Gnosis
Dualismo
Cuando no existían las estaciones y el hombre cazaba sobre las tierras heladas, las épocas de celo, las de cría, las de invernada, eran ciclos que estructuraban la vida del hombre primitivo, la fecundidad de sus presas era el motor que regía su vida. La fertilidad, principio femenino por razones obvias, se asimilaba al astro lunar o a la propia tierra, pues la luna marcaba el paso a estos ciclos de la naturaleza por medio de sus fases. Por ello, se cree que el culto a la Diosa madre, simbolizada por estatuillas femeninas con el sexo exagerado, son unas de las más primitivas representaciones de la divinidad. Pero entonces, el clima cambia, las estaciones surgen y a periodos de frío, como los que se habían vivido hasta entonces, les siguen periodos cálidos donde el sol acaricia la Tierra. Es posible ya la agricultura, el calor y la humedad la hacen factible. Los ciclos de fertilidad lunar que controlaban la caza, ya no son los mismos que los que hacen crecer los vegetales, es la luz del sol quien controla el crecimiento vegetal. El astro, llamado hoy "rey", se convierte efectivamente en el regidor de la nueva civilización humana, es la estrella que fecunda con sus rayos a la Madre Tierra, es pues un principio masculino el protagonista de la vida del hombre.
No obstante, la Gran Madre fecunda de los cazadores, no desaparece del recuerdo, pues se transformará en esposa del sol, en una madre, Tierra fértil que acoge en su seno a todo lo vivo, plantas y animales incluidos, y que es fecundada con la ayuda de los rayos solares. Surge entonces, una idea religiosa que aúna la feminidad de la Tierra con la masculinidad del sol, en un principio dualista. Es quizás, la primera Gran Verdad, el primer gran axioma que recorrerá una y otra vez las corrientes de la historia, no solo influyendo en las creencias meramente religiosas, si no en artes como la alquimia, pues al fin y al cabo estamos hablando de la Ciencia Total, donde no existen compartimentos estancos del saber y la religión se confunde con la ciencia.
Gnosticismo
Los puntos en común de todas aquellas corrientes filosóficas/religiosas que hoy, de una forma reduccionista, englobamos dentro del término Gnósticas podrían ser:
· Religión Iniciática: Sólo los elegidos que seguido las directrices de la secta y han alcanzado un cierto nivel espiritual podrán acceder a los arcanos más secretos de la religión, el supremo conocimiento, la gnosis.
· La gnosis garantiza la Salvación, no la fe.
· Creencias dualistas: las religiones gnósticas consideran que el ser humano convive con dos realidades diametralmente opuestas, el mal y el bien. El mal es identificado con la materia y el bien con el espíritu. El mal es el diablo y el bien dios. Por ello en la cena secreta de Javier Sierra los cátaros de la novela creen que Dios se presentó a María Magdalena después de su muerte en una forma espiritual, no fue una resurrección física y que esta se llevó el cadáver y lo trasladó a un lugar de Francia.
· Conocer el lado divino de uno mismo es el camino que lleva a la Gnosis. En este menester se emplean una serie de técnicas con las que pretenden alcanzar ese autoconocimiento, como el ayuno, la oración. Nadie puede interceder por nosotros ante la divinidad, la búsqueda de Dios (o del espíritu) y la consiguiente salvación es personal.
· En los dos puntos anteriores se reflejan las ideas del filósofo de la Grecia clásica, Platón, que supuestamente fueron recogidas por herejes renacentistas que se oponían a las ideas aristotélicas dominantes en la Iglesia católica de entonces.
· Es en la idea de la naturaleza de Cristo donde los gnósticos se ponen menos de acuerdo. Existían varias posiciones a este respecto:
o Para uno Cristo era un ser perfecto, celestial que nunca llegó a encarnarse en la tierra, pues ello conllevaría la carga del mal.
o Para otros fue un hombre corriente que gracias a sus obras fue elevado por Dios a la categoría divina.
o Finalmente, otros simplemente le consideraban un profeta o maestro cuya misión consistió en enseñar al hombre el camino del conocimiento, de la salvación.
· El creador y dueño de nuestro mundo, eminentemente material, sólo podía ser el diablo y nuestra tierra su particular infierno.
· Los perfectos gnósticos como supuestamente Leonardo de Vinci o los cátaros no le seguían el juego al diablo. Se negaban a multiplicar la materia por medio de la traída de hijos a este mundo.
· Como bien apuntan algunos investigadores, en realidad el dualismo que tanto se publicita del movimiento gnóstico no es tal, pues existe un Ser Supremo inmutable e inaccesible para los mortales del cual, eso sí, emanarían otros seres de menor categoría en una especie de jerarquía divina, en cuyas partes más bajas encontramos al diablo, creador en su degeneración espiritual de la materia, a la cual ha encadenado y hecho prisioneros a los hombres.
· En el escenario terrestre se libra, se libró y se librará una batalla entre el Bien y el Mal que acabará cuando el último ser humano se libre de las cadenas de la materia y se convierta en un ente libre.
· Aquellas almas que no alcanzaran la iluminación en vida tendrían como destino la reencarnación en la tierra, pudiendo en este proceso tomar la forma de animales por ello algunas corrientes de inspiración gnóstica como los cátaros repudiaban la carne como alimento.
· El desprecio a la materia y por ende del cuerpo les hacía sumamente resistentes al suplicio y al martirio, por ello se entregaban a la muerte con la alegría de estar ante la última prueba, antes de ser libres para siempre. También se inclinaban por ejercicios físicos o espirituales que conllevaban consecuencias de sufrimiento o carencias para el cuerpo, como el ayuno, el castigo, la ascesis… Aunque lo realmente importante era el descubrimiento de la parte espiritual de uno mismo, por lo que el método a seguir dependía ya de la escuela en cuestión o de las preferencias personales.
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