 sesiones llevadas a cabo por los Sabios de Sión, en las que se muestra a un posible líder judío hablando en primera persona en el que arenga a los judíos para que conspiren para controlar todos los gobiernos del mundo, destruir la civilización cristiana y convertirse en amos de la tierra. “Los Protocolos” enumeran las tácticas que se debían emplear para alcanzar dichos objetivos, entre las que estaba el uso de la francmasonería o la creación del parlamentarismo liberal para confundir a los ciudadanos de las naciones cristianas. Esta era la base de la famosa conjura judeo-masónica La idea de una conjura judía había estado presente en Europa desde la Edad Media, aunque esta era la primera vez que se otorgaba a una organización el carácter de conspiradora a nivel mundial.

Un protocolo de tales características debería estar configurado como el acta de una sesión de tal organización, con multitud de detalles sobre los partícipes y el turno de intervenciones y las horas exactas de dichas intervenciones. Sin embargo, el documento no es más que un monólogo firmado por los representantes de Sión del Grado 33. Pero nunca se ha demostrado la existencia de tales representantes de Sión ni de organización alguna conocida como Sabios de Sión o Ancianos de Sión.

Tras la publicación de “Los Protocolos”, el texto fue utilizado en la Rusia Imperial para fomentar el odio hacia los judíos. Se dice que uno de los objetivos de dicha utilización era socavar el prestigio del Conde Witte, ministro judío del régimen del Zar, que pretendía introducir en Rusia el sistema monetario del patrón-oro para acercarse más a las potencias occidentales y atraer inversión extranjera de Francia y Reino Unido principalmente. Esto al parecer no gustaba a varios sectores antisemitas y germanófilos de las altas esferas rusas que no veían con buenos ojos una medida que mejoraría las condiciones de los comerciantes rusos de las ciudades más cosmopolitas como San Petersburgo, que casualmente tenía en sí una importante comunidad judía.

En 1921 Philip Graves, un miembro de la redacción del diario Times de Londres, encontró en Estambul una copia de un libro en francés titulado “Diálogos en los Infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu”. El libro, de Maurice Joly, estaba datado en 1858 y consistía en un diálogo entre Montesquieu y Maquiavelo, en el que el primero atacaba a Napoleón III mientras Maquiavelo hacía de abogado del diablo. Graves comparó “Los Protocolos” con el libro y se dio cuenta que había párrafos enteros copiados literalmente. En realidad lo que había hecho Nilus era adaptar el diálogo para convertirlo en un monólogo, cambiando la figura de Napoleón III por una conspiración judeo-masónica.

El movimiento antisemita, sin embargo, continúa afirmando que “Los Protocolos” son auténticos. El propio Hitler los usó como justificación para su política contra los judíos, inspirando ciertos comentarios que realizó en “Mein Kampf”. Henry Ford también pareció haber considerado ciertos “Los Protocolos”, financiando proyectos que se encargaban de advertir al mundo del peligro judío. Aunque Ford aclaró posteriormente su antipatía por el régimen de Hitler a pesar de que éste utilizó las publicaciones de Ford como justificación a algunas de sus políticas.

Hoy en día, además de los movimientos de ultraderecha, está siendo usado por los movimientos islámicos antisemitas para justificar sus acciones contra los ciudadanos de Israel en nombre de la autodefensa ante un supuesto plan judío de conquistar el mundo y destruir el Islam. A pesar de todos los que apoyan la veracidad de “Los Protocolos”, se considera uno de los mayores fraudes literarios de todos los tiempos.

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