martes, 17 de marzo de 2009

El Temple VI

Infieles

Introducción al sufismo

Quien escuche la voz del pueblo sufí y no diga amén, quedará señalado como un necio ante Dios.

Mahoma

Mi religión es el Amor.

Unas veces me llaman pastor de gacelas,

otras monje cristiano,

o sabio persa.

Mi amada es Trina

y al mismo tiempo Una.

Muchas son las cosas que parecen 3,

pero son únicas.

Ella no tiene nombre,

por no tener límites a quien toda limitación resulta incierta.

Ibn el-Arabi

La humanidad está dormida, ocupada sólo en lo que es inútil, viviendo en un mundo equivocado. ¡Creer que esto puede superarse!, es sólo costumbre y uso, no religión. Esta religión es inepta... No parlotees ante la Gente del Sendero, antes consúmete a ti mismo. Tu sabiduría y tu religión están invertidas si te hallas cabeza abajo en relación con la realidad. El hombre está tejiendo una red en torno de sí mismo. Un león hace pedazos su jaula.

Maestro sufí Sanai de Afganistán, "El cercado jardín de la Verdad", 1131

El sufismo es un término un tanto arbitrario, autoría de un sacerdote alemán, por lo que quizás fuera mejor conocer este movimiento a través de su nombre árabe, al-tasawwuf. Para unos, el sufismo, consiste en un movimiento espiritual islámico. Para otros, en cambio, su génesis se remonta a tiempos remotos, anteriores al nacimiento del Islam, aunque al ser protegido y alimentado por este, se integró como una parte más de las escuelas musulmanas. Pero para todos, se trata de un camino esotérico e iniciático.

El medio para llegar al despertar espiritual es el AMOR. Este concepto sufí impregnó a los trovadores y a gran parte de la literatura medieval europea (los que más popularizaron el sufismo fueron sus magníficos poetas). Hoy se acepta que el sufismo, influyó en gran medida en la literatura Europea. La luz del sufismo irradió el continente desde el sur, desde Iberia, a través de los grandes eruditos que viajaban a la España musulmana para acceder al CONOCIMIENTO, con mayúsculas, y a la búsqueda de grandes obras que traducir al latín. Los intelectuales que iban a la España musulmana en busca de la sabiduría, no buscaban si no en su inmensa mayoría el conocimiento sufí. La poesía, la danza, la música, la prosa eran jardines que florecían con vigor dentro del sufismo. Entonces, el imperio islámico era el más poderoso y el más avanzado. Los sufíes utilizaban las fábulas y los cuentos para ocultarnos las enseñanzas de modo que sólo aquel que estuviera preparado pudiera acceder a sus significados ocultos. Los cuentos también servían para el aprendizaje de modelos de conducta adecuada, pues el sufismo busca el aspecto práctico de sus enseñanzas como complemento necesario al estudio metafísico.

El sufismo respeta todas las creencias y su objetivo es "liberarse de ambiciones, codicias, jactancias intelectuales, ciegas obediencias a usos y costumbres o temor a personas de mayor rango".

Se busca la unión con Dios y la subsiguiente pérdida o al menos disminución de la conciencia individual, origen la mayoría de los males del mundo. Es el abandono de lo superfluo y nada lo es más, que tu Yo, pues al centrarte en ti te alejas de Dios. Tu Yo, no es más que una ilusión de ti mismo, un velo que oculta la verdad de Dios. Este compromiso es total y guía la vida cotidiana, la ciencia, el arte, la política, la sociedad, la economía... impregnando cualquier rincón del Islam. Sin embargo, sufismo no supone retiro ni aislamiento, al contrario de otras doctrinas iniciáticas. En el sufismo no hace falta renunciar al mundo para alcanzar la máxima espiritualidad. De hecho, cuando se alcanza la iluminación religiosa, esta solo adquiere valor si esa persona reingresa a la cotidianeidad y vive de acuerdo a esa iluminación.

Para el sufismo, toda realidad tiene un aspecto o apariencia externa y una realidad interna oculta. Toda expresión del Cosmos, Realidad, Naturaleza, como lo queramos llamar, tiene un sentido oculto, a descifrar, simbólico. Una de las consecuencias de conocer a Dios, es que todos estos significados esotéricos pasan a ser comprendidos sin esfuerzo. El universo y sus actos (en el sentido teatral del término) son símbolos. El símbolo es un reflejo de un principio universal que sólo puede comunicarse de esta manera, dada su naturaleza suprahumana.

El camino hacia el desprendimiento de la individualidad (fana) y fundición con Dios (ma' rifat Allah), sigue 3 etapas fundamentales:

1. Ilm al-yaquin: El sujeto se hace una idea de lo que busca, pero aún no sabe que es, ni que se siente una vez alcanzado.

2. Ayn al-yaquin: El individuo, ya más preparado, alcanza a ver cuál es su destino, pero aún es incapaz de conocer lo que se sentirá.

3. Haqq al-yaquin: El adepto ya ha alcanzado a conocer que se siente en Dios y por lo tanto es parte de Él. Ha alcanzado la realización espiritual (tahqiq).

