lunes, 30 de noviembre de 2009

Sin título

 

¡Cuidado!

Pensamiento Mínimo

¿Morirme? Es lo último que pienso hacer en la vida.

Beowulf

 

Cuenta la historia que cierto día un héroe llegó del mar, siendo un bebé aún. Llegó a las costas flotando encima de un escudo que había sido rellenado con paja a manera de cuna, traído por la corriente. Fue así que el pequeño niño creció y se convirtió en un valiente guerrero, sin par, a tal grado que fundó un reino, que no tardó en superar en grandeza a todos los otros reinos del Norte. La misteriosa venida de aquel valiente guerrero le había acarreado el nombre de Sceaf (haz de paja) o Scyld (escudo).

Beowulf

Beowulf, el valiente guerrero que se enfrentó al temible Grendel

A su muerte, después de que su reino creciera próspero y grandioso, le enviaron al mar de la misma manera en la que había llegado. Colocaron su cuerpo en una barca con preciosos tesoros y lo enviaron al mar sin rumbo fijo, ondeando estandartes dorados, para desaparecer de la misma oscura forma en que había llegado, vagando sin rumbo.

El nieto de este enviado de los dioses, Halfdan, continuó gobernando el reino con sabiduría llevándolo a adquirir más grandeza todavía. Al fallecer Halfdan, su hijo Rodgar, acompañado de una multitud de guerreros asentó su corte en el país Danés. Donde mandó a construir un soberbio palacio digno del gran reino que había construido su familia, al que llamó "Ciervo", pues la gente decía que eso parecía, desafiando las tempestades con la cornamenta de sus almenas, sin miedo a los incendios, ni la codicia que despertaba tanta riqueza en aquel sitio. Ahí reinaba Rodgar, con dicha en el corazón al poder hacer bien a los suyos. Y tanto era así que en la sala del "Ciervo" siempre reinaba la alegría. Más si hubieran sabido el terrible destino que les aguardaba no hubieran sido tan dichosos. En las profundidades del pantano que se encontraba cerca del castillo, vivía el más horrible y gigantesco de los monstruos, un ser espeluznante llamado Grendel, un increíble superviviente de los tiempos prehistóricos. Sediento de sangre y con deseos malvados, había visto erigirse la soberbia fortaleza tan desafiante para todos, consideraba que ya era tiempo de comenzar la matanza. Una noche, después del alegre festín que había tenido lugar en "el Ciervo", yacían en la amplia sala los fuertes guerreros, sin imaginar que iban a ser presa del horror y la furia del terrible Grendel. En lo profundo de la oscuridad, se acercó a los complacidos y exhaustos guerreros una maléfica garra que tomó a un par de ellos destrozándolos en el acto, pasando luego a matar brutalmente a otros ocho o diez de la misma sala, llevándose consigo uno, a las profundidades del lúgubre pantano.

Al día siguiente, ya no se oían cantos alegres donde una vez todo había sido placer y dicha, sino que sólo se oían sollozos y tristes suspiros por la grave tragedia. Todos en el palacio se preguntaban de donde había surgido tal furia asesina y al caer la noche, el rey descansó en un lugar alejado de la matanza, mientras que sus fieles guerreros hacían guardia en espera de hacerle frente a cualquier mal que decidiera irrumpir en la sala nuevamente. Sin embargo, al paso de las horas, el cansancio los venció, y cayeron dormidos sin poder prepararse siquiera para la carnicería que Grendel había comenzado ya, y el siguiente día fue terrible de igual forma. Y todas las noches del invierno fue así, hasta que ya casi no quedaban guerreros en el palacio, todos habían sido destrozados por el feroz Grendel. El rey estaba hundido en la desesperación de enfrentar un mal contra el que aparentemente nada podía hacerse. Sus dioses no le respondían, se había agotado de realizar rituales en espera de una solución a su terrible problema. Ninguno de sus ruegos de ayuda habían sido escuchados. La situación era enfermiza y muy poco tiempo quedaba antes de que la bestia diera el golpe de gracia a "El Ciervo", pues la mayoría de los guerreros había sucumbido.

Las noticias de la tragedia que había acontecido en aquellas tierras habían viajado en todas direcciones, alcanzado el territorio de los Godos, donde reinaba Hugileik, de la estirpe del dios Danner. Ahí un guerrero sobresalía sobretodos, el sobrino del rey, el joven héroe Beowulf. Aquel guerrero había probado decenas de veces su valor y ferocidad, habiendo crecido en la corte. Beowulf se enteró de las tragedias ocurridas en "El Ciervo" y del terrible monstruo Grendel. Rápidamente corrió a donde se encontraba Hugileik y le pidió que lo dejara ir a aquellas tierras donde tendría una oportunidad de probar su fuerza contra un rival digno, además de socorrer a la diezmada estirpe de "El Ciervo. Hugileik aceptó y lo dejó ir, proveyéndole de todo lo necesario para realizar el viaje. Beowulf escogió de entre todos a los doce más valientes guerreros para que le acompañaran en la difícil misión. El navío se dirigió rápidamente y el viaje se realizó sin contratiempos, pero apenas venía el desafío.

Lucha contra Grendel

Beowulf luchando contra el terrible gigante Grendel, cuerpo a cuerpo, con nada más que la fuerza de sus brazos

Al llegar Beowulf se presentó ante los guerreros que le recibieron y les explicó sus intenciones de ayudar contra la malvada bestia que les había causado tantos horrores. Luego fue conducido a la fortaleza, donde se encontró con el rey Rodgar, quien estuvo muy agradecido de que finalmente sus plegarias hubiesen sido escuchadas. Rodgar había escuchado del héroe que tenía enfrente y sabía de la fortaleza que lo caracterizaba, se decía que en su puño poseía la fuerza de treinta hombres, por lo que estuvo gustoso de tenerlo de su lado. Beowluf, osado y valiente le expuso sus saludos al monarca y le dijo que tenía intensiones de enfrentar al monstruo sin armas, únicamente con la fuerza de sus brazos, de la misma manera que aquella bestia había masacrado a incontables guerreros. Así estuvo acordado y la noche no tardó en caer. Los guerreros que habían seguido al héroe, harían guardia junto con él, sin embargo pronto cayeron rendidos por el cansancio. No así Beowulf que permanecía erguido y con la mirada bien atenta, esperando su encuentro con la terrible bestia, la cual ya se encontraba dirigiéndose lentamente al lugar donde tantas otras veces se había dado un festín brutalizando a cuanto pobre infeliz se cruzaba por su camino.

El paso lento y pesado daba una apariencia más grotesca y siniestra al terrible Grendel que ya se encontraba próximo a entrar en la sala. Con fauces babeantes, saboreando de antemano su presa, entro en la sala y del primer zarpazo destrozó al guerrero que estaba más próximo a él, ahogando sus gritos de dolor, mientras desgarraba sus pobres miembros. Ya se acercaba al segundo cuando de pronto, sintió que un potente brazo que parecía más fuerte que el acero lo rodeó del cuello mientras una poderosa mano comenzaba a estrangularle. El miedo comenzaba a hacer añicos los nervios de la bestia que sabía que el vengador de todos aquellos guerreros había llegado y quería saldar cuentas. Hubiera querido regresar a su tranquilo pantano o no haber salido, pero, los fuertes dedos que apretaban su cuello no se lo permitían. Lo sujetaban con fuerza, y aunque forcejeaba de un lado a otro y por instantes se zafaba del mortal abrazo, nuevamente era prensado con increíble fuerza. En su furia y aparatosa agonía Grendel lanzó un aterrador grito que despertó a todos en el palacio siendo los guerreros Godos los que valientemente corrieron a socorrer a su señor, dando golpes con sus espadas y mazas por todos lados, a la bestia. Más aquellos no sabían que Grendel estaba protegido por un hechizo que lo hacía inmune al acero, más de bien poco le servía contra Beowulf quien con brutal furia había conseguido arrancarle un brazo al engendro, que se desvanecía entre la débil luz del amanecer, herido de muerte. Beowulf, feliz por la victoria y haber liberado al pueblo de los daneses, así como mantenido el honor de los Godos, tomó el brazo de la bestia y lo clavó en la pared, para que cuando llegasen los daneses, vieran enseguida la señal de la victoria.

Brazo de Grendel

El brazo de Grendel, colgado en la gran sala ante el asombro de los daneses. Después de haber sido arrancado por Beowulf

Al ver el brazo de la bestia, los daneses se sintieron como no se habían sentido en mucho tiempo, increíblemente felices por las noticias del éxito de Beoulf contra Grendel. Siguieron el rastro de sangre de la bestia que conducía al pantano donde rojas burbujas se veían subiendo hasta la superficie. En la mañana, una alegre fiesta fue dada en honor del héroe Beowulf, quien se negó a pedir recompensa alguna al rey Rodgar, y disculpándose por no haber matado a la bestia directamente, pero asegurando su próxima muerte a causa de la mortal herida, a lo cual el monarca dio fuerte abrazo a Beowulf y decidió conmemorar su alianza y amistad regalándole un brazalete, con anillos dobles enlazados en oro y pedrería preciosa, en señal de agradecimiento y buenos deseo para ambos. Sin embargo el horror no había terminado. De nuevo los guerreros yacían cansados, sin armas y desprevenidos sin saber que la muerte rondaba sus cabezas.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Sin título

 

Evocación

Pensamiento Mínimo

Un hombre sin religión es como un pez sin bicicleta.

Relato sobre los templarios de Eliphas Levi

 

Eliphas Levi Recientemente se ha encontrado información acerca de los templarios que resulta muy interesante de comentar. La fuente, sin embargo, no es algo común y corriente, se trata del mismo Eliphas Levi, en su libro "Hechiceros y Magos Célebres" quien textualmente, dice: "Ya es hora de revelar el secreto de su caída (de los templarios) y absolver la memoria de Clemente V y de Felipe El Hermoso".

Los templarios y el templo de Salomón

Relata el conocido inicio de los templarios con Hugo de Payns a la cabeza del grupo de 9 guerreros, que llegaron a Jerusalén con la consigna pública de proteger a los peregrinos que viajaban a tierra santa, más la versión más popular es que dichos monjes guerreros se les había asignado una vivienda cerca del templo de Salomón, pues bien, en ese tiempo el templo de Salomón ya no existía sino simplemente el terreno, y aún más, el fin secreto de los primeros templarios (que antes de ser conocidos así, se hicieron llamar "Los pobres soldados de Cristo"), era la reconstrucción del templo de Salomón. "Esta reconstrucción, formalmente predicha por los místicos judaizantes, había llegado a ser el deseo secreto de los patriarcas de Oriente. El templo de Salomó, reconstituido y consagrado al culto católico, se convertía en la metrópoli del universo; Oriente dominaba a Occidente y los patriarcas de Constantinopla se apoderaban del papado."

Más acerca de la misión secreta de los templarios, es que habían sacado los modelos de la biblia de los masones guerreros de Zorobabel, quienes laboraban con la espada en una mano y la paleta en la otra y de aquí que la espada y la paleta fuesen insignias de los templarios.

Los templarios y el objetivo Joanista

Y aún con la misión secreta de Hugo de Payns al fundar la orden de los templarios, sirviendo a los patriarcas de Constantinopla, éste tenía otro fin, pues existía en Oriente una secta de cristianos Joanita que pretendía ser la única iniciada en los verdaderos misterios de la religión del Salvador. Más la versión que manejaban quitaba muchas de las bases milagrosas acerca de la concepción de Jesús. "Sostenían que los hechos que se cuentan en los Evangelios no son otra cosa de alegorías, de las que San Juan da la clave cuando dice: 'Podría llenarse el mundo de escritos sobre las palabras y los actos de Jesucristo'; palabras que, según ellos, serían una exageración ridícula si no se tratase de una alegoría y de una leyenda que puede saciarse y prolongarse hasta el infinito."

"Los grandes pontífices de esta secta tomaban el título de Cristo, y pretendían que se sucedían desde San Juan sin interrupción en la transmisión de poderes. El que se engalanaba en la época de la fundación de la orden templaria con estos privilegios extraordinarios se llamaba Tescleto".

Se dice que Tescleto inició a Hugo de Payns, el fundador de los templarios, en los misterios y las esperanzas de su iglesia, seduciéndolo con la idea del soberano sacerdocio y la suprema realeza, designándolo por último como sucesor, siendo él a su vez el líder de los futuros templarios.. De esta manera, en su origen, la orden de los templarios tenía la sombra de la conspiración contra el poder de los reyes y el clero mismo. Los templarios, para el exterior, eran los leales sirvientes de la fe cristiana, más en los altos círculos de poder, los líderes eran los que dirigían la verdadera dirección del movimiento.

