martes, 31 de marzo de 2009

Pensamiento Mínimo

En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste.

¿Realmente existe la Energía Oscura?

 

La expansión desigual del espacio, provocada por variaciones en la densidad de la materia a escala épica, podría producir los efectos que los astrónomos atribuyen convencionalmente a la energía oscura. Don Dixon

La expansión desigual del espacio, provocada por variaciones en la densidad de la materia a escala épica, podría producir los efectos que los astrónomos atribuyen convencionalmente a la energía oscura.

¿O la tierra ocupa un lugar muy poco usual en el universo?

En la ciencia, las mayores revoluciones a menudo vienen disparadas por las discrepancias más pequeñas. En el siglo XVI, basándose en lo que daba la impresión a sus contemporáneos de ser esotéricas minucias en los movimientos celestes, Copérnico sugirió que la Tierra no era, de hecho, el centro del universo. En nuestra propia era, otra revolución comenzó hace 11 años con el descubrimiento de que el universo se aceleraba. Una minúscula desviación en el brillo de las estrellas en explosión llevó a los astrónomos a concluir que no tenían idea de en qué consistía el 70 por ciento del cosmos. Todo lo que podían decir es que el espacio estaba repleto de una sustancia distinta a las demás que empujaba la expansión del universo en lugar de volver a reunirlo. Esta sustancia se conoció como energía oscura.

Ahora, una década más tarde, la energía oscura sigue siendo tan misteriosa que algunos cosmólogos están revisitando los postulados fundamentales que les llevaron a deducir su existencia en un primer momento. Uno de estos es el producto de una revolución anterior: el Principio Copernicano de que la Tierra no es central ni tiene ninguna otra posición especial en el universo. Si descartamos este principio básico, surge una descripción asombrosamente diferente de lo que podemos tener en cuenta sobre las observaciones.

Para la mayor parte de nosotros es familiar la idea de que nuestro planeta no es más que una mota de polvo orbitando una estrella común, en algún punto cerca del borde de una galaxia corriente. Estamos en mitad de un universo poblado por miles de millones de galaxias que se extienden hasta nuestro horizonte cósmico, y esto nos ha llevado a creer que no hay nada especial ni único en nuestra posición. ¿Pero cuáles son las pruebas para esta humildad cósmica? ¿Y cómo seríamos capaces de decir si estamos en un lugar especial? Los astrónomos normalmente pasan por alto estas preguntas suponiendo que el hecho de que seamos tan corrientes, es suficientemente obvio para garantizar para no entrar en mayores discusiones. Tratar la idea de que puede que, de hecho, tengamos una posición especial en el universo es, para muchos, impensable. No obstante, esto es exactamente lo que un pequeño grupo de astrofísicos de todo el mundo ha estado considerando recientemente.

Irónicamente, suponer que nosotros somos insignificantes ha otorgado a los cosmólogos un gran poder de explicación. Esto nos ha permitido extrapolar lo que vemos en nuestra vecindad cósmica a todo el universo. Se han llevado a cabo grandes esfuerzos para construir nuevos y vanguardistas modelos del universo basados en el principio cosmológico de generación del Principio Copernicano que afirma que en cualquier momento dado del tiempo todos los puntos y direcciones del espacio parecen el mismo. Combinado con nuestra visión moderna del espacio, el tiempo y la materia, el principio cosmológico implica que el espacio se expande, que el universo se enfría y que está poblado por reliquias de sus calientes predecesores, todas estas predicciones corroboradas por observaciones.

Los astrónomos encontraron, por ejemplo, que la luz de las galaxias lejanas es más roja que las de las galaxias cercanas. Este fenómeno, conocido como desplazamiento al rojo, está claramente explicado como un alargamiento de las ondas de luz debido a la expansión del espacio. Además, los detectores de microondas revelan un telón casi perfectamente luso de radiación emanando de tiempos muy remotos: el fondo de microondas cósmico, una reliquia de la bola de fuego primordial. Huelga decir que estos éxitos son en parte resultado de nuestra propia humildad, cuando menor es nuestra propia relevancia, más podemos decir sobre el universo.

La oscuridad se cierne

Entonces, ¿por qué cambiarlo todo? Si el principio cosmológico tiene tanto éxito, ¿por qué deberíamos cuestionarlo? El problema es que recientes observaciones astronómicas han estado generando resultados muy extraños. A lo largo de la última década los astrónomos han encontrado que para un desplazamiento al rojo dado, las lejanas explosiones de supernovas parecen más tenues de lo esperado. El desplazamiento al rojo mide la cantidad de espacio que se ha expandido. Midiendo cuánta luz de las lejanas supernovas se ha desplazado al rojo, los cosmólogos pueden inferir cuánto más pequeño era el universo en la época de las explosiones comparado con el tamaño actual del universo. Cuanto mayor es el desplazamiento al rojo, mejor era el universo cuando estalló la supernova y por tanto más se ha expandido el universo entre ese momento y el actual.

El brillo observado de una supernova proporciona una medida de su distancia a nosotros, lo cual a su vez revela cuánto tiempo ha pasado desde que tuvo lugar el estallido. Si una supernova con un desplazamiento al rojo dado se atenúa más de lo esperado, entonces tal supernova debe estar más lejos de lo que los astrónomos había pensado. Su luz ha necesitado más tiempo para llegar hasta nosotros, y de aquí que el universo deba haber tenido más tiempo para crecer hasta su punto actual. Consecuentemente, el índice de expansión debe haber sido más lento en el pasado de lo que es en la actualidad. De hecho, las lejanas supernovas son lo bastante tenues como para que la expansión del universo deba haberse acelerado de forma que encajen con el actual índice de expansión.

Esta expansión acelerada es la gran sorpresa que disparó la revolución actual en la cosmología. La materia del universo debería tirar del tejido del espacio-tiempo, frenando la expansión, pero los datos de supernovas sugieren otra cosa. Si los cosmólogos aceptan el principio cosmológico y suponen que esta aceleración es igual en todos sitios, nos lleva a la conclusión de que el universo debe estar impregnado de una exótica forma de energía, la energía oscura, que ejerce una fuerza repulsiva.