Alcanzar a Dios en vida es un privilegio normalmente reservado, únicamente, a los fallecidos. Es pues, una muerte en vida jubilosa. Es una alteración cognitiva que ilumina la realidad, bañándola con rayos de Verdad, que expulsan las tinieblas que nos han acompañado en nuestro recorrido vital. Es el fin buscado por el verdadero alquimista, su piedra filosofal. Todo aquello que ayude a la consecución del fin sufí forma parte de bagaje del adepto. Se supone que la religión ortodoxa, con sus dogmas y principios forma parte esencial de ese equipaje, ayudaría a mantener la higiene mental adecuada. "La saria y el sufismo son dos aspectos diferentes, pero ambos necesarios, pues la ley obliga al fiel a llevar unos hábitos adecuados que lo alejan del libertinaje y de la vida desordenada en la que no puede florecer ningún cultivo espiritual. Por su parte el sufismo ilumina al fiel en el Conocimiento". Empleando una metáfora agrícola, la saria filtraría de impurezas y de basuras el campo, y el sufismo lo regaría con agua de vida, de desarrollo y de esplendor. Sin esta agua, la tierra se vuelve yerma y seca. Es lo que pasa hoy en día a muchos fieles imbuidos en el fanatismo integrista, se han convertido en campos infecundos.

La Divinidad

Es única pero diversa. Se manifiesta con tres naturalezas. La esencia es como un material mágico incognoscible, incalificable, inmutable... Es una especie de NADA creadora del TODO.

"Oscuridad sin atmósfera".

Por sucesivas emanaciones de la esencia (la única realidad) se crea la divinidad manifestada (el orden divino), es decir el Creador y por decisión de este, el Universo (con el ser humano incluido).

Todo el universo tiene dos naturalezas, la suya propia y la divina. El hombre sufí lo que busca es esa parte divina. De la esencia también surge el Verbo que cumple las funciones de dar a conocer a Dios y a sus criaturas (y a la inversa), de ser el velo de Dios que a semejanza del ozono para el hombre, lo protege de ser abrasados por la grandeza de Dios. El Verbo es también llamado el hombre perfecto pues no sólo da a conocer los nombres y atributos divinos sino que además posee todas las cualidades que un hombre debería reunir para unirse a la divinidad. Este hombre abstracto, es el canon según el cual Dios evalúa al hombre y lo acepta o lo rechaza en virtud de que se ajuste o no a estas características divinas. De esta afinidad surge el Amor entre Dios y su criatura. Estamos ante el Logos, la visión humanizada de un Dios que por definición, dada su infinita grandeza, no debiera ser víctima de este reduccionismo, pero al fin y al cabo "Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza". Según el sufismo, toda época tiene un hombre que se ajusta a los parámetros divinos, es el santo más grande, el jefe supremo de toda la jerarquía iniciática, el polo o eje alrededor del cual gira el universo entero, la sombra de Dios en la tierra. Este ser humano que alcanza casi la perfección y que se convierte en el propio Verbo, en el soporte de la relación de Dios con los hombres, es el Hombre Perfecto, para los musulmanes este hombre no es otro que Mahoma y para nosotros, cristianos, Jesucristo. Por eso, el que ama al hombre perfecto ama a Dios. Sin embargo, no deja de ser un hombre corriente, pues si como todo el universo está tocado por la divinidad, también lo está por la no divinidad.

El UNO está polarizado en dos extremos un principio cognoscente activo y un principio cognoscible pasivo. Este último representa todas las posibilidades de manifestación del Universo o de Dios y el primero el mecanismo que las hace ilumina y las hace realidad, como la luz de una linterna en un cuarto oscuro nos muestra todo aquello que hay en él. Esos objetos ya existían pero ahora son realidad para nosotros gracias al principio conocedor activo o puro espíritu que ilumina la materia prima. La unión del espíritu (la luz) y la sustancia (el cuarto), considerándolo de forma global constituye el "espíritu universal" (macrocosmos), en cambio la iluminación de un objeto (macrocosmos) en particular como por ejemplo, una figurita de porcelana sería el espíritu de un ser individual (microcosmos). El ser humano, como producto del espíritu (semilla vital) contiene todas las posibilidades derivadas de ese espíritu. Como un árbol con sus troncos, la misión del individuo será acceder al tronco que une toda la creación e ir de nivel en nivel hasta unirse con el puro espíritu, para retornar al PRINCIPIO.

Métodos y Prácticas

Todos ellos tienen por finalidad recordar a Dios (dikr) y el pacto primordial (milaq) de AMOR establecido con EL y que nuestra existencia corporal (material) a sumido en el olvido. Es recordar, ni más ni menos, nuestro origen divino. Los métodos serían:

· Recitar y leer el Corán, si es de una forma meditada, mejor, pues la palabra de Dios precisamente por su origen, es un camino hacia EL.