El ideal del equilibrio universal de los templarios

Más aún, dicen que la realidad supera la fantasía, y la historia de los templarios no es la excepción. Los planes de los templarios incluían la dominación universal para poseer un mundo en equilibrio con ellos como árbitros de los dueños del mundo. "Adquirir influencia y riqueza, luego intrigar y cuando se necesitase combatir para establecer el dogma joanita, era el fin y los medios propuestos a los hermanos iniciados. Vean, se les decía, al papado y las monarquías rivales andar en regateos hoy, y comprarse, corromperse, y quizá mañana destruirse mutuamente. Todo esto será la herencia del temple, en breve el mundo nos pedirá soberanos y pontífices. Pondremos el universo en equilibrio y seremos los árbitros de los dueños del mundo"

El Joanismo que se practicaba en las reuniones secretas de los líderes templarios, era la cábala de los gnósticos, "muy pronto degenerada en un panteísmo místico, llevado hasta la idolatría de la naturaleza y el odio de todo dogma revelado." Más el culto oculto que practicaban los templarios fue evolucionando por la necesidad de conquistar más partidarios para su causa, sosteniendo las rencillas de los cultos caídos y las esperanzas de los cultos nuevos, prometiendo un nuevo mundo, que establecería la libertad de conciencia y una nueva ortodoxia que sería la síntesis de todas las creencias perseguidas. Y tal evolución, dentro de la orden de los templarios, se fue transfigurando hasta caer en el simbolismo de panteístico de los grandes maestros de magia negra. También fue de esta manera como adoraron al ídolo Baphomet.

La ambición de los Templarios

El concepto de los templarios, desde el principio estuvo ligado a un sueño irrealizable. A esto se le sumaba la falta de instrucción, puesto que en su mayor parte, los templarios sólo eran hábiles con la espada. Los Templarios siguieron con precisión el plan que se habían trazado, y la estrategia general que se había establecido en su origen: obtener una enorme riqueza que les permitiera comprar el mundo. "En 1312, poseían solamente en Europa más de nueve mil señoríos. La riqueza fue su escollo; se hicieron insolentes y dejaron ver su desprecio hacia las instituciones religiosas y sociales, que aspiraban a derribar."

Ejemplo de la ambición de los templarios, están las palabras de Ricardo Corazón de León, quien en charla con un eclesiástico al que le permitía grandes familiaridades, habló de la siguiente manera. "Señor, tienes tres hija que son muy costosas y que te sería muy conveniente abandonarlas, Son la ambición, la avaricia y la lujuria. - Es Verdad, - dijo el rey. Pues bien, vamos a casarlas; doy la ambición a los templarios, la avaricia a los monjes y la lujuria a los obispos. Y estoy seguro que todos estarán conformes"

Los templarios ambicionaron tanto, y lo hicieron de manera tan evidente que los reyes de la época se pusieron en guardia ante su ambición. Fueron el papa Clemente V y el rey de Francia Felipe IV "El Hermoso" quienes dieron a Europa la señal para realizar el enorme movimiento que fue la detención y encarcelamiento de los templarios.

El fin de los Templarios

Recuerdos "Nunca se ha realizado un golpe de Estado con tal unidad de acción. El mundo entero quedó asombrado y se esperó las revelaciones emocionantes de un proceso que debía causar tanto ruido a través de todas las edades."

El plan de los templarios, era irrealizable puesto que hubiera supuesto la revelación de los secretos de los maestros a la multitud. Acerca de las acusaciones dirigidas a los templarios, se dice lo siguiente: "Se recurrió a la acusación de magia y se pudo encontrar denunciantes y testigos. Los templarios, cuando eran recibidos, escupían al Cristo, renegaban de Dios, daban al gran maestre besos obscenos, abrazaban una cabeza de cobre que tenía ojos de carbunclo, conversaban con un gato negro muy grande y yacían con diablesas. Y no hubo temores de acusarles seriamente de estas cosas. Ya se conoce el fin del drama y cómo Jaques de Mollay y sus compañeros perecieron en la hoguera; pero antes de morir el jefe del templo organizó o sustituyó la masonería oculta. Desde la prisión, el gran maestre organizó cuatro logias metropolitanas en Nápoles para Oriente, en Edimburgo para Occidente, en Estocolmo para el norte y en París para el sur. El Papa y el rey murieron en breve plazo y de una manera extraña y repentina. Squín de Florián, principal denunciante de la orden fue asesinado. Al romper la espada de los templarios se convirtió en puñal y las paletas prohibidas no construían más que tumbas."

Esta es la versión de Eliphas Levi, el famoso ocultista francés nacido en París el 8 de febrero de 1810, quien una vez consagrado al sacerdocio, se dedicó a adentrarse en lo oculto, adquiriendo gran conocimiento. Conviene reflexionar acerca de esta información, pues de lo que no hay duda son de las acusaciones a los templarios, incluyendo la iniciación y las misteriosas ceremonias a las que sólo unos cuantos tenían acceso. Sin embargo también resulta curioso que no hubiera una encarnizada resistencia en la hora final de los templarios, ¿Acaso el movimiento organizado por Clemente V y Felipe "El hermoso", fue tan eficaz que no hubo tiempo siquiera de planear la resistencia? ¿O tal vez los líderes en el poder aún no se encontraban lo suficientemente encumbrados como para convocar a todo el poder templario para defender el ideal juanista con el que, según Eliphas Levi, fue fundada la orden en un principio? Aunque no hay que olvidar que sólo un reducido número de personajes sabían el último fin que se perseguía, mientras que los demás templarios eran caballeros valerosos que defendían realmente la causa cristiana de la iglesia católica.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Sin título

 

Te encontraré

Pensamiento Mínimo

Si juegas contra el mejor, pierde como los demás.

Aleister Crowley

Siempre que se indague acerca del ocultismo del siglo XX, ya sea en investigaciones de la segunda guerra mundial, de la iglesia de Satán instituida por Anton Lavey o de la Golden Dawn, siempre se tendrá que recurrir en algún punto al nombre de Aleister Crowley, quien fue llamado por los diarios sensacionalistas ingleses y por su madre "El Hombre más malvado del mundo", y aunque en muchos textos lo catalogan como simple escritor y poeta radical dejando de lado sus actividades dentro de la magia, su drogadicción y su bisexualidad la realidad es que la forma en que este personaje escribió su nombre en los libros de historia es bastante singular.

Juventud de Aleister Crowley

Edward Alexander Crowley nació el 12 de octubre de 1875 en Leamington Warwickshire, Inglaterra. Hijo de un rico cervecero galés, a corta edad fue huérfano y heredero de una vasta fortuna. Consecuencia de esto fue criado por dos tías solteras en un ambiente extremadamente puritano y severo ya que pertenecían, al igual que sus padres a Los Hermanos Plymouth, una secta evangélica, conservadora y puritana.

Aleister Crowley

Aiwas

Resulta claro que Aleister Crowley se sentía a disgusto al crecer en un ambiente tan controlado como el que tenía con Los Hermanos Plymouth al contrastarlo con su futuro comportamiento desenfrenado y sin límites.

Aleister Crowley estudió en Cambridge, pero nunca llegó a graduarse de ahí, sin embargo pudo sentirse libre por primera vez en su vida y comenzó su tarea de escritor y poeta. Se dice que también fue ahí donde Aleister Crowley comenzó a revelarse y se declaró como acérrimo enemigo de la iglesia cristiana anteponiendo a la magia como un mejor medio de alcanzar la realización espiritual. Además expresó su odio hacia sus padres a los que siempre quiso hacerles daño, por lo que no es de extrañar que su propia madre le llegara a llamar "La Bestia" por obvias connotaciones.

Aleister Crowley y su papel en la magia

El interés de Aleister Crowley por lo oculto comenzó al leer al autor Carl Von Eckartshausen, cuyo libro "La nube sobre el Santuario" lo impactó notablemente, al hablar de una supuesta hermandad de adeptos que trabajan por el bienestar de la humanidad.

Aleister Crowley llamó Iluminismo Científico al sistema que desarrolló para la A.A. (Astrum Argentum) y cuyo lema es "El método de la Ciencia, el objetivo de la Religión", en el cual según Aleister Crowley "(si se interpreta correctamente) está expresado todo". Para difundir su mensaje publicó una serie de revistas llamada "El Equinoccio" (THE EQUINOX).

Aleister Crowley sugirió a Winston Churchill, el feroz líder británico que dirigiría las fuerzas inglesas en la segunda guerra mundial, que usara el signo de la victoria (el famoso THUMBS UP, cuando se levanta el dedo pulgar para expresar una afirmación o victoria) que a menudo usaba y que les haría ganar la guerra. Así mismo, publicó un pequeño panfleto que contiene poemas relacionados con el tema, titulado Thumbs Up: A Pentagram - a Pentacle to win the war para que también lo usaran los soldados.

Dentro de las asociaciones ocultistas a las que Aleister Crowley se cuenta la Golden Dawn, donde después de escalar rápidamente los niveles inferiores tuvo altercados con otros miembros de la misma orden, como William Butler Yeats y S.L. McGregor Mathers. Fue en la Golden Dawn donde Aleister Crowley comienza a practicar los rituales mágicos guiado por una traducción de Samuel Liddel Matters de un manuscrito del siglo XV, llamado El Libro de la Magia Sagrada de Abra Melin el Mago.

Aleister Crowley fue rápidamente expulsado de la Golden Dawn y fundó después la A.A. (Astrum Argentum) llegando también a ser personaje importante de la OTO (Ordo Templi Orientis) así como de otras muchas sociedades ocultistas.

Aleister Crowley y el palacio de Boleskine

Después, Aleister Crowley se retiró a Escocia, donde compró una casa a orillas del lago Ness a la que llamó Palacio de Boleskine y de acuerdo a la tradición escocesa se hizo llamar Laird (terrateniente) de Boleskine y Abertarff. Años más tarde Jimmy Page del grupo Led Zeppelin compraría la misma casa en que habitó Aleister Crowley.

Aleister Crowley y la magia negra

A Aleister Crowley le gustaba cambiarse el nombre continuamente, y es por ello a lo largo de su vida fue conocido con sobrenombres como La bestia 666, Master Therion, Perdurabo (El que permanecerá), Conde Vladimir Svareff, Príncipe Chioa Khan, Baphomet, Lord Boleskine, etc. Sin embargo en cuanto a las acusaciones en su contra de practicar la magia negra y practicar la misa Negra, Aleister Crowley dijo en una declaración dada al diario inglés "London Sunday Dispatch" lo siguiente:

Disfrutaba el cambiarse de nombre; se hacía llamar entre otros: Conde Vladimir Svareff, Master Therion, Príncipe Chioa Khan, Baphomet o Lord Boleskine.

"Para practicar magia negra tienes que violar todo principio de la ciencia, decencia, e inteligencia. Debes estar obsesionado con una idea demente de la importancia del mezquino objeto de tus detestables y egoístas deseos. Se me ha acusado de ser "mago negro". No se ha hecho jamás afirmación más tonta sobre mí”...

...”La "Misa Negra" es un asunto totalmente diferente. Yo no podría celebrarla aunque quisiera, porque no soy un sacerdote consagrado de la Iglesia Cristiana. El celebrante debe ser un sacerdote, porque toda la idea de la práctica es profanar el Sacramento de la Eucaristía. Por consiguiente, debes creer en la verdad del culto y la eficacia de su ritual".

Representando a la Golden Dawn

Aleister Crowley tendría muchos nombres a lo largo de su vida y se involucraría en numerosos grupos ocultistas como el amanecer dorado (Golden Dawn) o la OTO.

No obstante, también se sabe que la personalidad de Aleister Crowley era la de un tipo muy hablador e irresponsable, que en ocasiones decía cosas por decirlas sin tomarse las cosas demasiado en serio, lo cual se observa en su comportamiento en ocasiones contradictorio, como cuando durante la primera guerra mundial se decía estar de parte de los alemanes y que incluso sugería que Inglaterra debería de repartirse entre las dos potencias Francia y Alemania mientras que durante la segunda guerra mundial se mostraba abiertamente a favor de Inglaterra. De esta manera nos encontramos con que un miembro de la Golden Dawn, Yeats, comentará en una carta dirigida a un amigo que "Crowley ha estado haciendo imágenes de cera de todos nosotros y clavando alfileres en ellas", lo cual es una práctica de magia negra que contradice sus declaraciones.

Durante su estancia en Estados Unidos, después de la primera guerra mundial, Aleister Crowley estableció diversas relaciones con personas de distintas orientaciones sexuales con el objeto de reforzar sus rituales mágicos. Fue aquí donde conoció a Leah Hirsing, quien perteneció al grupo de Las Mujeres Escarlata.

Las otras actividades de Aleister Crowley

Aleister Crowley no sólo dedicó su vida al estudio, práctica y divulgación de la magia, sino que también se dedicó a muchas otras actividades que podía desempeñar gracias a la fortuna que le habían dejado sus padres. Aleister Crowley era un jugador experto de Ajedrez y practicaba también el alpinismo llegando incluso a participar en expediciones pioneras en su tiempo como la expedición liderada por Oscar Eckenstein al segundo pico más alto del mundo, después del Everest: el K2, en la india, con 8611 metros de altura. Si bien la expedición en la que participó Aleister Crowley no alcanzó la cima, sí se considera como el primer intento serio de alcanzarla llegando a una altura aproximada entre 6600 y 6705 metros de altura, sin tanques de oxígeno. También se dice que Aleister Crowley practicaba el ciclismo y el piragüismo entre otras disciplinas deportivas, además de ser un viajero que recorrió el mundo residiendo en los más variados lugares como Londres, Foyers, París Nueva York, El Cairo y Cefalú y recorrió China, India, Ceilán, Birmania, Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, España, Francia, Italia, Suiza, México, Canadá, etc.