Nada que encaje con la descripción de la energía oscura aparece en el Modelo Estándar de partículas fundamentales y fuerzas de la física. Es una sustancia que aunque no se ha medido de forma directa, tiene propiedades distintas a cualquier otra cosa que se haya visto y tiene una densidad de energía de aproximadamente 10120 veces menos de lo que se había ingenuamente esperado. Los físicos tienen ideas de lo que podría ser, pero siguen siendo especulativas. Para abreviar, estamos en gran parte a oscuras sobre la energía oscura. Los investigadores trabajan en un número de ambiciosas y caras misiones espaciales y terrestres para encontrar y caracterizar la energía oscura, sea lo que sea. Para muchos, es el mayor reto al que se enfrenta la cosmología moderna.

Una alternativa más luminosa

Enfrentados a algo tan extraño y aparentemente improbable, algunos investigadores están revisitando el razonamiento que les llevó a esto. Una de las primeras suposiciones que se están cuestionando es si vivimos en una parte representativa del universo. ¿Podría tenerse en cuenta las pruebas de la energía oscura de otra forma si abandonásemos el principio cosmológico?

En el marco convencional, hablamos de la expansión del universo como un todo. Es muy similar a cuando hablamos de un globo que se hincha: discutimos cómo de grande puede ser todo el globo, no cuánto se infla cada zona aislada del globo. Pero todos hemos tenido alguna experiencia con esos molestos globos de fiesta que se inflan de forma desigual. Un anillo se amplia rápidamente, y el final necesita un rato para terminarse. En una visión alternativa del universo, una que abandone el principio cosmológico, el espacio también se expande de forma desigual. Surge de esta forma una descripción más compleja del cosmos.

Considera el siguiente escenario, sugerido por primera vez por George Ellis, Charles Hellaby y Nazeem Mustapha, todos de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, y posteriormente continuado por Marie-Noelle Celerier del Observatorio París-Meudon de Francia. Supón que el índice de expansión está frenándose en todos lados, conforme la materia tira del espacio-tiempo y lo frena. Supón, además, que vivimos en un gigantesco vacío cósmico no totalmente vacío, sino uno en el cual la densidad media de materia es sólo la mitad o tal vez un tercio de la densidad exterior. Cuanto más vacía es una zona, menos materia contiene para frenar la expansión del espacio; de acuerdo con esto, el índice de expansión local es más rápido dentro del vacío que en el resto. El índice de expansión es más máximo en el centro del vacío y disminuye hacia los bordes, donde la mayor densidad exterior comienza a hacerse sentir. En un momento dado distintas partes del espacio se expandirán a índices diferentes, como el globo de fiesta que se infla de forma desigual.

Ahora, imagina que las supernovas estallan en distintas partes de este universo no homogéneo, algunas más cerca del centro del vacío, otras más cerca de los bordes y otras fuera del mismo. Si estamos cerca del centro del vacío u una supernova está lejos, el espacio se expande más rápido en nuestra vecindad de lo que lo hace en la posición de la supernova. Cuando la luz de la supernova viaja hacia nosotros, pasa a través de regiones que se expanden a índices incluso mayores. Cada región estira la luz una cierta cantidad cuando pasa por ella, y el efecto acumulativo produce el desplazamiento al rojo que observamos. La luz que viaja una distancia dada está desplazada al rojo menos de lo que lo estaría si todo el universo se expandiera a nuestro ritmo local. Inversamente, para lograr un cierto desplazamiento al rojo en tal universo, la luz tiene que viajar una distancia mayor de lo que lo haría en uno que se expandiera de manera uniforme, en cuyo caso la supernova tiene que estar más lejos y por tanto parecer más tenue.

Otra forma de decir esto es que la variación del índice de expansión con la posición imita una variación con el tiempo. De esta forma, los cosmólogos pueden explicar las inesperadas observaciones de supernova sin invocar a la energía oscura. Para que funcione tal explicación alternativa, tendríamos que vivir en un vacío de proporciones verdaderamente cósmicas. Las observaciones de supernova se extenderían a miles de millones de años luz, una fracción significativa de todo el universo observable. Un vacío tendría que tener un tamaño similar. Enorme para (casi) todos los estándares.

Una posibilidad exagerada

Entonces, ¿cómo de abrumador es este vacío cósmico? A primera vista, mucho. Parecería volar en la cara del fondo de microondas cósmico, el cual es uniforme en una parte en cada 100 000, por no mencionar la distribución aparentemente uniforme de las galaxias. Una inspección más detallada, no obstante, muestra que esta prueba puede que no sea tan concluyente.

La uniformidad de la antigua radiación requiere que el universo tenga casi el mismo aspecto en todas direcciones. Si es un vacío aproximadamente esférico y estamos razonablemente cerca del centro, estas observaciones no lo excluyen necesariamente. Además, el fondo de microondas cósmico tiene algunas características análogas que podrían explicarse potencialmente mediante inhomogeneidad a gran escala.

Para la distribución de galaxias, los estudios actuales no se extienden lo suficiente para descartar un vacío del tamaño que imitaría la energía oscura. Identifican vacíos menores, filamentos de materia y otras estructuras de cientos de millones de años luz de tamaño, pero el famoso vacío es de un orden de magnitud mayor. Actualmente estamos en un animado debate en la astronomía sobre si los estudios de galaxias corroboran el principio cosmológico. Un reciente análisis de David Hogg de la Universidad de Nueva York y sus colaboradores indican que las mayores estructuras del universo tienen aproximadamente 200 millones de años luz de tamaño; a mayores escalas, la materia parece distribuirse equitativamente, de acuerdo con el principio. Pero Francesco Sylos Labini del Centro Enrico Fermi en Roma y sus colegas argumentan que las mayores estructuras descubiertas hasta el momento están limitadas sólo por el tamaño de los estudios galácticos que las encontraron. Por lo que estructuras mayores podrían extenderse más allá del ámbito de los estudios.