· Recitar a sí mismo la shada (glorificaciones y alabanzas al Señor), y letanías para recordar a la Divinidad y renovar constantemente la fe en ella. El sufí pretende llegar más lejos y alcanzar el estado en el que el recuerdo de Dios esté constantemente presente en su corazón, de modo que ni las actividades cotidianas, ni el sueño pueda desprenderles de su presencia. Una técnica sería, recitar miles de veces (por lo menos 1 hora) la fórmula "NO HAY MAS DIOS QUE DIOS" siempre concentrado en su significado, sin dejarse interrumpir por pensamientos ajenos y aguantando la respiración durante un tiempo para así preservar la presencia de Dios en el corazón.

· Meditar sobre lo trascendente, como Dios, la muerte...

· La oración sobre el profeta (salat), en busca de la esencia divina que hay en nosotros.

· La búsqueda interior de uno mismo, pues quien se conoce a si mismo conoce a su Señor.

· Reunión de adeptos, bajo la tutela de un maestro (sayh) para la realización de ejercicios colectivos, en busca del dikr, que pueden consistir en movimientos rítmicos, cadenciosos de la parte superior del cuerpo, de solamente la cabeza o de todo el cuerpo. Incluso pueden consistir en la práctica de una total inmovilidad o de la escucha de sonidos, músicas o de la ejercitación de danzas y bailes. Todo ello, claro está, impregnado de un claro carácter espiritual. Es el caso de los derviches giróvagos (mawlawiyya).

· La peregrinación a la Meca, en busca de la iluminación.

· La tutela de un maestro, que no sólo le enseñe si no que transmita la influencia espiritual del profeta que a su vez la obtendría de Dios, formándose una cadena (sisila) de maestros espirituales que tendría como fuente de origen al profeta Mahoma. Así, se pretende despertar un durmiente a la vigilia de Dios.

Las técnicas utilizadas frecuentemente son: la sumisión a la ley islámica (saria), el ayuno, la vigilia, el retiro, la simple contemplación del Maestro que refleja la belleza del Creador, la oración... Teniendo claro, siempre, que no se trata de una renuncia al mundo, como ocurre con algunos místicos cristianos. El adepto sigue con su vida normal, es una vida en este mundo bajo la presencia de Dios, que anida en el corazón del creyente. Dios en la cotidianeidad, algo que se ha ido perdiendo progresivamente en Occidente desde el Renacimiento.

Ciencia y Arte Sufí

El desprecio por esta faceta del sufismo, en pos de una búsqueda "pura" de su espiritualidad, filosofía y metafísica es un grave error y un reduccionismo incapacitante que limita el entendimiento global de la cuestión, pues corta al objeto de estudio en una de sus partes más importantes. Privar a Rumi de su danza y cantos es no llegar nunca a entenderle, pues a través de ellos conseguía la armonía interior que le hacía tan sabio. Pues es "posible alcanzar los principios partiendo del estudio y de la meditación de una u otra de las manifestaciones de la creación. Las ciencias que tienen por objeto estas manifestaciones, se convierten, de este modo, en claves para la comprensión de la doctrina y en soportes para la realización espiritual" "pues fenómenos de órdenes diferentes (árbol cósmico) pueden muy bien manifestar cada uno en su campo los mismos principios" "su interés reside en el valor doctrinal y metódico, el cual está fundado en las correspondencias y analogías que existen entre los diversos planos de existencia", Es decir a través de un trabajo químico se puede alcanzar una alteración psíquica pues los principios que rigen detrás son siempre los mismos.

La ciencia esotérica más importante sufí es la ciencia de las letras. Básicamente persigue llegar al CONOCIMIENTO a través de la meditación en las formas de las letras, del alfabeto, que sirvió para escribir el Corán, el Verbo de Dios revelado en lengua árabe. En verdad, los caminos hacia Dios son muchos y diversos, pero la forma escrita es sólo el cuerpo, se necesita dotarla de sonido para darle vida (un alma) y de espíritu que la otorgue trascendencia, y ese es el número secreto de la letra, su verdadero nombre, el que permite alcanzar un total conocimiento y fundirnos con el objeto al que representa un nombre, (por eso, es tan importante conocer el nombre secreto de Dios). Este número no es de carácter meramente cuantitativo sino eminentemente cualitativo, es su realidad esencial e inmutable, su carácter divino. "...practicar la ciencia de las letras es pues escrutar la letra para llegar al número, intentar alcanzar la realidad de las cosas a partir de su nombre en la lengua de la revelación."

"Para ser capaz de relacionar la física (manifestaciones del cosmos) con la metafísica es necesario alcanzar el centro sin dimensión, fuera de todo movimiento, y de establecerse en ese lugar y tiempo que es ambiente invariable y eterno presente. Para ello es necesario alcanzar la armonía interior a través del dikr y del cultivo de las ciencias y las artes sobre todo aquellas ligadas con el ritmo como la música y la danza pues el cosmos entero es movimiento de esferas, pero movimiento ordenado, ritmado, armonioso, pero también la caligrafía, la miniatura y arquitectura, sobre todo en cuestiones de equilibrio y proporción."

Como podéis comprobar, estas creencias, al igual que otras que veremos aquí también (gnosticismo, celtismo…) siempre desprenden el olor particular que deja la ancestral ciencia olvidada, constructora de edificios y mentes por igual.

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