Además de sus textos ocultista, Aleister Crowley también sería novelista, poeta y ensayista, con más de 80 libros escritos (comenzó a los 23 años y nunca cesó de escribir hasta su muerte), aunque la mayoría sobre magia, cábala, esoterismo, yoga y bastantes más que tratarían sobre su sistema Magick, el cuál toma la K final para distinguirlo de la magia ilusionista, además de que se dice que la misma K se relaciona con el arcano 11 del tarot "La fuerza", que alude a la magia sexual.

Aleister Crowley y el libro de la ley, thelema

Otro de los temas que Aleister Crowley abordaría en sus creaciones literarias sería la nueva filosofía o religión que se supone le fue dictada por un demonio, ente extraterrestre y/o espiritual llamado Aiwass y que impone la ley de Thelema (Voluntad en griego), la cual en pocas palabras predica el "Do what thou wilt shall be the whole of the Law" o "Haz lo que tú quieras será el todo de la Ley", y "Amor es la ley, amor bajo voluntad". La cual en sí es una ley maligna pues carece de criterios y valores, y conduce a la irresponsabilidad de los actos y que fue la antecesora del movimiento hippie de los 70's que se caracterizó por la libertad sexual y el uso y abuso de las drogas.

La historia de El Libro de la Ley comienza cuando Aleister Crowley se casa con Rose Kelly, hija de un reconocido pintor retratista. Aleister Crowley y Rose Kelly estaban de luna de miel en El Cairo, cuando Kelly sin tener conocimientos de ocultismo ni interés alguno en ese tipo de temas, comenzó a sufrir estados de trance y a decirle a su marido Aleister Crowley que "el dios Horus estaba tratando de entrar en contacto con él". Se cuenta que para comprobar la veracidad de los mensajes de Kelly, Aleister Crowley la llevó a un museo en El Cairo y le dijo que le señalara a Horus, siendo testigo de cómo ella lo llevó a un monumento funerario de madera, ilustrado con escenas mitológicas y jeroglíficos. Además, dicho monumento conocido como "la estela de la revelación", tenía el número 666 en el índice de piezas del museo.

Después, los días 8, 9 y 10 de Abril (Cuyos días sumados dan 9, 8 + 9 + 10 = 27; 2 + 7 = 9, el cuál según la numerología se considera el número para invocar al demonio) de 1904, entre las 12:00 p.m. y la 1:00 p.m. Aleister Crowley recibió de una entidad desencarnada llamada Aiwass o Aiwaz un capítulo por día, realizando "El libro de la Ley" o "Liber Legis" , donde expone la Ley de Thelema y el cual consta de 220 versos. Pronto la ley de Thelema se convertiría en una nueva religión y ganaría adeptos a lo largo y ancho del mundo. En relación al Liber Legis, un biógrafo escribe: "En comparación con otros textos del mundo de la religión, se trata de un libro corto y establece una ley simple, la ley de Thelema". Luego de la publicación del Liber Legis y de un diccionario cabalístico titulado Liber 777, Crowley tuvo una hija que falleció a los dos años y se separó de Kelly para entregarse a una intensa actividad sexual y a la fundación de la revista The Equinox y su orden A.A. (Astrum Argentum). El Liber Legis supone la ley de Thelema para el Nuevo Eón de Horus, que se dice que comenzó en 1904 con la recepción del texto, reemplazando al Eón de Osiris.

Crowley poco antes de morir

Las últimas palabras de Aleister Crowley serían "A veces me odio a mí mismo".

Hacia 1909, Aleister Crowley mantiene una relación homosexual con el poeta Víctor Neuburg, de esta relación surgieron revelaciones mágicas, fruto de trances alcanzados mediante al uso de drogas entonces Crowley se convirtió en el dirigente de una rama de la O.T.O. (Ordo Templi Orientis) una sociedad masónica-rosacruz fundada en 1902 por Karl Kellner para la que Aleister escribió los textos de una misa gnóstica.

Aleister Crowley en Sicilia

Más tarde Aleister Crowley fundaría la Abadía de Thelema en la población de Cefalú en Sicilia. Permaneció en una casa junto a varios de sus seguidores hasta que fue expulsado de Italia por el gobierno de Benito Mussolini, debido a la muerte de Raoul Loveday por presunta intoxicación con sustancias alucinógenas, además de que se creía que era un espía británico, creencia que Aleister Crowley no desmintió. Se dice que durante esta estancia en Sicilia, Aleister Crowley junto con un par de devotas y un pequeño grupo organizaba orgías diariamente con el objeto de potenciar ciertos rituales mágicos y era frecuente la presencia de sus amantes en las salas de emergencia de la localidad así como las desapariciones de mujeres.

El fin de Aleister Crowley

Al final de su vida, Aleister Crowley estaba en bancarrota. Murió en una casa de huéspedes en Hastings Sussex, Inglaterra, el 1° de Diciembre de 1947, atacado por el asma que padecería a lo largo de gran parte de su vida, intensificándose en sus últimos años, en los cuales se había dedicado a la publicación de sus libros y a soñar con el establecimiento de la Ley de Thelema en el mundo. En la ceremonia de incineración a la que acudieron algunos discípulos y amigos, se leyeron versos de los textos de Thelema, del Liber Legis y también de su Himno a Pan. Según la enfermera que acompañaba a Aleister Crowley en su lecho de muerte, sus últimas palabras fueron: "A veces me odio a mí mismo".

La influencia de de Aleister Crowley

La figura de Aleister Crowley ha sido retomada por múltiples figuras del medio artístico, tales como John Lennon, quien pondría el rostro de Aleister Crowley como uno de tantos en la portada del álbum Sgt. Pepper's Lonely Heart Club Band, de los Beatles. Jimmy Page, el guitarrista de Led Zeppelin compró Boleskine House, la casa que habitó Aleister Crowley durante algún tiempo.

Para las sociedades satánicas la figura de Aleister Crowley significó un avance en influencia, concretándose en la iglesia de Satán que estableció Anton Lavey en California.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Sin título

Promesa

Pensamiento Mínimo

El beso es un mordisco que aprendió educación.

Una de Mitología: Loki

Loki, es conocido por ser enemistador de Ases y mentiroso, desdicha de hombres y dioses y despreciado por todos. Loki es hermoso y bello, pero de mala naturaleza y caprichoso. Es muy astuto.

Loki

Loki, el malvado dios del fuego, ingenioso y astuto.

Dios del fuego. Loki (Lopt) era el hijo del gigante Fárbautia y de la gigante Laufey ("isla del árbol") o Nal. Loki era hermano de Byleist y de Helblindi. Loki se casó con Sigyn, él era padre de Narfi (Narvi) y de Vali. (No confundir este Vali con el hijo de Odin y de la corteza). Por medio de la gigante, Angerbonda, Loki se convirtió en el padre de Hel, diosa de la muerte; Jörmungand (Jormungand), la serpiente malvada de Misgard; y Fenrir (Fenris), el lobo gigante.

Loki era conocido como el creador de trucos y el que podía tomar cualquier forma. Aunque, su origen era el del gigante de la helada, puesto que él se hizo hermano de sangre de Odin, Loki era un miembro muy importante del Aesir. No le agradaba a ninguno de los dioses, pero se le permitía asistir a los banquetes llevados a cabo en Asgard, puesto que Odin y Loki eran hermanos de sangre. Él era el dios astuto e inventivo, a menudo ayudaba a Odín y los otros dioses, aunque a menudo causaba más destrozos de los que remediaba. Originalmente, él era un dios algo hiriente pero no se le consideraba un dios malvado. Sin embargo, Loki fue un dios que tenía el gusto de jugar bromas en los dioses y el ser humano. Como cuando cortó el hermoso cabello dorado de Sif, la esposa de Thor. Loki también apareció en la Saga de Völsunga, cuando mató al hijo de Hreidmar, nutria. Odin y Hoenir fueron sostenidos como rehenes hasta que Loki pudo encontrar el rescate para liberar a los dos dioses. Loki forzó al enano, Andvari, a entregarle todo su tesoro.

Una vez iban a construir un muro alrededor de Asgard. Se ofreció un gigante llamado Hrimthurs para construirlo a cambio de la diosa Freya, más el sol y la luna. Los dioses aceptaron con tal que acabara el muro en 6 meses, tal como les había aconsejado Loke. El gigante aceptó a condición de que le dejasen utilizar su caballo Svadilfare. El proyecto comenzó y avanzó muy de prisa. Al estar a punto de cumplirse los 6 meses, los dioses empezaron a preocuparse. No querían perder a Freya, ni al sol y a la luna, y exigieron a Loki que buscara una solución. Loki se convirtió en una yegua que distrajo al caballo Svadilfare, sin el cual el gigante fue incapaz de cumplir el plazo. Luego Loki dio a luz a un caballo con ocho piernas y se lo regaló a Odin, quien lo llamó Sleipner. Con la giganta Angerbode tuvo tres monstruos, los más terribles del universo: Fenrisulven (el lobo Fenrir), Midgardsormen (la serpiente Midgard) y Hel, la reina del infierno.

Más adelante su papel llegó a ser más oscuro y siniestro, representando al dios malvado oponiéndose a los Aesir, dioses del bien. Loki estuvo implicado en la muerte de Balder, como se explica a continuación.

Tuvo Balder el bueno unos sueños horribles sobre su muerte, lo cual comunicó a los Ases, que reunidos en asamblea decidieron protegerlo de todo mal, y a toda costa. Frigga, su madre, tomó juramento a todas las cosas para que respetaran a Balder: al agua, al fuego, al hierro y todos los metales, a las piedras y la tierra, a los árboles, a las enfermedades, a las aves, los animales, los venenos, las serpientes, etc. todo aquello que pudiera herirlo. Cuando esto se hizo y se supo, se divertían los Ases, menos Loki, poniendo a Balder en el Thing (el lugar de reunión) y arrojándole toda clase de Objetos. Piedras y flechas le eran lanzadas y nada parecía afectarle, lo golpeaban con la espada, e hicieran lo que hicieran no lo dañaban, quedando todos asombrados. Más Loki, se disgustó al ver esto y fue a casa de Frigga en Fensalir con la forma de mujer para preguntarle si sabía lo que estaban haciendo los ases en el Thing. "Ni armas ni maderas dañarán a Balder, les he tomado juramento a todas", "¿A todas?", preguntó Loki, la divinidad llena de astucia. "Al Oeste del Valhalla crece una rama mágica a la que llaman muérdago. Me pareció demasiado joven para pedirle juramento", reveló Frigga inocentemente, dándole la clave para matar a Balder a aquella en apariencia "inofensiva" mujer. Loki cogió el muérdago y lo desenterró. Fue al Thing con él. Allí estaba Hödr, apartado del círculo por ser ciego. Loki lo animó a hacerle los honores a Balder tirándole también algo, le dio la rama de muérdago y le indicó donde estaba Balder, que cayó muerto a tierra al ser golpeado por la rama. Cuando Balder cayó muerto los Ases perdieron el habla por el susto, y se miraban unos a otros tristes y con lágrimas en los ojos, y supieron inmediatamente quien lo había hecho, el maligno Loki, pero no podían vengarse porque era un lugar de tregua.

Quien más sufrió en silencio el dolor de la pérdida de Balder a causa de Loki, fue su padre Odín, que sabía lo que ésta pérdida costó a los Ases. Entonces los dioses se reunieron y Frigga preguntó quién sería el que, ganándose todo su amor y su favor, viajaría al infierno e intentaría encontrar a Balder y rogarle a Hel, la diosa de los muertos, hija de Loki, que lo devolviese a Asgard si ella lo permitía. Hermod el vigoroso, hijo de Odín, fue quien se ofreció voluntario, montó el veloz Sleipnir, el caballo de ocho cascos de Odín y partió hacia Hel.

Los Ases mientras tanto, tomaron el cadáver de Balder y lo llevaron al mar, junto a su barco Hringhorni, el mejor de todos, que pensaron utilizar como su pira echándolo al mar. Pero el barco no se movía. Entonces mandaron mensaje a Jötunheim para que viniera una giganta de nombre Hyrrokin, que llegó cabalgando un lobo y usando como brida una víbora. Saltó de su montura que tuvo que ser sujetada por tres berserker (guerreros/oso poseídos de una furia incontrolable) a causa de su furia. La giganta echó la nave al agua del primer empujón. Thor empuñó su martillo e intentó matarla, pero los dioses pidieron tregua para ella, pues los había ayudado. Llevaron el cadáver al barco junto con el de su mujer, Nanna hija de Nep, que se quebró de dolor y murió. Entonces se levantó Thor y consagró el fuego con Mjölnir, el poderoso martillo mágico y ante sus pies salió corriendo un gnomo llamado Litr al cual Thor le dio una patada y lo arrojó al fuego, muriendo. Al funeral acudieron gentes de toda Condición: Odín, con Frigga y las Valquirias y con sus cuervos, Frey con su carro tirado por el jabalí Gullinbursti, Heimdall montando a su caballo Gulltopp, Freya conducida por sus gatos, a causa de las acciones de Loki. Odín puso en la pira su anillo de oro, Draupnir, que cada nueve noches goteaban de él ocho anillos de gran peso, y también el caballo de Balder, que fue llevado a la pira con sus arreos.