Análogamente, supón que tienes un mapa mostrando una región de 10 kilómetros de anchura, en la cual un camino se extiende de un lado a otro. Sería un error concluir que el camino más largo posible es de 10 kilómetros de largo. Para determinar la longitud del camino más largo, se necesitaría un mapa que muestre claramente los extremos de todos los caminos, de tal forma que sepas su extensión total. De forma similar, los astrónomos necesitarían un estudio de galaxias que sea mayor que las mayores estructuras del universo si quieren demostrar el principio cosmológico. Si los estudios son ya lo bastante grandes, es el tema del debate.

Para los teóricos, también, un colosal vacío es difícil de tragar. Todas las pruebas disponibles sugieren que las galaxias y estructuras mayores como filamentos y vacíos crecen a partir de semillas cuánticas microscópicas que la expansión cósmica agrandó a proporciones astronómicas, y la teoría cosmológica hace formes predicciones de cuántas estructuras deberían existir con un cierto tamaño. Cuanto más grande es una estructura, más rara debería ser. La probabilidad de un vacío lo bastante grande para imitar la energía oscura es menor de una parte en 10100. Los vacíos gigantes pueden perfectamente existir ahí fuera, pero la posibilidad de encontrar uno en nuestro universo observable sería diminuta.

Aún así, existe una posible brecha. A principios de la década de 1990 uno de los autores de lo que ahora es el modelo estándar de los inicios del universo, Andrei Linde, y sus colaboradores de la Universidad de Stanford demostró que aunque los vacíos gigantes son raros, se expanden rápidamente al inicio y llegaron a dominar el volumen del universo. La probabilidad de que los observadores se encuentren a sí mismo dentro de tal estructura no son tas escasas después de todo. Este resultado demuestra que el principio cosmológico (que no vivimos en un lugar especial del universo) no siempre es lo mismo que el principio de mediocridad (que somos los observadores comunes). Se puede, por lo que parece, ser tanto común como vivir en un lugar especial.

Comprobando el vacío

¿Qué podrían decirnos las observaciones sobre si el universo está dirigido por la energía oscura o si vivimos en un lugar especia, como el centro de un gigantesco vacío? Para probar la presencia de un vacío, los cosmólogos necesitan un modelo que funcione de cómo es espacio, el tiempo y la materia deberían comportarse en su vecindad. Tal modelo se formuló en 1933 por Abb Georges Lemaitre, e independientemente re-descubierto un año más tarde por Richard Tolman y posteriormente desarrollado después de la Segunda Guerra Mundial por Hermann Bondi. El universo que imaginaron tenía unos índices de expansión que dependían no sólo del tiempo sino también de la distancia a un punto específico, justo como ahora se teoriza.

Con el modelo de Lemaitre-Tolman-Bondi en la mano, los cosmólogos pueden hacer predicciones sobre un rango de cantidades observables. Para empezar, considera la supernova que llevó en primer lugar a deducir la energía oscura. Cuantas más supernovas observan los astrónomos, más precisamente pueden reconstruir la historia de la expansión del universo. Estrictamente hablando, estas observaciones no pueden descartar el modelo del vacío, dado que los cosmólogos podrían recrear cualquier conjunto de datos de supernovas eligiendo una forma adecuada para el vacío. Para que un vacío fuese completamente indistinguible de la energía oscura, tendría que tener algunas propiedades realmente extrañas.

La razón es que la famosa expansión acelerada tiene lugar hasta el momento actual. Para que un vacío lo imite exactamente, el índice de expansión debe decrecer acusadamente lejos de nosotros y en cada dirección. Por tanto, la densidad de materia y energía debe incrementarse acusadamente lejos de nosotros y en cada dirección. El perfil de densidad debe tener un aspecto similar al de un sombrero de bruja del revés, la punta del sombrero corresponde con dónde vivimos. Tal perfil iría contra toda nuestra experiencia de qué aspecto tendrían las estructuras del universo: normalmente son lisas, no punteadas. Aún peor, Ali Van der Veld y Anna Flanagan, ambos de la Universidad de Cornell, demostraron que la punta del sombrero, donde vivimos, tendría que ser una singularidad, como las regiones ultradensas en el centro de un agujero negro.

No obstante, si el vacío tiene un perfil de densidad liso más realista, entonces aparece una firma observacional distintiva. Los vacíos lisos aún producen observaciones que podrían ser confundidas con la aceleración, pero su carencia de puntos indican que no reproducen exactamente los mismos resultados que la energía oscura. En particular, el índice aparente de aceleración varía con el desplazamiento al rojo de una forma reveladora. En un artículo junto a Kate Land, entonces en la Universidad de Oxford, demostramos que varios cientos de nuevas supernovas, sobre los cientos que tenemos actualmente, deberían ser suficientes para zanjar el tema. Las misiones de observación de supernovas son una muy buen opción de lograr pronto este objetivo.

Las supernovas no son las únicas observaciones disponibles. Jeremy Goodman de la Universidad de Princeton sugirió otra posible prueba en 1995 usando el fondo de microondas cósmico. En ese momento, la mejor prueba de la energía oscura aún no había surgido, y Goodman no estaba buscando explicación para ningún fenómenos de supernovas inexplicado, sino una prueba para el propio Principio Copernicano. Su idea era usar lejanos cúmulos de galaxias como espejos para observar el universo desde distintas posiciones, como un vestidor celestial. Los cúmulos de galaxias reflejan una pequeña fracción de la radiación de microondas que impacta en ellos. Midiendo cuidadosamente el espectro de esta radiación, los cosmólogos podrían deducir algunos aspectos de cómo se vería el universo si se observara desde uno de ellos. Si un desplazamiento en nuestro punto de vista cambiara el aspecto del universo, sería una poderosa prueba para un vacío o una estructura similar.

Dos equipos de cosmólogos pusieron a prueba esta idea recientemente. Robert Caldwell de Dartmouth College y Albert Stebbins del Laboratorio del Acelerador Nacional Fermi en Batavia, Illinois, estudiaron medidas precisas de las distorsiones en el fondo de microondas, y Juan Garcíaa-Bellido de la Universidad de Madrid y Troels Haugbolle de la Universidad de Aarhus en Dinamarca observaron directamente a un cúmulo aislado. Ninguno de los grupos detectó un vacío; lo más que pudieron hacer los investigadores fue refinar las propiedades que podría tener tal vacío. El satélite Planck Surveyor, que está previsto que se lance este mes, debería ser capaz de colocar límites más estrictos a las propiedades del vacío y tal vez descartarlo por completo.