Batalla de Ragnarok

Loki en su batalla, liderando las fuerzas del mal, contra Heimdall, en el Ragnarok, 'El destino de los dioses'.

Hermod cabalgó nueve noches por oscuros valles hasta que llegó al río Gjall y cruzó el puente Gjallarbun, cubierto de oro. Modgud, la doncella que vigila el puente le preguntó por qué cabalgaba hacia el infierno, si el puente no resonaba bajo él, revelando que no estaba muerto. Le indicó que Balder, a quien buscaba, había cruzado el puente y "hacia abajo y hacia el norte va el camino del infierno". Hermod cabalgó hasta las Puertas del infierno, allí desmontó, cinchó al caballo, montó y picó espuelas, y el caballo saltó tan alto por encima de las puertas que no volvió a bajar. Hermod llegó al palacio, desmontó y allí vio sentado en el escaño más alto a su hermano Balder. Pasó allí la noche y por la mañana rogó a Hel que le dejara cabalgar a Balder con él de vuelta, contándole el luto que había levantado. Hel dijo que debía demostrar que Balder era tan amado por todos como contaban; "si todas las cosas del cielo, vivas y muertas, lo lloraban, Hela soltaría a Balder, pero si una sola se negaba quedaría en Hel por siempre". Balder despidió a Hermod y le devolvió a Odín a Draupnir, y Nanna envió a Frigga linos y el anillo Fulla.

Enseguida enviaron mensajes los Ases a todas las cosas para que lloraran a Balder, a los hombres y los animales, a piedras y metales, a árboles y plantas; pero de vuelta los mensajeros encontraron en una cueva a una giganta (de nuevo Loki disfrazado) que se negó a llorarlo: Thökk llorará lágrimas secas por la pira de Balder; ni vivo ni muerto me sirvió el hijo del hombre, que guarde Hel lo suyo.

Y por eso se dice de Loki que es quien más daño ha causado a los Ases...

Para castigar a Loki, los dioses encierran al dios del fuego en una caverna. El veneno de una serpiente gotearía sobre su cabeza, causándole una enorme agonía y un espasmo tan grande, que la tierra entera temblaría. Su leal esposa, Sigyn permanecía con él, cogiendo el veneno en una taza. Sin embargo, el descanso de Loki era corto, ya que Sigyn tenía que vaciar la taza siempre que esta se llenaba, lo que daba lugar a que el veneno goteara en su cabeza otra vez. En Ragnarök (Ragnarok, el destino de los dioses), Loki escapa de su encarcelamiento, y dirige la guerra contra los dioses. Loki logra dar muerte a Heimdall, pero este a su vez también le da muerte. Snorri comparó Loki con Ulises (Odiseo), el héroe griego, por sus características de astucia e ingenio.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Sin título

lágrima

Pensamiento Mínimo

Muéstrame a una persona sin miedo y te mostraré a un idiota.

El Hombre – Lobo de Allariz

Causa del Hombre - Lobo

“Va de oficio la causa contra el hombre lobo Manuel Blanco, por varios asesinatos. Allariz, Abril de 1853”.  De esta forma tan sorprendente se inicia el extenso sumario judicial ,más de 2000 páginas manuscritas encuadernadas en 7 tomos, y en el que se detalla el primer juicio contra un asesino en serie español, y la única causa contra un Hombre-Lobo ejecutada en un Tribunal de Justicia nacional.

El caso del Hombre-Lobo de Allariz, parece extraído de un guión cinematográfico, aunque en realidad ha inspirado uno, y varias novelas. Fue José Luis López Vázquez quien dio vida a Manuel Blanco en la película “El Bosque del Lobo”, convirtiendo a Blanco Romasanta en el único asesino en serie español que ha visto sus andanzas reflejadas en la gran pantalla. Sin embargo, en este caso, la realidad supera la ficción...

Según consta en el nuevo Libro de Bautizados de la Parroquia de Sta. Eulalia de Esgos (página 30), el 18 de noviembre de 1809 nació Manuel Blanco Romasanta, hijo de Miguel Blanco y María Romasanta, en la pequeña localidad orensana de Regueiro, municipio de Esgos.

Ya el misterio más absoluto y las más insólitas circunstancias comenzaron a orbitar en torno a la vida de Manuel Blanco desde su más tierna infancia. Tanto es así que, por razones que desconocemos, fue registrado en la partida bautismal como niña, con el nombre de Manuela Blanco. (?)

El 29 de abril de 1825, con quince años de edad, Manuel Blanco recibe la confirmación, junto con sus dos hermanos José y Antonio, de manos del entonces Obispo de la Diócesis, Dámaso Iglesias y Lago.
Por esa época Manuel Blanco, un niño de inteligencia ágil y rápida, como se deduce de su destreza manual y múltiples oficios, comienza a aprender los que serían en el futuro sus "modus vivendi": tendero, sastre, buhonero, carpintero, etc.

Según el Libro de Casados -hoja 144 y ss.- y de Difuntos -hoja del libro primero- que se conservan en la Parroquia de Santa Eulalia de Esgos, Manuel Blanco -de 21 años- contrajo matrimonio con Francisca Gómez Vázquez el 3 de marzo de 1831. Sin embargo el matrimonio duraría poco, ya que la esposa de Romasanta fallecería, sin haber dejado hijos, el 23 de marzo de 1834. Exactamente tres años después de la boda. Y así, viudo con solo 24 años, Blanco Romasanta comenzará a recorrer con su tienda ambulante los caminos de Galicia primero, y de España y Portugal después. En esos viajes aprenderá a moverse con soltura por bosques, caminos y "corredoiras", en los que poco después cometería sus atroces y extraños crímenes.

 

EXTRAÑAS DESAPARICIONES EN EL PUEBLO

Corría el año 1846. Manuela García Blanco, vecina del pueblo orensano de Rebordechao (Allariz), había decidido buscar su futuro y el de su hija Petra, de 6 años, fuera de Galicia. Manuela, nacida el 15 de diciembre de 1799, pensaba encontrar en Santander una buena casa en la que servir ganando unos dineros con los que sacar adelante a su hija. Hasta entonces servía en casa de Dª Brígida Aguiar y D. Luis García, pero ahora, medio divorciada de Pascual Merrello, había decidido vender todos sus bienes y marcharse del pueblo. Y Manuel, el tendero ambulante (entre otros oficios) que tan bien conocía los caminos del país, se había ofrecido a escoltarla hasta Cantabria, donde había prometido conseguirle ese ansiado trabajo. Tras despedirse de sus hermanas, que por desgracia no tardarían en reunirse con ella, Manuela y su pequeña salieron del pueblo rumbo al norte.
Semanas más tarde, Manuel Blanco, el tendero ambulante, volvió por el pueblo. Ante las preguntas de los familiares de Manuela respondió que ella y su hija habían quedado muy bien colocadas en casa de un cura... Y otras vecinas del pueblo, alentadas por tan envidiable perspectiva de futuro, decidieron seguir los pasos de Manuela, abandonando Robordechao en compañía de Manuel Blanco “el tendero”. Poco después sería Benita García quien partiría en compañía de Romasanta, en dirección a la casa de un cura de Santander donde encontraría empleo... y más tarde Josefa García, Antonia Rua... algunas de ellas viajarían con sus hijos, de corta edad. Y ninguno de ellos volvería a ser visto con vida jamás. Pasaron las semanas, los meses y los años, y la inquietud dejó paso al temor y a la sospecha, entre los familiares de los desaparecidos. Y los rumores en torno a que algo terrible podía haber ocurrido a las mujeres y niños que viajaban con “el tendero” empezó a circular en los bosques de Galicia, llegando a oídos del mismísimo Romasanta, que decidió no volver a pisar su tierra natal, para evitar las iras de las familias, y el brazo de la Ley. Sin embargo el caprichoso destino decidió que se hiciese justicia, y por una sorprendente casualidad, el 2 de julio de 1852 Manuel Blanco Romasanta fue detenido. Ocurrió en la villa de Nombela, partido judicial de Escalona (Toledo). Por aquel entonces era normal que patrullas de jornaleros gallegos viajaran a Toledo para trabajar en la siega. Y la fortuna quiso que Martín Prado, Marcos Gómez y José Rodríguez, vecinos de Orense, estuviesen en el campo cuando vieron pasar a Manuel Blanco paseando tranquilamente. Reconocido como "el tendero" a quien se tenía en Allariz por un peligroso criminal, acudieron a la Casa Consistorial de Nombela y presentaron la pertinente denuncia ante el Alcalde. Inmediatamente, Manuel Blanco fue detenido, iniciándose ahí el único proceso judicial contra un hombre-lobo efectuado en España.


UN HOMBRE-LOBO EN EL BANQUILLO

Inmediatamente después de su detención, Manuel Blanco "...confesó de plano haber llevado hacía trece años una vida errante y criminal, y haber en efecto asesinado a las expresadas personas, con más a Antonia Rua, vecina de Castro de Loura y sus hijas Peregrina y María en las diferentes épocas y sitios que expresa de seis años a aquella parte, si bien dice obraba impulsado por una fuerza irresistible que le hacía convertirse en Lobo y acometer a las víctimas para devorarlas, cuya transformación atribuye alguna maldición de sus parientes...". Y tras el de Antonia Rua, “el tendero” confesó hasta doce asesinatos más, cometidos todos ellos, según su inverosímil declaración, bajo la forma de un lobo. Apariencia esta que adoptaba debido a una maldición familiar que le hacía perder la forma humana, siendo poseído por una feroz y cruel fuerza sobrenatural que lo obligaba a matar para alimentarse con la carne de sus víctimas... Evidentemente su primera declaración parecía el delirio de un demente. Sin embargo Romasanta resistió el examen de seis médicos y psiquiatras que certificaban su cordura legal; además se demostró que había vendido enseres personales pertenecientes a las desaparecidos; y por si esto no fuese bastante, condujo a los letrados hasta los lugares donde afirmaba haber cometido sus crímenes, siendo descubiertos restos humanos en algunos de ellos... A partir de ese instante el destino de “el hombre-lobo” estaba marcado.

Dicen los documentos: “...que ningún motivo ni causa le han dado las personas que deja mencionado para matarlas, y que sólo consecuencia de una enfermedad que le acometía varias veces, se transformaba en figura de lobo, perdiendo la de hombre, y llevado de una fuerza irresistible se echaba a las víctimas que tenía delante, las desgarraba con uñas y dientes hasta que hechas cadáveres, las devoraba y comía...”. Acaso para repartir responsabilidades, o quizás porque en su mente tales personajes realmente existieron, Romasanta incluye en su declaración a dos compañeros de fechorías. Dos malditos que, como él, sufrirían la condena del “hombre-lobo”, en compañía de los cuales habría perpetrado algunos de los crímenes que aterrorizaron a la España de mediados del siglo XIX: “... que otros dos compañeros, llamados uno don Genaro y otro Antonio, que padeciendo la misma enfermedad y sufriendo las mismas transformaciones que el declarante, y que conservando la de lobos, se han encontrado por casualidad en la Sierra del Imbernadeiro del Partido de Viana del Bollo, tomaron parte con el deponente en los asesinatos o muertes de la Manuela García, sus hermanas Benita y Josefa García, y en las de los hijos de estas, Francisco y José; que luego que recobraban otra vez la figura humana, y con ella el uso de la razón perdida, recordando lo que habían hecho cuando conservaban la de lobo, todos tres se ponían a llorar y en especial el Don Genaro mostraba un sentimiento profundo. Que el deponente conservó la figura y acciones de lobo ocho días consecutivos, y otras veces solo dos y cuatro; el don Genaro muchas veces permanecía con la misma figura de lobo, quince días, y el Antonio, cuatro, cinco, seis, y alguna que otra vez diez días...” A pesar de que la sentencia y condena contra Blanco Romasanta se limita a nueve asesinatos, “el tendero” confesó otros crímenes, algunos de los cuales, según su declaración ante el juez, habrían sido cometidos en compañía de los otros dos licántropos a los que hace alusión constantemente en su relato: “...en compañía de don Genaro y Antonio, y conservando todos tres la figura y acciones de lobo salieron al camino a una joven que venía de la feria de Viana en compañía de un hermano suyo para su pueblo de Sotelo de Val de Louro, la asaltaron, desgarraron y devoraron, aprovechando la ocasión de haberse separado un instante de su hermano... que habíamos tres o cuatro años hicieron otro tanto con una mujer de Chaguaroso, que andaba a la parte de arriba del pueblo...”

Según figura en algunos documentos del sumario, Manuel Blanco ya había sido considerado sospechoso de haber asesinado a otras personas, como Manuel Ferreiro o Vicente Fernández, sin embargo nunca fueron descubiertos los cuerpos, ni tampoco objetos personales de los mismos en poder de “el tendero”, por lo cual no pudo demostrarse que Romasanta fuese autor de esos nuevos crímenes. Sin embargo en su confesión, “el tendero” confiesa con todo detalle cómo habría también los había asesinado, esta vez en solitario. El caso acaparó la atención internacional en la época, y hasta el juzgado de Allariz se desplazaron corresponsales de prensa de otros países. Para todos resultaba inconcebible que un “buen católico” como Manuel Blanco pudiese haber cometido crímenes tan espeluznantes. Y es que “el tendero” disfrutaba en el momento de su detención, de un pasaporte especial emitido por la Santa Sede, que lo acreditaba como hombre piadoso y merecedor de toda confianza. Dice el citado documento, que obra también en poder del autor: “Y por cuanto vos Manuel Blanco, contribuisteis con la limosna de tres reales de vellón, que es la que en virtud de autoridad Apostólica hemos tasado, y recibisteis este Sumario... declaramos que se os concede y podéis usar y gozar de todas las referidas indulgencias, facultades y gracias...”
Pero, ni las apelaciones a la Santa Cruz que hizo el abogado defensor durante el proceso, pudieron evitar el veredicto de culpabilidad contra Manuel Blanco Romasanta, en cuya sentencia se enumeran los agravantes que deberían condenar a “el hombre-lobo”, a la pena capital: “Fallo: que declarando a Manuel Blanco Romasanta, tendero, reo de los nueve homicidios que forman parte del 1er cargo, con las circunstancias de haber sido ejecutadas las muertes con alevosía y premeditación conocidas, y con tal comprendido en el artículo 333 del Cod. Penal, con las agravantes de haber sido ejecutadas las muertes en despoblado y haber intervenido abuso de confianza... le debía condenar y condeno a la pena de Muerte en Garrote con la imposición de costas y gastos del juicio...”.
La sentencia condenatoria fue reflejada en la prensa internacional, para júbilo de las familias de las víctimas. Y poco después, tal sentencia era ratificada nuevamente: "FALLAMOS: que debemos cumplir y enmendar la Real Sentencia de vista de nueve de noviembre último y confirmar como confirmamos la pronunciada en seis de abril anterior por el Juez de primera instancia de Allariz en cuanto por ella condeno al repetido Manuel Blanco Romasanta, Tendero, por los nueve homicidios expresados, a la pena de muerte en Garrote, con imposición de costas y gastos del juicio, y manda entregar a los herederos de las víctimas las ropas depositadas en la (ininteligible) y dar sepultura eclesiástica a los restos humanos recogidos, absolviéndole de la instancia respecto a los demás cargos que se le hicieron, cuya pena se ejecutará con arreglo a los dispuesto en el artículos ochenta y nueve y noventa de dicho código. Le condenamos además al pago de mil reales por cada una de las expresadas víctimas a sus herederos, por vía de indemnización de perjuicios en cuanto alcancen sus bienes, y a que indemnice a los compradores de los efectos recogidos al precio que dieron por ellos con los gastos del juicio y costas al Tribunal...".
Y cuando la terrible historia del hombre-lobo de Allariz parecía haber llegado a su fin, la fortuna da un cambio de sentido radical a la trama. Hasta África había llegado la noticia del caso, y a punto de ejecutarse la sentencia contra Manuel Blanco, llega una carta fechada el 3 de julio de 1853 desde Argel, dirigida a la mismísima Reina Isabel II a través del Sr. Ministro del Estado. Dicha carta, firmada por un enigmático Mr. Philips, ruega la detención de la ejecución: "La libertad que me tomo en este momento de dirigirme a Vuestra Excelencia tiene por objeto detener, si es tiempo, la mano de la justicia española, pronta a caer sobre un desgraciado..." Así comienza la misteriosa carta que cambia el rumbo de esta historia. El tal Mr. Philips, que se definía como profesor de "electrobiología" (sin duda se refería al magnetismo animal de Mesmer, precursor de la actual hipnosis), afirmaba que veía en Manuel Blanco "...a un desgraciado acometido por una especie de monomanía conocida de los médicos antiguos bajo el nombre de licantropía".

Mr. Philips afirmaba que cualquier ser humano podía ser víctima de esa enfermedad, y aseguraba haberlo demostrado repetidas veces, habiendo provocado en personas de demostrada seriedad, trances en los que se creían lobos y otros animales, perdiendo en esos momentos el individuo la conciencia de sus actos, y moviéndose bajo el instinto de la identidad animal que le hubiese impuesto Mr. Philips. La carta en cuestión venía firmada por una decena de testigos que aseguraban haber presenciado las sesiones hipnóticas de Mr. Philips, así como varios artículos de la prensa argelina que recogían varios experimentos realizados por el hipnólogo. El enigmático "electro-biólogo" francés se ofrecía a viajar a Madrid, costeándose el viaje para demostrar a Su Excelencia sus argumentos e intentar salvar la vida del licántropo. Y lo cierto es que la sorprendente carta surtió efecto, y los argumentos del hipnólogo fueron escuchados y atendidos por la mismísima Isabel II.

Así, el 13 de mayo de 1854 se revoca la primera sentencia con una real orden que condena la hombre-lobo a una pena de cadena perpetua: “Fallamos que revocando como revocamos la sentencia de seis de abril último, consultada por el juez de primera instancia de Allariz, debemos condenar y condenamos a Manuel Blanco Romasanta, tendero, a la pena de cadena perpetua...”.

 

UN EPILOGO MISTERIOSO

Manuel Blanco, “el hombre-lobo”, dio con sus huesos en la prisión de Allariz, donde debería terminar sus días, pero parece que el destino se había empeñado en que un halo de misterio rodease este caso hasta el final. Y es que, si bien consta documentalmente que Manuel Blanco Romasanta ingresó en la prisión de Allariz, no consta que jamás saliese de ella... ni vivo ni muerto. Según las pesquisas que se han realizado tanto en Allariz como en Rebordechao o Sta. Eulalia de Esgos, no existe ninguna tumba a nombre de Manuel Blanco Romasanta.

Los historiadores orensanos que han investigado en profundidad el caso no han encontrado ningún registro del fallecimiento de “el tendero” en prisión, y tampoco consta un traslado de cárcel, un indulto, ni nada por el estilo. La pista histórica de “el hombre-lobo” simplemente se diluye en las paredes de aquella prisión, y cuentan las ancianas del rural gallego, herederas de las antiguas meigas y paisanas de la Santa Compaña, que Manuel Blanco, adoptando la forma de lobo, consiguió burlar a sus carceleros y huir a los bosques de San Mamed donde, todavía hoy, en ciertas noches de plenilunio, se puede escuchar su terrorífico aullido, mientras acecha entre las sombras a alguna joven doncella, con cuyas tiernas carnes saciar su inagotable apetito...

martes, 24 de noviembre de 2009

Sin título

Mar de Estrellas

Pensamiento Mínimo

Si estás sólo ten valor para acompañarte.

Espíritus Femeninos que encontramos en bosques y campos

Otra Velada

LAS ANJANAS

Entre los bosques cántabros, una dulce y bondadosa ninfa espera para hacer el bien siempre que puede. Cuando alguien está desesperado, le basta con invocar a esta pequeña hada para que le ayude: “Anjana blanca, ten piedad de mí. Guíame por la oscuridad y por la niebla. Líbrame de los peligros y de los malos pensamientos”.

Pequeña, de apenas medio metro de altura, de brillantes ojos negros o azules; su cabello, largo y dorado, adornado con trenzas, flores y lazos de colores; su mirada, tierna, serena, confiada. Si estás perdido sabes que ella te ayudará, mirar sus ojos te da la calma cuando crees que nada tiene solución. Vestidas con vaporosos vestidos blancos, casi una ilusión mirarlas, etéreas, como un rumor de hojas, apenas las presientes, pero sabes que están. Algunos dicen que le han visto alas transparentes, casi imperceptibles.

Entre sus objetos personales suele llevar siempre un bastón, una vara de espino con una estrella en la punta que se ilumina de noche. En él se apoya y con él hace los milagros. También son mágicas una botella que lleva con un brebaje milagroso y una capa negra que se pone el Viernes Santo.

Habita en cuevas que en su interior son palacios con el suelo de oro y las paredes de plata. Pero su medio es el bosque, ayudando a los que se pierden a encontrar el camino de vuelta, o con su brebaje milagroso socorriendo a los enfermos, cuidando los rebaños, limpiando las fuentes y arroyos. Dicen que conoce el lenguaje de la naturaleza, que conversa con los animales y las fuentes. Le conmueven los que sufren y las personas de conducta intachable. Premia a las personas generosas, de buen corazón, pero también castiga si alguien la desobece.

Cuentan que hace muchos años, un cazador iba por el bosque enfadado porque no había logrado cazar nada. Entró en el bosque y, lleno de rabia, empezó a disparar a todos los pajarillos que a su alrededor cantaban y saltaban. Después de varios disparos, apareció una liebre cruzándose entre sus pies. El cazador se revolvió y empezó a dispararle, pero no lograba acertar, lo que aumentaba su rabia. Sorprendido vio cómo la liebre se transformó en una bella joven que le miraba sonriendo. El cazador la observaba desconfiado y se acercó a la joven, pero ella no se movió. El cazador continuaba acercándose, pero la joven tampoco se movía. Llevado por la excitación comenzó a abrazarla y besarla, y la joven se dejaba. Empezó a sentir que el calor le inundaba el cuerpo, y cada vez sentía más calor, y calor, y calor. Abrió los ojos y descubrió que la joven había desaparecido. Entre sus brazos sólo ardía un enorme fuego. Notaba las quemaduras en la piel, en la cara, en las manos. Corriendo como si llevara el demonio con él atravesaba el bosque buscando un arroyo, se tiró mientras sentía el agua fría calmando sus heridas. Entonces pensó que nunca más volvería a cazar.

Pero las buenas hadas también reciben castigos. Las anjanas tienen una prohibición, enamorarse de los hombres. Y ya sabemos que el amor no siempre entiende de leyes, y a veces se enamoran. El castigo es siempre terrible. Si una anjana transgrede la ley y convive con un hombre, nunca hallará la paz ni el sosiego, los perseguirán las desgracias. Será un amor trágico, condenados eternamente a amarse y nunca encontrarán la felicidad. Cuando tengan sed no podrán beber, si tienen hambre no encontrarán comida, si tienen frío no encontrarán dónde refugiarse. Y desearán la muerte, pero ésta no les llegará nunca. Y se verán obligados a errar eternamente, juntos, sin saciar nunca ni el hambre, ni el frío, ni la sed. Eternamente juntos y desgraciados.

LAS DAMAS VERDES

Casi invisibles y camufladas por unas largas túnicas verdes, se esconden unas bellas hadas dispuestas a divertirse a costa de los humanos. Conocidas como las Damas Verdes, viven estos seres felices entre los bosques y prados del Este de Francia.

Su característica más definida es su extremada belleza, pero más que una virtud es un calvario para el mortal que cae en sus garras. Altas, rubias, aladas, hermosas y adornadas con joyas, saben cómo explotar al máximo su belleza para atraer a los hombres. A modo de juego les gusta enamorarlos y hacerlos sufrir terriblemente. Son etéreas, ligeras, casi invisibles, lo que resalta aún más su misterio y atractivo.

Como su moral es distinta de la de los hombres, no ven maldad en extraviar a los viajeros por los bosques, burlarse de los jóvenes o colgarlos de los árboles por los pelos. A diferencia de otras hadas no se muestran generosas con los mortales y, si en alguna ocasión ayudan a un hombre, es siempre a cambio de un favor.

Y aunque uno piense que más vale alejarse de ellas, se las ve tan hermosas, tan lindas, tan dulces, que uno cree que no se les ocurrirá hacerte daño, y además, ¿quién se resiste a los encantos de estos seres, con lo fáciles de engañar que son los hombres?

LAS DAMAS BLANCAS

Entre los bosques holandeses, daneses y alemanes, unas hermosas damas cuidan de los hombres que se han perdido. Altas y delgadas, de largos cabellos rubios, dulces ojos azules y túnicas de gasa blanca, apenas se muestran a los ojos humanos. Aún más etéreas que las damas verdes, son muy difíciles de ver. Dicen que sólo se pueden ver si las sorprendes besando a un niño y tienes la suerte de haber nacido en domingo o posees un talismán élfico; el resto de los mortales tenemos que conformarnos con su ayuda.

A las damas blancas les gusta vivir en los bosques de la Europa más fría, y sobre todo si están nevados, donde pasan más desapercibidas. Para alojarse eligen los árboles de Alemania y Austria, los antiguos castillos y las cuevas cerca de las aldeas.

Siempre están dispuestas a ayudar a los humanos, a quienes protegen cuando se han perdido o están desesperados; acompañan a las mujeres en el parto; calman las tempestades e incluso dan regalos a los hombres. Estas pacíficas hadas, sin embargo, también conocen el odio y la rabia. Si alguien las ofende o las molesta, le hielan el corazón con la mirada, y detestan los avances técnicos sobre todas las cosas.

Son muchas las leyendas que se cuentan sobre la aparición de una bella mujer vestida de blanco que viene a ayudar a los hombres y, en ocasiones, les advierte con mensajes y adivinaciones.

Probablemente las hadas madrinas de los cuentos han tomado de estos seres muchas de sus características, siempre de blanco y presentándose ante quienes las necesitan.

LAS GUARDIANAS DE LOS BOSQUES EUROPEOS

Silvadora Las hadas, como espíritus femeninos de la naturaleza que son, tienden siempre a proteger el medio en el que se encuentran. Entre los bosques habitan unas mujeres de gran belleza al cuidado de los animales y árboles, aunque dependiendo de la zona se les denomina de un modo u otro. En Italia, en los Alpes, las Aguane se alzan como las protectoras de su territorio; en los bosques de Europa Central son las Vile las encargadas de que el ser humano no se adentre en sus dominios, y las Seligen son las guardianas de los bosques austriacos, alemanes y suizos.