Una tercera aproximación, defendida por Bruce Bassett, Chris Clarkson y Teresa Lu, de la Universidad de Ciudad del Cabo, es hacer medidas independientes del índice de expansión en distintas posiciones. Los astrónomos normalmente miden los índices de expansión en términos de desplazamiento al rojo, el cual es el efecto acumulativo de la expansión de todas las regiones del espacio entre un cuerpo celeste y nosotros. Acumulando todas estas regiones, el desplazamiento al rojo no puede distinguir entre una variación del índice de expansión en el espacio de una en el tiempo. Sería mejor medir el índice de expansión en posiciones espaciales específicas, separando los efectos de la expansión en otras posiciones. Esta es una propuesta difícil, no obstante, y aún debe realizarse. Una posibilidad es observar cómo se forman las estructuras en distintos lugares. La formación y evolución de las galaxias y los cúmulos galácticos dependen, en gran medida, del índice de expansión local. Estudiando estos objetos en distintas localizaciones y teniendo en cuenta otros efectos que desempeñan un papel en su evolución, los astrónomos pueden ser capaces de cartografiar sutiles diferencias en el índice de expansión.

Un lugar no tan especial

La posibilidad e que vivamos en medio de un gigantesco vacío cósmico es un rechazo extremo del principio cosmológico, pero existen posibilidades intermedias. El universo podría obedecer el principio cosmológico a grandes escalas, pero los vacíos más pequeños y los filamentos que los estudios galácticos han descubierto podrían imitar de forma colectiva los efectos de la energía oscura. Tirthabir Biswas y Alessio Notari, ambos de la Universidad McGill, así como Valerio Marra y sus colaboradores, entonces en la Universidad de Padua en Italia y la Universidad de Chicago, han estudiado esta idea. En sus modelos, el universo parece un queso suizo uniforme en su globalidad pero salpicado de agujeros. Por consiguiente, el índice de expansión varía ligeramente de un lugar a otro. Los rayos de luz emitidos por las lejanas supernovas viajan a través de multitud de estos pequeños vacíos antes de llegar a nosotros, y las variaciones en el índice de expansión varían su brillo y desplazamiento al rojo. Hasta el momento, no obstante, la idea no parece muy prometedora. Uno de nosotros (Clifton), junto con Joseph Zuntz de Oxford, demostró recientemente que reproducir los efectos de la energía oscura necesitaría grandes cantidades de vacíos de densidad muy baja, distribuidos de una forma especial.

Otra posibilidad es que la energía oscura sea un artefacto de las aproximaciones matemáticas que usan rutinariamente los cosmólogos. Para calcular el índice de expansión cósmica, normalmente contamos cuánta materia contiene una región del espacio, dividida por el volumen de la región y de aquí se llega a la densidad media de energía. Entonces insertamos esta densidad media en las ecuaciones de Einstein de la gravedad y determinamos el índice medio de expansión del universo. Aunque la densidad varía de un lugar a otro, tratamos estas dispersiones como pequeñas fluctuaciones sobre la media global.

El problema es que resolver las ecuaciones de Einstein para una distribución media de materia no es lo mismo que resolverlas para la distribución de materia real y luego hacer la media de la geometría resultante. En otras palabras, hacemos la media y luego resolvemos, cuando realmente deberíamos resolver y hacer la media.

Resolver el conjunto completo de ecuaciones para incluso una vaga aproximación del universo real es impensablemente complejo, y por tanto la mayor parte de nosotros tomamos el camino más simple. Thomas Buchert de la Universidad de Lyon en Francia ha iniciado la tarea de determinar cómo de buena es esta aproximación con respecto a la realidad. Ha introducido un conjunto extra de términos en las ecuaciones cosmológicas para tener en cuenta el error introducido por la media antes de la resolución. Si estos términos se demuestra que son pequeños, entonces la aproximación es buena; si son grandes, no lo es. Estos resultados, hasta el momento, no son concluyentes. Algunos investigadores han sugerido que los términos extra pueden ser suficientes para tener en cuenta toda la energía oscura, mientras que otros afirman que son nimios.

Las pruebas observacionales para distinguir entre la energía oscura y los modelos de vacío se llevarán a cabo en un futuro muy cercano. El Estudio del Legado de Supernovas, liderado por Pierre Astier de la Universidad de París, y la Misión Conjunta de Energía Oscura, actualmente en desarrollo, deberían indicar la historia de la expansión del universo. El satélite Planck Surveyor y una variedad de instrumentos terrestres y en globos cartografiarán el fondo de microondas en un detalle incluso mayor. El Conjunto del Kilómetro Cuadrado, un gigantesco radiotelescopio planificado para 2020, nos suministrará un estudio de todas las galaxias en nuestro horizonte observable. Esta revolución en la cosmología comenzó hace una década, y está lejos de terminar.

lunes, 30 de marzo de 2009

El Temple XI

Mundo Celta

Introducción

Los celtas se expandieron por el continente europeo, desde las Islas Británicas a la meseta de Anatolia (actual Turquía), desde el norte de Europa hasta Cádiz (el sur de España). Se asentaron en la parte septentrional de Italia y en la península Ibérica, en este último caso sobre todo en su zona noroccidental (Galicia, Asturias) a donde llegaron presionados por otros pueblos.

La celta, era una sociedad tribal (grupos más o menos grandes con un jefe) guerrera, de castas, a semejanza de otros pueblos indoeuropeos como los hindúes. La más alta de estas clases la constituían la clase intelectual que ellos llamaban druidas. A estos, le seguían la de los guerreros, algunos de los cuales acababan contratados como mercenarios por algún rey extranjero, pues eran soldados valientes y buenos forjadores de armas.

Tenían una lengua común, derivada de la Indoeuropea, madre de casi todas las lenguas actuales del viejo continente (excepto el eusquera, el finés y el magiar).