En los Alpes italianos las Aguane, vestidas con piel de animales, son las encargadas de cuidar los prados y las corrientes de agua. Dicen que son bonitas, de pelo largo, aunque no tan hermosas como las damas verdes o las Vile, y cuentan que tienen un defecto, sus pechos son muy largos y sus pies están invertidos.

Las Aguane, a diferencia de las otras guardianas de los bosques, son amables con el hombre y se reúnen con ellos, pero siempre que éstos se muestren cuidadosos con la naturaleza. Si un Aguane sorprende a un hombre enturbiando sus aguas o tocando sus árboles, le enreda los pies con sus cabellos y lo arrastra bajo el agua ahogándolo. A veces, dependiendo del daño infringido por el hombre, ésta puede llegar incluso a llevarlo a su cueva donde lo viola para luego devorarlo. Si por el contrario una Aguane encuentra a hombres humildes y trabajadores, se acercará a ellos para ayudarles en el campo o simplemente buscando conversación. No hay que tener miedo si nuestra intención es buena, ellas siempre lo detectan.

Mortales para el hombre suelen ser unas hadas de fascinante belleza que habitan los bosques de Europa Central, las Vily o Vile, en singular Vila. Las Vile suelen destacar por sus largos cabellos, que pueden llegar a cubrirles los pies, de color dorado o castaño rojizo. Sus cuerpos son esbeltos y flexibles, sus ojos brillantes. Como la mayoría de las hadas, contrarrestando su belleza, en ocasiones pueden tener algún defecto físico. De las Vily yugoslavas dicen que pueden tener pies de cabra.

Prefieren para vivir los lugares elevados, por eso entre los bosques prefieren aquéllos que estén en montañas o en picos escarpados. Conocidas como las señoras de los bosques, protegen a los seres que habitan en ellos de modo obsesivo. Cuidan los rebaños, los ríos y bosques, y conocen tan bien a los animales que en él habitan, que hablan su mismo idioma. Si un humano se atreve a dañar a uno sólo de sus animales la Vila se muestra inflexible, y según el daño que haya causado depende su castigo, llegando hasta la muerte.

Aunque podemos pensar que es vengativa o peligrosa, en ella sólo hay una protección de los suyos. Si un humano no le causa confianza trata de alejarlo de su territorio, al precio que sea. En cambio también pueden ayudar a los hombres que la necesitan, así no dudan en ofrecer sus conocimientos sobre las plantas para curar las enfermedades, ayudar en la siembra o resucitar a los muertos.

También guardianas de los bosques, pero más benevolentes con los hombres, se muestran las Seligen. Originarias del Tirol, las Seligen habitan los bosques austriacos, alemanes y suizos. Como las Vile, protegen los bosques y los animales que en él viven, pero al contrario que éstas ayudan a los hombres en sus tareas. Cuando los campesinos están segando les ayudan en su labor. Son muy trabajadoras, ordeñan y guardan el ganado, hacen crecer las cosechas más deprisa o siegan a gran velocidad.

Es frecuente verlas por los bosques protegiendo a los gamos y ciervos de los cazadores, pero en lugar de hacer daño al hombre para evitar que hieran a sus animales, las Seligen prefieren proteger a los suyos errando los disparos.

Aproximadamente de un metro y medio de altura, cabello largo y rubio y de ojos azules, apenas se diferencian de las mujeres de la zona, excepto por la altura. Les gusta la danza, jugar con sus animalitos y vivir en paz.

Últimamente casi en extinción, las Seligen corren un gran peligro en los bosques por culpa de los Wilde Männer u Hombres salvajes, unos gigantes que disfrutan arrasando el bosque y arrancando árboles y plantas, y que tratan a toda costa de acabar con estos dulces seres. Las persiguen por los bosques hasta que logran alcanzarlas y darles muerte. Sólo hay un modo de salvarlas. Si un hombre marca en el tronco del árbol tres cruces, esta marca sirve de protección para las Seligen contra sus enemigos. Con esta marca los Wilde Männer pierden su poder. Así, los hombres y las Seligen viven en paz ayudándose mutuamente. Sólo tres cosas pueden alejarlas de los hombres: que les toquen el pelo, las maldigan o las llamen por su nombre propio, entonces desaparecen.

LAS DRÍADES

“Dríade” es el nombre con el que se conoce a las ninfas de los bosques. La vida de estas pequeñas ninfas está siempre ligada al árbol en el que han nacido, al que cuidan durante toda su vida y con el que morirán si éste muere.

Los humanos pensamos equivocadamente que no ocurre nada por talar un árbol, arrancarle una hoja, quemarlo o arañarlo para poner corazoncitos. Esto es porque creemos que sólo nosotros tenemos vida y conocemos el dolor. Pero no es así, porque si talamos el árbol en el que habita una dríade, también estamos matándola a ella.

Los dioses de la mitología griega ya protegían a estos pequeños seres y, para que nadie se atreviera a matarlas, castigaban fuertemente a aquéllos que destruían los árboles. De este modo aprendían los griegos que debían respetar la naturaleza.

En cuanto a su apariencia, las dríades son unas jóvenes y hermosas ninfas, de cuerpo esbelto y ojos dorados, que adoran la música y la danza. Cuentan que su voz es muy armoniosa y que les fascina cantar, pero su voz se entremezcla con el rumor de los árboles, por lo que son muy difíciles de descubrir.

Para poder ver a un hada, hay que prestar mayor atención a la naturaleza y fijarnos en cada detalle. Si escuchamos un leve murmullo que parece una melodiosa voz, probablemente próxima a nosotros se encuentre una dríade.

LAS HADAS DIMINUTAS

Bajo este epígrafe voy a reunir a distintos tipos de hadas que tienen en común su pequeña estatura y su ternura. Aunque una de las características principales de las hadas es que pueden cambiar de tamaño, no podemos decir lo mismo de estas pequeñas hadas, porque son tan diminutas que no poseen esta particularidad, y si en algún momento logran cambiar de tamaño es para hacerse aún más chiquitas.

Entre las hadas pequeñitas algunas son muy conocidas, como las llamadas gente menuda de Cornualles, un condado del suroeste de Inglaterra. Es un lugar privilegiado; una península rodeada por un lado del Océano Atlántico y por el otro por el Canal de la Mancha. El clima es templado y destacan por su belleza los acantilados rocosos y la rica vegetación de la zona. También destaca Cornualles por la abundancia de dólmenes que contiene. Este paradisíaco lugar, últimamente convertido en centro turístico, fue el que eligieron estas diminutas hadas para vivir hace muchos años.

La gente menuda de Cornualles son pequeños seres de gran corazón y muy queridos por el pueblo. Son muy pequeñas y sólo pueden adoptar forma de pájaro, pero cada vez que cambian de aspecto al volver al suyo original disminuyen de tamaño. Dicen que pueden menguar tanto que llegan a convertirse en hormigas, y entonces se les conoce como Muryans, pero ésta es su última fase antes de desaparecer de la tierra. Es tal la protección a estos seres en Cornualles que se considera terrible matar a una hormiga, porque podrías estar matando a una Muryan...

Estos tiernos seres viven bajo tierra, y salen a los lugares floridos para celebrar sus fiestas cuando hay luna. Entonces los ves corriendo por los prados. Les gusta la danza y el baile, y los pescadores cuentan que si de noche te acercas mucho a la costa puedes ver centenares de lucecitas y música celestial. Se trata de las pequeñas hadas que han salido a bailar.

Son criaturas bondadosas que sufren con la soledad, por eso es frecuente verlas acompañando a ancianos y a enfermos que no pueden salir de sus camas. Entonces aparecen estos pequeños seres y los alegran con sus saltos y sus bailes. ¡Cuántas veces desearíamos que nos acompañara un hada cuando estamos solos y tristes!

Otros seres diminutos muy simpáticos son las Portunes. Aparecen con frecuencia en los relatos medievales y tienen el tamaño de un dedo. Las Portunes son pequeñas hadas agrícolas, también bondadosas con los hombres, a los que ayudan en el campo. Les gusta la vida pacífica y se divierten gastando bromas, pero bromas siempre inocentes. Entre éstas se cuenta que si descubren a alguien durmiendo en el campo comienzan a dar saltitos en su cara para despertarlos o se meten en sus sueños.

Otras hadas minúsculas son las Skillywidden, tan pequeñas que ni siquiera pueden cambiar de tamaño.

Campanilla Pero sin duda, la más conocida por todos es Campanilla, el hada protagonista de Peter Pan. En la versión de Disney, Campanilla es una damita juguetona y celosa, va vestida de verde y tiene dos pares de minúsculas alas, el segundo más pequeño, que le permite volar y moverse a una velocidad increíble. Sus orejitas son puntiagudas y la rodea un halo de polvo dorado que le da poder y así, cuando el niño pequeño quiere hacer volar a la perra nana para que les acompañe, agarra a Campanilla y la sacude haciendo caer su polvo dorado sobre el animal, que en ese momento empieza a volar. Campanilla no es mala, sólo traviesa, pero por culpa de los celos que siente hacia Wendy es capaz de poner en peligro la vida de sus amigos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Sin título

¿Cariño?

Pensamiento Mínimo

Un hombre no puede acostarse con todas las mujeres del mundo... pero debe intentarlo.

Una de piratas

El incierto final del pirata Avery

Henry Avery Henry Avery (o Everey), también llamado John Avery o “Long Ben”, solo necesitó un año de navegación bajo el Alegre Roger para convertirse en el pirata más célebre de su tiempo. Fue también uno de los pocos en toda la historia de la piratería que no murieron en combate o ajusticiados; tras su golpe más exitoso, desapareció hábilmente del mapa para no volver a asomar la nariz nunca más. Aunque nadie sabe qué fue de él, todas las hipótesis apuntan a que logró vivir lo suficiente como para disfrutar del botín obtenido.

Avery nace en Plymouth en torno a 1660. Gasta gran parte de su juventud trabajando para diversos barcos mercantes, largos años durante los cuales se consume poco a poco mientras ve cómo su talento se desperdicia en una vida sin expectativas. Pero la situación terminaría por cambiar: a principios de 1694 logra enrolarse como primer oficial en el Carlos II, barco de nada menos que 46 cañones bajo el mando del corsario Gibson.

Las autoridades españolas habían contratado al Carlos II, aprovechando una época de paz con Inglaterra, con el objetivo de incorporarlo a la flota que protegía los galeones americanos. Así el Carlos II viaja primero a La Coruña, y después pasa al puerto de Cádiz, en donde espera órdenes de zarpar hacia el Nuevo Continente. Pero estas no dan llegado, y la tripulación se impacienta. Suenan conversaciones en voz baja; se forman corrillos que se disuelven al acercarse el capitán…

Finalmente estalla el motín, a la cabeza del cual se encuentra nuestro Henry Avery, para quien por fin ha llegado su oportunidad. Y no la dejará pasar. El día termina con el capitán Gibson y sus oficiales en un diminuto chinchorro, lanzando juramentos mientras ven a su antiguo navío alejarse a todo trapo hacia mar abierto.

Avery, nuevo capitán del Carlos II, ahora rebautizado como Fancy y bajo bandera pirata, pone rumbo hacia el sur, al cabo de Buena Esperanza. Cerca de Cabo Verde inaugura su actividad piratil apresando a dos barcos ingleses y otro danés que transportaban madera. Poco después, en las costas de Guinea, capturan un barco negrero, el cual se limitan a desvalijar, ya que para vender a los esclavos tendrían que navegar hasta el Caribe, y Avery tiene otros planes: pretende hacer fortuna en las costas de Arabia.

Doblan el cabo de Buena Esperanza y, sin mayores contratiempos, llegan a la isla de Madagascar, en donde se les unen otros barcos piratas, entre ellos la balandra del capitán Thomas Tew, conocido como “El pirata de Rhode Island”. Avery dirige su pequeña flota hasta el cabo Guardafui, en las cercanías del cual se disponen a acechar a los barcos que incautamente entran y salen del mar Rojo.

Una mañana de finales de agosto, dos barcos de importante tamaño tienen la desgracia de amanecer en las cercanías del Fancy. Se trataba del Ganj-I-Sawai, el mayor barco de la flota del Gran Mogol, y su navío escolta, los cuales conducían a elevados personajes del imperio mogol en peregrinación desde la India a La Meca.

Tras rendir su escolta sin demasiado esfuerzo (aunque con la baja del capitán Tew), Avery acosa al Ganj-I-Sawai. El navío indio es mayor y está mejor armado que el suyo, pero la suerte sonríe a los piratas: uno de los cañones del Ganj-I-Sawai estalla, dañando su puente y generando una gran confusión. La siguiente andanada del Fancy, ya casi pegado en paralelo a su oponente, desarbola el palo mayor de este. Avery ordena el abordaje, a pesar de que los suyos están en inferioridad numérica. Pero no se equivoca. Tras una cruenta lucha de más de dos horas los indios se ven obligados a rendirse.

El botín saqueado es enorme. El Ganj-I-Sawai transportaba en su bodega cofres y cofres de oro y joyas que tras el reparto dejan a cada pirata 1000 libras de beneficio; suficiente como para retirarse del pillaje marítimo y llevar una vida acomodada. Lo malo es que la acción ha causado un importen conflicto diplomático entre el Gran Mogol e Inglaterra, por lo que las autoridades inglesas ponen precio a la cabeza de Henry Avery y su gente. El Fancy se separa entonces de sus aliados, y aquí comienza a difuminarse la pista del capitán Avery.

Parece ser que su barco regresó al Atlántico y peregrinó por distintos puertos americanos hasta que encontró uno en el cual, sobornos mediante, los piratas pudieron desembarcar. Tras adoptar nombres falsos, se dispersaron por el territorio americano. Veinticuatro de ellos intentaron regresar a Inglaterra, pero al llegar fueron descubiertos, detenidos y juzgados. Seis de estos murieron en la horca, y los demás fueron deportados a la colonia de Virginia.

¿Pero qué fue del audaz Henry Avery? Algunos afirman que, vía Irlanda, también regresó a Inglaterra, en donde al principio corrió mejor suerte que sus compañeros. Dicen que adoptó el nombre de Benjamín Bridgeman y se hizo pasar un terrateniente que había hecho fortuna en las Barbados. Poco a poco su fortuna se fue evaporando, primero porque él mismo la malgastó, y después porque unos mercaderes descubrieron su auténtica identidad y le chantajearon con denunciarlo. Finalmente murió en las calles de Londres en la más absoluta miseria, sin ni siquiera dinero para pagar su propia lápida.

Pero existe otra versión más romántica sobre su destino. Según esta historia, en el Ganj-I-Sawai viajaba también una hija del Gran Mogol, y entre ella y el pirata Avery surgió el amor. Henry Avery no volvió a subir al Fancy, se quedó en Madagascar, donde se casó con esta princesa. Nunca regresaría a la civilización occidental, sino que vivió hasta el fin de sus días en alguna isla del Índico, rodeado de un lujo principesco y con la feliz compañía de su esposa.

A pesar de que una de estas dos historias pueda parecer más verosímil que la otra, ambas son igualmente legendarias. Puede el lector, por tanto, quedarse con el final que más le guste.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sin Título

Mirada

Pensamiento Mínimo

Fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.

La Atlántida: Un recuerdo persistente

Platón La tradición de la gran inundación, tal como aparece en el Génesis, es común a los babilonios, persas, egipcios, a las ciudades-estado de Asia Menor, Grecia e Italia y a otras situadas en torno al Mediterráneo y al Mar Caspio, en el Golfo Pérsico e incluso en la India y China.

Resulta verosímil que los relatos sobre una gran inundación y sobre la supervivencia de seres elegidos por Dios o los dioses para continuar la civilización mediante la construcción de un barco de salvamento antes de la irrupción de las aguas se difundieran por Asia a lo largo de las grandes rutas caravaneras. Más difícil resultaría, sin embargo, explicar la similitud entre las antiguas leyendas célticas y noruegas. Pero, ¿cómo explicar que los indios americanos del Nuevo Mundo tengan sus propias leyendas, completas y análogas, sobre la inundación, en las que se afirma frecuentemente que su salvación se debió a que llegaron a sus nuevas tierras navegando desde Oriente?
De ahí que, al estudiar estas leyendas, surge un hecho evidente y extraordinario: todas las razas parecen contar la misma historia. Es concebible que los pueblos mediterráneos hayan conservado una tradición acerca de un desastre común, pero ¿cómo habrían llegado los indios de los continentes americanos a conocerla y a poseer leyendas casi idénticas? Por ejemplo, según los antiguos documentos aztecas, escritos en jeroglíficos, el Noé de los cataclismos mexicanos fue Coxcox, también llamado Teocipactli, o Tezpi. El y su mujer se salvaron en un bote o balsa fabricado con madera de ciprés.

Se han descubierto pinturas que narran el diluvio de Coxcox entre los aztecas, miztecas, zapotecas, tlascalanos y otros pueblos. La tradición de estos últimos muestra coincidencias todavía más asombrosas con la historia que conocemos a través del Génesis y de fuentes caldeas. Cuenta cómo Tezpi y su mujer se embarcaron en un espacioso navio, junto a diversos animales y con un cargamento de granos cuya conservación era esencial para la supervivencia de la raza humana. Cuando el gran dios Tezxatlipoca dispuso el retiro de las aguas, Tezpi mandó un buitre volando desde la balsa y el ave, que se alimentó de los cadáveres con que estaba cubierta la tierra, no regresó. Tezpi envió a otros pájaros y el único que volvió fue el colibrí, que trajo una rama muy frondosa en su pico.

Viendo entonces que el campo comenzaba a cubrirse de vegetación, dejó su balsa en la montaña de Col-huacán.
El Popol Vuh es una crónica maya-quiché escrita en jeroglíficos mayas. El original fue quemado por los españoles en la época de la conquista, pero luego el texto fue transcrito de memoria al alfabeto latino. Esta leyenda maya dice:

“Luego las aguas fueron agitadas por voluntad del Corazón del Cielo (Hurakán) y una gran inundación se abatió sobre las cabezas de estas criaturas... Quedaron sumergidas, y desde el cielo cayó una sustancia espesa como resina... la faz de la Tierra se oscureció y se desencadenó una lluvia torrencial que siguió cayendo día y noche... Se escuchó un gran ruido sobre sus cabezas, un estruendo como producido por el fuego. Luego se vio a hombres que corrían y se empujaban, desesperados, querían trepar sobre sus casas y las casas caían a tierra dando tumbos, trataban de subir a las grutas (cavernas) y las grutas se cerraban ante ellos... Agua y fuego contribuyeron a la ruina universal, en la época del último gran cataclismo que precedió a la cuarta creación...”

Los primeros exploradores de América del Norte consiguieron transcribir la siguiente leyenda de las tribus indígenas que vivían en torno a los grandes lagos:

“En épocas pasadas, el padre de las tribus indígenas vivía en dirección al sol naciente. Cuando le advirtieron en un sueño que iba a desencadenarse un diluvio sobre la tierra, construyó una balsa, en la que se salvó junto a su familia y todos los animales. Estuvo flotando de esta manera durante varios meses. Los animales, que en esa época podían hablar, se quejaban abiertamente y murmuraban contra él. Por fin apareció una nueva tierra, en la que desembarcó con todos los animales, que desde aquel momento perdieron el habla, como castigo por sus murmuraciones contra su salvador”.

George Catlin, uno de los primeros estudiosos de los indios de los Estados Unidos, cita una leyenda cuyo principal protagonista es conocido como “el único hombre” que “viajaba” por la aldea, se detenía frente a cada vivienda y gritaba hasta que el propietario salía y preguntaba qué ocurría. Entonces, el visitante respondía relatando “la terrible catástrofe que se había abatido sobre la Tierra, debido al desbordamiento de las aguas” y decía que era la “ única persona que se había salvado de la calamidad universal”, que había atracado su gran canoa junto a una gran montaña situada al Oeste, donde ahora vivía, que había venido para instalar una tienda a la que cada uno de los dueños de las casas de la tribu debía llevar una herramienta afilada con el objeto de destruir la tienda, ofreciéndola como sacrificio a las aguas, ya que con herramientas afiladas se construyó la gran canoa y si no se hiciera así, habrá otra inundación y nadie se salvará.

Uno de los mitos de los hopi describe una tierra en la que existían grandes ciudades y en la que florecían las artes. Pero, cuando las gentes se corrompieron y se volvieron belicosas, una gran inundación destruyó el mundo.

“La tierra fue batida por olas más altas que las montañas, los continentes se partieron y se hundieron bajo los mares”. La tradición de los iroqueses sostiene que el mundo fue destruido una vez por el agua y que solamente se salvaron una familia y dos animales de cada especie.

Los indios chibchas, de Colombia, conservan una leyenda según la cual el diluvio fue causado por el dios Chibchacun, a quien Bochica, el principal dios y maestro civilizador, castigó obligándole a llevar para siempre la tierra sobre las espaldas. Los chibchas dicen también que los terremotos se producen cuando Chibchacun pierde el equilibrio. (En la leyenda griega, Atlas soportaba sobre sus espaldas el peso del cielo y ocasionalmente también el del mundo.)

En la leyenda chibcha sobre la inundación existe otra notable analogía con la leyenda griega. Con el fin de liberarse de las aguas que inundaron la tierra después del diluvio, Bochica abrió un agujero en la tierra, en Tequendama, algo semejante a lo que ocurrió con las aguas de la inundación de la leyenda griega, que desaparecieron por el orificio de Bambice.

Estas leyendas son en general tan similares a las nuestras, que resulta difícil pensar que eran habituales antes de la llegada del hombre blanco al Nuevo Mundo. Los invasores españoles del Perú descubrieron que la mayoría de los habitantes del imperio inca creían que había habido una gran inundación, en la que perecieron todos los hombres, con excepción de algunos a quienes el Creador salvó especialmente para repoblar el mundo.

Una leyenda inca acerca de uno de esos sobrevivientes señala que conoció la proximidad de la inundación al observar que sus rebaños de llamas miraban hacia el cielo fijamente y con gran tristeza. Avisado por estas señales, pudo trepar a una alta montaña, donde él y su familia se pusieron a salvo de las aguas. Otra leyenda inca afirma que la duración de las lluvias fue de sesenta días y sesenta noches, es decir, veinte más que los que se mencionan en la Biblia.

En la costa oriental de Sudamérica, los indios guaraníes conservan una leyenda que dice que, al comenzar las lluvias que habrían de cubrir la tierra, Tamenderé permaneció en el valle, en lugar de subir a la montaña con sus compañeros. Cuando se elevó el nivel de las aguas, trepó a una palmera y se dedicó a comer fruta mientras esperaba. Pero las aguas siguieron subiendo, la palmera fue arrancada de raíz y él y su familia navegaron sobre ella mientras la tierra, el bosque y finalmente las montañas desaparecían. Dios detuvo las aguas cuando tocaron el cielo y Tamenderé, que ahora había flotado hasta la cumbre de una montaña, descendió al escuchar el ruido de las alas de un pájaro celestial, señal de que las aguas se estaban retirando y comenzó a repoblar la tierra.

Los Noés del Mediterráneo, de Europa y del Oriente Medio nos son más conocidos, gracias a documentos escritos. Por ejemplo, Ut-Napshtim, de Babilonia; Baisbasbate, el sobreviviente de la inundación de que se habla en el Mahabarata, de la India; Yima, de la leyenda persa, y Deucalión, de la mitología griega, que repoblaron la tierra arrojando piedras que se convirtieron en hombres. Aparentemente, no hubo un solo Noé sino muchos, cada uno de los cuales, según la tradición, ignoraba la existencia de los otros. En todos estos casos, la razón por la que se produjo el diluvio es casi siempre la misma: la Humanidad se tornó malvada y Dios decidió destruirla. Pero, al mismo tiempo, resolvió que una buena pareja o una familia volvieran a empezar.

Este recuerdo común acerca del gran diluvio sería sin duda compartido por los pueblos de ambos lados del Atlántico, si la Atlántida se hubiese hundido en la catástrofe descrita por Platón. No sólo habrían crecido las mareas en el mundo entero, sino que las tierras bajas habrían quedado sumergidas y las tormentas, tempestades, vientos desatados y terremotos habrían llevado a los observadores a creer que estaba llegando realmente el fin del mundo. Y el capítulo séptimo del Génesis ofrece un testimonio particularmente vivido del fenómeno conjunto del incremento del nivel del agua y las lluvias:

“El mismo día se rompieron todas las fuentes de la gran profundidad y se abrieron las ventanas del cielo...”

Aztlán

Representación azteca de Aztlán, la patria original, según aparece dibujada en un manuscrito ilustrado posterior a la conquista.

 

 

Estas leyendas compartidas por tantos pueblos, acerca de una gran inundación podrían aludir al hundimiento de la Atlántida o al desbordamiento del Mediterráneo, o tal vez a ambos. Sin embargo, además de esas tradiciones comunes, debemos tener en cuenta la cuestión del nombre mismo, es decir, los nombres que se atribuyen al paraíso terrenal o al lugar de origen de la nación o tribu, que resultan especialmente asombrosos en las tradiciones de los indios de América del Norte y del Sur, como hemos visto en los casos de Aztlán y Atlán, Tollán y muy notables al otro lado del Atlántico.

Allí encontramos la similitud de los nombres de las tierras perdidas, como Avalon, Lyonesse, Ys, Antilla, la isla atlántica de las siete ciudades y en el antiguo Mediterráneo, Atlántida, Atalanta, Atarant, Atlas, Auru, Aalu y otras que hemos detallado en el capítulo I. Todas estas leyendas se refieren a un territorio hundido bajo el mar.

Reviste gran importancia la consideración de que incluso algunas de esas razas conservan tradiciones en las que se afirma que son descendientes de los atlantes o al menos que sus antecesores se vieron culturalmente influidos por ellos. Esto es así especialmente en el caso de los vascos del Norte de España y de la Francia sudoccidental, cuyas lenguas no guardan relación con las demás lenguas europeas. Los bereberes todavía conservan tradiciones acerca de un continente situado en Occidente y su lenguaje tiene ciertas similitudes con el vasco.