Eran sociedades de eminente carácter agrario y ganadero, no eran nómadas, pero los excesos de población precipitaban la emigración de los más jóvenes en busca de oportunidades. También fueron excelentes metalúrgicos, artesanos e incluso constructores de calzadas. Su sistema legal estaba bastante desarrollado e incluso se hallaba estipulado el tratamiento a los enfermos, y el establecimiento de hospitales. No existían los conceptos de propiedad privada, herencia o derecho de primogenitura.

Los druidas evitaron plasmar sus conocimientos de forma escrita, tal vez para que no cayera en malas manos o más probablemente para evitar la pérdida de poder que tal divulgación supondría. Es por este motivo y por las represiones que sufrieron, tanto procedentes del imperio romano como del cristianismo, por lo que su imagen y la del mundo celta, del que formaban su cúspide, se ve hoy en día, tan borrosa y contradictoria. Roma y el cristianismo intentaron acabar con los druidas por que formaban la especie más peligrosa del celtismo conquistado, la de los sabios. Hoy los llamaríamos intelectuales. Representaban y dirigían a una sociedad y a unos pueblos que en muchos aspectos de su personalidad chocaban frontalmente con Roma y su idea de civilización.

"Los romanos eran materialistas, los druidas espirituales. Para los romanos, el estado era una estructura monolítica extendida sobre territorios deliberadamente organizados en una jerarquía. Para los druidas era un orden moral libre aceptado, con una idea central completamente mítica. Los romanos basaban su ley en la propiedad privada de la tierra, con derechos de propiedad enteramente concentrados en el cabeza de familia, mientras que los druidas siempre consideraron la propiedad como algo colectivo. Los romanos consideraban a las mujeres portadoras de niños y objetos de placer, mientras que los druidas incluían a las mujeres en su vida política y religiosa." (La mujer celta, Jean Markle)

Los druidas sin embargo, a pesar de la represión ya comentada más arriba, no desaparecieron, si no que se integraron en las nuevas sociedades que iban sucediéndose a lo largo de los siglos, de modo que muchos descendientes de aquel antiguo saber siguieron en puestos equivalentes en las nuevas sociedades. Algunos de ellos se hicieron sacerdotes cristianos. Al mismo tiempo el legado celta comenzó a ser plasmado por escrito en la edad media. Surgían así las llamadas fuentes vernáculas.

Nuestros conocimientos actuales a cerca del mundo celta provienen pues fundamentalmente de tres fuentes:

· Las fuentes vernáculas: Escritos medievales fundamentalmente irlandeses y galeses.

· Las fuentes clásicas: Escritos procedentes de la Grecia clásica y del Imperio Romano.

· Los hallazgos arqueológicos.

Fuentes vernáculas

o El libro de las invasiones: Nos presenta a los Tuatha de Danann raza divina precelta que tras ser derrotados por los celtas se exilian en el mundo subterráneo, desde donde controlan aspectos del mundo a través de sus poderes mágicos sobrenaturales.

o El ciclo de Fionn: Los Fionn son un grupo de soldados de élite que juran proteger al rey de Irlanda ante cualquier invasor.

o El ciclo del Ulster: Se sumerge en las luchas entre los hombres del Ulster y sus vecinos, y las aventuras de sus héroes, como es el caso de Cuchulain.

Fuentes clásicas

o Escribieron sobre los celtas Julio Cesar, Lucano en Farsalia, Plinio, Varron, la escuela de Alejandría y la de Poseidonio...

Druidas, bardos y videntes

Los conocimientos y sabiduría de los druidas partían de antiquísimas transmisiones orales. Su adiestramiento era largo y duro, gozaban de una alta consideración entre la población. Su función más divulgada por los propagandistas romanos consistía en el control de las fuerzas naturales mediante el arte de la adivinación. Para ello no dudaban, dicen, en realizar sacrificios humanos, con el fin de estudiar las vísceras de la víctima en pos de dicha predicción. Consecuentemente, conocían los momentos propicios para llevar a cabo los grandes acontecimientos de la comunidad como la guerra, la elección de monarca, la época a sembrar o a recoger las cosechas... Por suerte los rituales de adivinación solían realizarse con animales domésticos, por ejemplo había el llamado Himbas Forosnai en el que se masticaba la carne cruda del cerdo. La adivinación también se realizaba por medio de otros métodos menos agresivos:

Estudiando el comportamiento de los pájaros (sonidos, vuelos…), interpretando los sueños, arrojando palitos con inscripciones en el suelo, por la forma de las raíces de plantas y árboles...

Otros tipos de druidas eran los bardos y los videntes. Los primeros eran poetas que participaban en rituales sagrados. Los videntes eran expertos en adivinación y responsables del mantenimiento y transmisión de la tradición oral sagrada.

Así los veían los romanos:

"Tienen también ciertos filósofos y teólogos que son tratados con especial honor, y a los que llaman druidas. Además, utilizan videntes, a los que consideran dignos de alabanza. Estos últimos, mediante sus observaciones de augurios y los sacrificios de determinados animales, pueden predecir el futuro, y mantienen a todo el pueblo sometidos a ellos."

Especialmente cuando son requeridos para asuntos de gran importancia, tienen una extraña e increíble costumbre. Entregan a la muerte a un ser humano y le apuñalan con una daga en la región por encima del diafragma, y, cuando ha caído, predicen el futuro según como haya caído, por las convulsiones de sus miembros y también por la salida a chorros de la sangre poniendo su confianza en algunas observaciones antiguas y continuadas de estas prácticas. Su costumbre es que nadie debe ofrecer un sacrificio sin un druida, porque dicen que las gracias deben ser dadas a los dioses por aquellos que estén versados en la naturaleza divina, pues son gentes que pueden hablar su lengua (de los dioses), y a través de ellos reciben también los beneficios que solicitan"

Los celtas pues parece que utilizaban los sacrificios para ganarse el favor de los dioses y obtener poderes sobrenaturales, protegerse de los espíritus malignos, dotar de estabilidad a los edificios, luchar contra las plagas y favorecer las cosechas. Estrabón acusa:

"Se nos dice que todavía tienen otros tipos de sacrificios; por ejemplo, disparan a sus víctimas con flechas, o las empalan en sus templos, o, después de construir un coloso de paja y madera, arrojan dentro del coloso un montón de animales de todos los tipos y a seres humanos…"

Sin embargo, hay que tomar con cautela estas informaciones, pues provienen de los vencedores y ya sabemos lo que suele suceder en estos casos. De modo, que no es de extrañar esta opinión en los escritores prerromanos, pero sí que ofusca un tanto, el hecho de que aquellos que tenían como deporte nacional el juego de gladiadores (donde se mataban seres humanos entre sí para deleite de otros), o que sacrificaban a sus enemigos en medio de bochornosos espectáculos populares, se mostrasen tan remilgados hacia las costumbres brutales de otros pueblos.