En Brasil, Portugal y en parte de España, está muy extendida la creencia acerca de la existencia de la Atlántida, lo que resulta lógico cuando uno piensa que, si la islacontinente verdaderamente existió, la parte occidental de la Península Ibérica fue la zona de Europa más cercana a ella.

La Atlántida, de Jacinto Verdaguer, publicada en 1878, largo poema que se ha convertido en uno de los clásicos catalanes, es sólo una de las numerosas creaciones literarias de autores que se consideran directa o indirectamente descendientes del continente perdido.

Tiene cierto encanto, por ejemplo, leer en un periódico portugués de nuestros días que el Jefe del Estado ha hecho una visita a “os vestigios da Atlántida” (los vestigios de la Atlántida). Con ello se alude, naturalmente, a las islas Azores. En las Azores existen tradiciones acerca de la isla-continente, pero, sin duda, fueron transmitidas por los portugueses, que encontraron las Azores deshabitadas. Los habitantes de las islas Canarias eran una raza blanca primitiva, como señalaron los primeros exploradores españoles —que conocían la escritura— y que contaban con tradiciones que les señalaban como sobrevivientes de un imperio isleño anterior. Su supervivencia concluyó con su redescubrimiento, ya que fueron exterminados en una serie de guerras con los invasores españoles. A consecuencia de ello se ha perdido lo que podría haber sido un fascinante y tal vez único vínculo directo entre la Atlántida y nuestra época.

Los pueblos celtas del oeste de Francia, Irlanda y Gales guardan recuerdos de antiguos contactos con las gentes de las tierras del mar. En Bretaña existen muy antiguas “avenidas” de menhires, colosales piedras verticales que descienden hasta el borde del Atlántico y continúan bajo el mar. Si bien ni siquiera los más entusiastas “atlantólogos” han sugerido que estos “caminos” submarinos pueden conducir a la Atlántida, lo más probable es que realmente llevasen a los campamentos galos cercanos a la costa y que ahora están sumergidos, ya que la costa francesa ha retrocedido considerablemente desde que fue colonizada. Sin embargo, en un sentido espiritual, podríamos tener razón al considerar que esos caminos llevan, efectivamente, a la Atlántida, ya que señalan una dirección que nos conduce a un lugar que existe en el recuerdo y llaman nuestra atención sobre los territorios perdidos bajo el mar.

Si existió la Atlántida, y si su civilización fue realmente destruida, ¿por qué no se organizaron operaciones de búsqueda más completas para averiguar lo que había ocurrido? Tal vez para quienes vivieron en aquella época era como si hubiera sobrevenido el fin del mundo y por tanto, pensaban que se debía evitar aventurarse por el Atlántico.

Por los conocimientos de que disponemos ahora, los fenicios, a quienes algunos especialistas consideran sobrevivientes de la Atlántida, y sus descendientes los cartagineses fueron los únicos antiguos navegantes que se adentraron en el Atlántico, más allá de Gibraltar. Aquellos marinos tuvieron grandes dificultades para mantener en secreto sus provechosas rutas comerciales y para impedir que los romanos y otros posibles competidores “interfirieran” en su tráfico. Se sentían muy deseosos de perpetuar la referencia platónica a que el mar no era navegable y resultaba impenetrable en aquellos lugares “porque hay una gran cantidad de barro en la superficie, provocado por los residuos de la Isla ...”

Según el poeta Avieno, el almirante cartaginés Himilco hizo la siguiente descripción de un viaje que llevó a cabo por el Atlántico en el año 500 a.C.:

Tan muerto es el perezoso viento de este tranquilo mar, que no hay brisa que impulse el barco... entre las olas hay muchas algas, que retienen el barco como si fuesen arbustos... el mar no es muy profundo y la superficie de la tierra está apenas cubierta por un poco de agua... los monstruos marinos se mueven continuamente hacia atrás y hacia adelante y hay algunos monstruos feroces, que nadan entre los navios que se deslizan lentamente...

Otro de los documentos de la Antigüedad relacionado con la Atiántida es la Descripción de Grecia, de Pausanias, donde cita a Eufemos, el cariano (fenicio). Como podrá verse, el informe de Eufemos previene contra cualquier viaje por el Atlántico, pero especialmente hace la advertencia de que las mujeres no debían hacerlo de ninguna manera:

En un viaje a Italia fue desviado de su curso por los vientos y llevado mar adentro, más allá de las rutas de los pescadores. Afirmó que había muchas islas deshabitadas, mientras en otras vivían hombres salvajes... Las islas eran llamadas Satirides por los marineros y los habitantes eran pelirrojos y lucían colas que no eran mucho menores que las de los caballos. En cuanto avistaron a sus visitantes, corrieron hacia ellos sin lanzar un grito y atacaron a las mujeres del barco. Finalmente, los marineros, temerosos, lanzaron a la costa a una mujer extranjera. Los sátiros la ultrajaron, no sólo de la manera usual, sino también en la forma más horrorosa...

Otro asombroso incidente contribuyó a disuadir a los investigadores griegos del océano: después de conquistar Tiro, en Fenicia, Alejandro Magno envió una flota al océano, para llevar a cabo la posible conquista de otras ciudades o colonias fenicias que pudieran hallarse más allá del Mediterráneo. La flota se adentró en el océano... y no se volvió a saber de ella.

Los cartagineses hicieron todo lo posible por mantener en secreto sus rutas comerciales del Atlántico, ante griegos y egipcios, pero especialmente ante los romanos. Cuando ya no bastaron las leyendas acerca de los monstruos para impedir la competencia, recurrieron a menudo a medidas más resolutivas. La historia nos relata incidentes en que los barcos cartagineses eran deliberadamente hundidos, para no revelar su destino, cuando los barcos romanos los seguían más allá de Gibraltar.

Entre las tierras que frecuentaron estos antiguos marinos en el Atlántico figuró, según informa Aristóteles, la isla de Antilla, que tenía un nombre similar al de Atiántida. Los cartagineses tenían tal afán de mantener el secreto sobre su existencia, que la sola mención de su nombre fue castigada con la pena de muerte. Se cree que conquistaron Tartessos, una rica y civilizada ciudad de la costa occidental de España, cerca de la desembocadura del Guadalquivir, que era tal vez la Tarshish mencionada en la Biblia por Ezequiel, quien dijo:

“Tarshish fue vuestro comerciante, en razón de la multitud de toda clase de riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo que ofrecían en vuestras ferias...”

En todo caso, Tartessos y su cultura desaparecieron en el siglo VI a.C. Si como se ha sugerido fue una colonia de la Atiántida, su destrucción significa la pérdida de otro posible vínculo con la isla sumergida y sus memorias, ya que, según se dice, conservaba documentos escritos de una antigüedad de seis mil años.

Los mitos acerca de los territorios e islas desaparecidas que cultivaron los pueblos que poblaban las costas del Atlántico oriental hacen referencia a lugares con nombres que suelen evocar recuerdos de la Atiántida, como es el caso de Avalon, Lyonesse, Antilla y otros muy distintos, como la isla de san Brandan y el Brasil. En otros casos se les describe simplemente como “la isla verde bajo las olas”.

Hasta tal punto creyeron los irlandeses en la existencia de la isla de san Brandan, que enviaron media docena de expediciones a buscarla durante la Edad Media y se firmaron acuerdos por escrito determinando su división, una vez que hubiere sido hallada.

Antilla, que es el mismo nombre —si no la misma isla— que los cartagineses con tanto afán procuraron mantener en secreto, fue considerada por los pueblos hispánicos como el lugar de refugio durante la conquista de España por los árabes. Se cree que los refugiados que escapaban de ellos navegaron hacia Occidente, conducidos por un obispo, y llegaron sanos y salvos hasta Antilla, donde construyeron siete ciudades. En los antiguos mapas se la sitúa generalmente en el centro del Océano Atlántico.

Los esfuerzos de fenicios y cartagineses por cerrar el Atlántico a otros pueblos marineros dieron como resultado la perpetuación de la idea de que el Atlántico era un mar condenado. Sin embargo, la Humanidad nunca olvidó las Islas Afortunadas y otros territorios perdidos. En los mapas anteriores a Colón aparecen una y otra vez, ya sea cerca de España o en el borde occidental del mundo: Atlántida, Antilla, las Hespérides y las “otras islas”. Como dijo Platón, “y desde las islas se podría pasar hacia el continente opuesto, qué bordea el verdadero océano”.

Mientras la Humanidad recuerda la Atlántida a través de las leyendas, algunos animales, pájaros y criaturas marinas parecen haber conservado también un recuerdo instintivo de la isla continente. El leming, un roedor noruego, se conduce de una manera muy curiosa. Cada vez que se produce un exceso en la población de estos animales y por consiguiente se produce un problema de escasez de alimentos, se reúnen en manadas y se precipitan a través del país, cruzando los ríos que encuentran en el camino, hasta que llegan al mar. Luego, penetran en el agua y nadan hacia Occidente, hasta que todos se ahogan. Las leyendas confirman lo que los atlantólogos sugerirían: que la manada de turones trata de nadar hacia un territorio que solía encontrarse hacia Occidente y donde podían encontrar comida cuando se les agotaban las provisiones locales.

En las bandadas de aves migratorias que procedentes de Europa, cruzan anualmente el océano en dirección a Sudámerica se ha observado un comportamiento aún más notable, motivado tal vez por un instinto conservado en la memoria. Al aproximarse a las Azores, las aves comienzan a volar en grandes círculos concéntricos, como si buscasen un territorio donde descansar. Cuando no lo encuentran, prosiguen su camino. Más tarde, en el viaje de regreso repiten la maniobra.

No ha podido establecerse si los pájaros buscan tierra o comida. El aspecto más interesante de este hecho es que el hombre atribuye a las aves su propia convicción, lo que es sin duda una actitud muy imaginativa, digna de la época de la leyenda, cuando hombres y animales intercambiaban sus pensamientos mediante el habla.

Hay otra muestra de memoria animal que resulta aún más sorprendente, aunque no constituye una prueba definitiva. Es la relativa al ciclo vital de las anguilas europeas. Aunque resulte extraño, Aristóteles, tan escéptico frente al relato de Platón sobre la Atlántida, aparece envuelto en esta cuestión que a menudo se citaba como demostración de la existencia de la isla sumergida.

Aristóteles, interesado como estaba en todos los fenómenos naturales, fue el primer naturalista que se sabe que planteó el problema de la multiplicación de las anguilas.

¿Dónde se reproducen? Aparentemente, en algún lugar situado en el mar, ya que abandonan sus estanques, arroyos y ríos cada dos años y nadan a lo largo de los grandes ríos que desembocan en el mar. Esto era todo lo que se sabía acerca del lugar en que se reproducían las anguilas, desde que Aristóteles planteó la cuestión, hace más de dos mil años. No se pudo llegar a determinar el lugar hasta hace veinte años, y resultó ser el Mar de los Sargazos, una masa de agua llena de algas, situada en el Atlántico Norte, que rodea las Bermudas y que tiene una extensión equivalente aproximadamente a la mitad de los Estados Unidos.

La travesía de las anguilas, bajo la forma de un enorme cardumen migratorio, ha podido conocerse con exactitud gracias al vuelo de las gaviotas que lo siguen y a los tiburones que nadan junto a él y que se alimentan de anguilas a medida que la migración se hace mayor. El cardumen tarda más de cuatro meses en cruzar el Atlántico. Después de desovar en el Mar de los Sargazos, a una profundidad de más de 500 metros, las anguilas hembras mueren y las jóvenes emprenden el viaje de regreso a Europa, donde permanecen durante dos años, para luego volver a repetir el fenómeno.

Se ha sugerido que esta migración de las anguilas podría tener una explicación en el instinto de desove que las mueve a retornar a su hogar ancestral, que tal vez era la desembocadura de un gran río que fluía a través de la Atlántida hasta llegar al mar, como el Mississippi en su travesía por los Estados Unidos. Dicho instinto podría compararse en cuanto a su dificultad con el del salmón de Alaska, que debe remontar los ríos contra la corriente, sorteando represas, ya que la anguila debe seguir el curso de un río que ya no existe y que alguna vez fluyó a través de un continente que se hundió hace miles de años.

Muchos han dicho que el Mar de los Sargazos constituía el emplazamiento de la Atlántida o el mar que se hallaba al Occidente de la isla sumergida. Un estudio del fondo de dicho mar podría demostrar válida una de las dos teorías, ya que una parte de los Sargazos cubre las enormes profundidades de las llanuras abisales de Hattaras y Nares, mientras otra se extiende sobre el promontorio de las Bermudas, con sus islas y montañas marinas.

Los fenicios y cartagineses contaban que ciertas algas marinas del Atlántico se desarrollaban de tal manera que entorpecían el uso de los remos de las galeras y retenían a los barcos. Si hacían referencia al actual Mar de los Sargazos, no hay duda que eran capaces de navegar durante largas distancias. Sin embargo, las algas de este mar no son lo bastante densas como para retener un barco y parece, pues, que los fenicios hubieran inventado semejante historia como otro recurso para disuadir a sus competidores.

Sea que las algas del Mar de los Sargazos constituyan restos de la vegetación sumergida de la Atlántida o no, lo cierto es que dicho mar en sí mismo, y sobre todo su ubicación, son temas fascinantes para la especulación.