“La deducción a la que realmente se llega es que la idea del sacrificio humano generalizado entre los celtas era mera propaganda romana para apoyar su poder imperial durante su invasión de las tierras celtas y conseguir, asimismo, la destrucción de los druidas." Druidas Meter Berresford (Ed Oberon).

Sin embargo, los druidas no solo eran meros adivinos, sus funciones eran infinitamente más amplias: jueces, filósofos, médicos, poetas, profesores, sacerdotes, historiadores, astrónomos, astrólogos… Acaparaban aquellas profesiones donde la razón, la sabiduría y la palabra jugaban un papel preponderante. Enseñaban a la juventud celtas en cuevas o bosques pero también, es muy probable que gozasen de escuelas en lugares fijos donde desarrollaban un sistema de estudios bastante estructurado. Utilizaban los acertijos y adivinanzas como un método de enseñanza:

¿Qué es más blanco que la nieve? La verdad

¿Qué es más negro que el cuervo? La muerte

¿Qué es más dulce que la hidromiel? Una conversación íntima

¿Qué es más afilado que una espada? La comprensión

La sabiduría de los druidas, por lo menos en las Galias, es probable que no se recogiera por escrito pero existen más dudas en el caso de otras naciones celtas, como Irlanda. De todos modos, no sería de extrañar que hubiesen existido libros en alguna sociedad celta, que los fanáticos cristianos al considerarlos meras supersticiones y falacias, acabaron destruyendo sin ningún remordimiento.

Existían mujeres druidas, muy activas sobre todo en los campos de la profecía y videncia (oráculos). Podían ocupar altos cargos y poseer grandes influencias, sin embargo el machismo inherente al patriarcado cristiano fue relegándolas poco a poco en el olvido. Muchas saciaron sus deseos transcendentes convirtiéndose en santas de la nueva religión, como fue el caso de Irlanda. Lo mismo ocurrió con los hombres.

Los druidas eran la institución que mantenía el sentimiento de unidad dentro la diversificación y dispersión de las distintas naciones celtas, a través de su autoridad y de la lucha por la conservación de las ancestrales tradiciones culturales. Los druidas alcanzaban rango de institución internacional, tenían la suprema autoridad (incluso por encima de los reyes) en el sistema legal y probablemente se les reconociese supra territorialmente e incluso internacionalmente. Este poder se basaba en la razón o sabiduría reconocida.

Se diferenciaban entre ellos según las funciones que desempeñasen dentro de la comunidad. Algo parecido a lo que ocurre en nuestra sociedad contemporánea, de cuyas universidades salen preparados maestros, expertos en leyes, médicos, ingenieros, biólogos… listos para aportar sus conocimientos aprendidos. Negarse a obedecer el veredicto de un juez celta suponía verse apartado de la comunidad, convertirse en un apestado y acabar normalmente en el destierro. Los druidas se encargaban de la transmisión y permanencia de la historia y las genealogías de las familias, de la música y la poesía. A los celtas les apasionaba la música, las canciones y los bailes, y sus bardos eran magníficos poetas, de rápidas y despiertas mentes. Acompañados de sus liras, trompetas, tambores y gaitas cantaban sus composiciones poéticas, muchas veces reunidos en festivales interterritoriales donde se retaban unos a otros. Allí presentarían obras con claro carácter pedagógico como estas:

No hay necesidad de celos

Porque le gusto a otra.

El viento puede sacudir a una rama [pero]

Sólo un hacha perturba a la raíz del árbol

Como médicos gozaban de buena fama, de tal modo que algunos investigadores contemporáneos han visto en su buen hacer sanitario las claves para comprender su gran poder e influencia. Eran buenos conocedores de las técnicas quirúrgicas (aquellas que posteriormente prohibiría el oscurantismo cristiano) y de las hierbas sanadoras, de tal modo que las trepanaciones eran una técnica habitual. Mientras nadie duda que Grecia tuviera excelentes médicos e investigadores, sólo mencionar a Galeno o a Hipócrates, a sí mismo en Irlanda todo parece indicar lo mismo. Disponían de una especie de sistema público de salud, abierto a todas las clases sociales, incluidos los pobres. Una especie de sistema socialista de carácter reparador y protector, donde los culpables pagaban sus daños y no se dejaba desamparados a aquellos que dependían del herido para subsistir (rudimentaria seguridad social). Paralelamente, en Roma y en Grecia no se tenía esta conciencia, pues las enfermedades eran causadas por los dioses y el método para combatirlas consistía "lógicamente" en congraciarse con estos entes. Aquí a los enfermos se les dejaba normalmente desamparados, cuando no se les quitaba de en medio directamente.

Los druidas cultivaron también la astronomía/astrología, fruto de lo cual se descubrió en Francia el complejo calendario de Coligny donde se marcaban los días como favorables o desfavorables. Se piensa, incluso, que aunque los celtas no fueron los constructores de los monumentos megalíticos (como Stonehenge), anteriores en antigüedad, sí que sería posible que hubieran heredado de una forma u otras los conocimientos astronómicos en ellos plasmados. La astrología, inseparable en aquellos tiempos de su colega ortodoxa, la astronomía, indicaba el lugar propicio para construir las casas, el momento óptimo para acometer una empresa…

Con la llegada del cristianismo los druidas pasaron a ser tachados de peligrosos magos, que buscaban la alteración del orden natural de las cosas para su provecho, a través de sacrificios, conjuros, hechizos, encantamientos, maldiciones y similares y así paso a la psique popular cristiana. Los druidas originaban tormentas, tinieblas, nieblas espesas, avalanchas, nevadas, cambiaban la forma de lo que les rodeaba, incluidas las personas, proporcionaban mantos de protección que hacían invisibles a aquellos que lo poseyeran, realizaban milagrosas curaciones…

Los celtas y la religión solar

El celta veneraba al sol y lo representaba a través de la rueda solar y el dios correspondiente que se enfrenta al MAL y a las TINIEBLAS, sus antítesis. Por esta lucha se asocia también con la guerra y el combate.

La figura del caballo estuvo asociada a la religión de la luz pues el sol en la mitología es tirado por uno o varios caballos en su viaje diario por el firmamento.

El sol es vida, fertilidad y abundancia. Así abundaban ritos en los que se arrojaban ruedas solares a las aguas para atraer la fortuna y la dicha.

El fuego, replica del sol en la Tierra es adorado al igual que su Padre, el Astro rey. El fuego elemento purificador por antonomasia junto con el agua, de sus cenizas brota una vegetación verde y robusta representando la resurrección y el carácter cíclico de la naturaleza. A través de los rituales del fuego se pretende fortalecer y atraer al sol que durante las estaciones frías habría dejado un tanto huérfanos a los hombres. Con un gran periodo de fiestas se pretende saludar con regocijo esta vuelta del vigor solar, gran augurio para la propia fortaleza y fertilidad del pueblo. Por ello se solía prender una rueda y hacerla rodar desde las colinas hasta un río, siendo su llegada e inmersión en el agua, señal de un año de buenas y abundantes cosechas.

El sol también se hallaba presente durante el tránsito al otro mundo, de modo que a los muertos se les enterraba con amuletos de ruedas solares que protegerían su alma en las regiones oscuras y tenebrosas del Más Allá.

Las montañas son lugares sagrados para los celtas, ideales para el recogimiento y el acercamiento del ser humano a las moradas celestiales o solares, como bien lo sabía Zaratrusta (al que tan sólo le acompañaba el águila de la montaña) y otros grandes iluminados de la historia universal. Los dioses de la montaña se identifican con los elementos atmosféricos, como Tanan el dios celta del trueno y de las tormentas. Es probable y ya que hablamos de Zoroastro, que el culto solar celta se hubiera introducido desde Oriente y con él todo su bagaje dualista. La eterna lucha del Bien y del Mal, de la Luz y de la Oscuridad, de la Vida, de la Muerte… Por todo ello el comienzo del buen clima y de los días largos se celebraba con fiestas como la de Beltené el 1 de Mayo, donde se llevan a cabo ceremonias como las de caminar sobre el fuego. En España tenemos la famosa fiesta del pueblo de San Pedro Manrique (Soria) durante el solsticio de verano (24 de Julio) donde se lleva a cabo la sorprendente demostración. En muchos de estos ceremoniales la madera debía ser de roble, árbol sagrado de los indoeuropeos.

Para los celtas el universo era cíclico (representado por el círculo), a los días les sucedían sus noches y nuevamente el amanecer, a una estación le sucedía otra y vuelta a empezar…, todo en un eterno ciclo que se repetía una y otra vez. Observaban, a si mismo, como el sol, fuente imprescindible de prosperidad y vida, recorría su camino sin descanso en dirección derecha por lo que se hizo habitual en sus rituales la presencia de fuegos, muchos de los cuales se les hacía danzar tomando trayectorias circulares y dextrógiras en lo que se denominan círculos de prosperidad. Por el contrario, ir hacia la izquierda significaba una violación de las leyes del universo (magia negra) y por tanto podía atraer grandes males.

La verdad no sólo era moralmente deseable para el pueblo celta, sino todo un acto cargado de magia positiva, de divinidad. La mentira, como todo aquello que atentaba contra el orden natural de las cosas, suponía un atentado a Dios con consecuencias fatales.

Las cosas existirían sólo por el hecho de nombrarlas, dioses, el universo, el mundo… surge al pronunciar sus respectivos nombres.

El Numen, la conciencia universal

Los celtas perseguían la armonía con la naturaleza pues todas las cosas participan de una inteligencia cósmica común, por ello las piedras son capaces de emocionarse, las espadas de hablar y los carros de actuar con voluntad propia.

En cada árbol, en cada arrollo, en el viento, en toda la naturaleza, se manifestaba el espíritu y los lugares descansaban bajo la protección de las divinidades. El numen se encontraba presente en todos los aspectos de la cotidianeidad. Las montañas, los bosques, los manantiales eran sagrados. El mundo celta sentía predilección por el orden natural de las cosas y ello se manifestaba en la actitud general que mantenían los druidas a cerca del mundo. Un druida busca más que la observación y el dominio de la naturaleza (la actitud occidental contemporánea) la integración con la misma.

Los celtas al igual que los indios americanos al creer en una conciencia universal presente en todas las cosas creían factible el poder comunicarse con la naturaleza (con el espíritu de un río, de un bosque, de la niebla, de los animales…), y así leer los peligros que acechaban al hombre escondidos más allá de la corriente percepción del mundo.

¿Politeísmo o Monoteísmo?

La especie de equívoco que sobre la palabra Dios mantiene la concepción judeocristiana hace suponer bastante fácilmente que nuestros antepasados eran politeístas. Esta concepción debería revisarse. De hecho una parte de los supuestos dioses ligures y celtas correspondería a lo que actualmente nosotros llamamos santos patronos, es decir hombres que han existido realmente pero que se revelaron como de una naturaleza superior a la Humanidad que les rodea.

Otra parte de aquellos dioses no era más que representación de fuerzas naturales, lo que daba lugar a un dios trueno, un dios viento o diosas fuentes, cosas todas ellas cuya naturaleza escapa al hombre, que el hombre no puede dirigir ni dominar y que, por tal motivo, se revelan como superiores...

Está también el dios de la raza o del pueblo. Para los celtas, éste era Teutates; Jehová para los hebreos. Tales dioses han sido representados, signo este de su materialidad, sobre todo entre los griegos y latinos, pero también entre otros pueblos: son los ídolos, los iconos...

Del Ser Supremo, no se puede siquiera intentar dar la definición, ya que por su propia naturaleza, es incognoscible para la mente humana. Ha sido una debilidad del cristianismo haberlo rebajado al rango de imagen representable.

Culto a la fertilidad

Los pueblos celtas, inmersos en una cultura inminentemente agrícola, se preocupaban mucho por la fertilidad de sus tierras, ganado y familia. De este modo no es de extrañar que las divinidades más importantes tuvieran una función dadora de fertilidad, abundancia y prosperidad. Estos dioses aparecen representados con símbolos de fertilidad como huevos, recién nacidos, frutas, pan, pañales, toallas, palanganas o falos erectos…

Algo relacionado con lo que estamos hablando son los huevos de druida o de serpiente: se creía eran de cristal y del tamaño de una manzana (tal vez más pequeños). Provendrían de la espuma de los silbidos de dos serpientes copulando que al enfriarse y al convertirse en una bola si era cogida en el aire por un druida servía para realizar conjuros y como talismán.

Lugares sagrados

Los árboles como reflejo de la unión del mundo celeste con el subterráneo, con sus características de longevidad, equiparada a sabiduría, con la muda regeneradora cíclica de sus hojas, metáfora de la propia vida, muerte y posterior resurrección, son considerados sagrados. Aún, hoy en día encontramos recogidas esta creencia en nuestras tradiciones culturales. De este modo incluso los reyes solían tomar posesión de su cargo bajo las hojas de un árbol. El roble (también el águila) estaba ligado a la divinidad principal, al señor del cielo. Ciertos lugares como los bosques y alguno de ellos en particular, quizás aquellos más apartados, oscuros y tenebrosos, eran considerados por los celtas sagrados, es decir espacios donde la comunicación con el Más Allá y los poderes ocultos se hacía más propicia. Allí era donde moraban los druidas, en la espesura, en el silencio, en la penumbra. Allí adoraban a sus dioses y cultivaban la sabiduría. Eran los señores del bosque...

Los celtas veneraban los árboles en general, pero sin duda sus preferidos eran el roble, el serbal, el tejo y el avellano. Y de estos, el roble era el rey. Incluso se dice que la palabra druida significaría "conocimiento del roble". La admiración de estos pueblos por el roble quizás proviniera de muy antaño, de los antepasados indoeuropeos pues muchos de estos pueblos tenían a este árbol como protagonista de sus ritos religiosos. Se cree que admiraban en el los atributos de dureza, resistencia, majestuosidad, longevidad y utilidad. Los inmensos bosques de roble del 4000 antes de Cristo y anterior proporcionaban alimento (bellotas), calor y vivienda a los hombres, por eso aquellos que supieran cómo utilizarlos adecuadamente, serían los más valiosos de la comunidad, los más sabios, por ello se les llamaría druidas, los que poseían el conocimiento del roble. Así, los restos del culto a los árboles no sólo quedaron registrados en la Europa fría, sino también en la mediterránea, pero en este caso se perdieron mucho antes. También se encuentran retazos en la India y en algunas de nuestras manifestaciones culturales actuales. El árbol de navidad, los numerosos árboles sagrados que existen en Occidente y sobre muchos de los cuales se acabaron construyendo edificaciones religiosas.

Parece ser que todas las tribus celtas poseían su árbol sagrado que actuaba como tótem de modo que en una batalla o escaramuza la destrucción del árbol significaría un presagio terrible para la tribu. Los ritos asociados particularmente al roble son numerosos, encontrándose este árbol relacionado con el dios del trueno en varias culturas.

Las zonas acuíferas también solían considerarse zonas sagradas. A los ríos, lagos, manantiales, ciénagas, pozos, se arrojaban objetos preciosos. Los celtas sentían especial predilección por los nacimientos y confluencias de los ríos. Se podían arrojar armas, amuletos, calderos, carros, animales e incluso seres humanos sacrificados a los dioses.

Los celtas como la mayoría de los pueblos indoeuropeos poseían una diosa madre, Danu, de la que se deriva el nombre Danubio y con la que se la relacionaba quizás por ser de sus riberas de donde habían surgido como pueblo. Tanto el Danubio como el Támesis fueron con gran probabilidad ríos sagrados al estilo del Ganges de la India, así lo parece confirmar el gran número de ofrendas halladas. Los ríos transportaban el alma de los muertos hacia el Más Allá. Lo vemos claramente hoy con el río Ganges y lo vemos registrado en la muerte del mítico rey Arturo, por poner unos ejemplos. El río al representar a una diosa madre consigue a través del bautismo en sus aguas que el ser humano absorba el poder femenino de la naturaleza y la purificación tanto física como espiritual.

Los pozos y manantiales eran centros de curación y purificación. Las propiedades medicinales de algunos de estos manantiales como ocurre hoy en día, atraían a peregrinos de lejanos lugares. Estos peregrinos dejaban sus ofrendas entre las que era común una figurita representativa de sí mismo o de la parte enferma que querían curar, todo ello en busca de un efecto curativo mágico. El siguiente acto sería descansar en un recinto especialmente preparado donde contactarían a través de sueños con el dios del que pretendían ayuda. Las fosas o pozos eran objeto de especial atención religiosa, tal vez imaginándolas como los oídos desde donde escuchaban los dioses del Submundo. Allí se les arrojaba animales y humanos sacrificados como ofrendas para ganarse sus favores. Los santuarios celtas podían contener estas fosas, también estructuras circulares de madera o altos postes centrales también de este material. A parte de sangre, también se ofrecía a los dioses metal, armas, herramientas y monedas rotas ritualmente con el objeto de que no pudiesen volver a ser utilizadas. El celta siempre se desprendía de algo valioso y el ser humano era lo más precioso, por lo que los sacrificios de personas, eran llevados a cabo en ocasiones de especial dificultad o agradecimientos a sus dioses.

Fiestas celtas

No es de extrañar que un pueblo inmerso en una economía agrícola y ganadera como el celta se interesase hondamente por los fenómenos cíclicos del planeta, como las estaciones. Las fiestas más importantes solían estar pues relacionadas con el año agrícola:

· Imbolc: 1-2 de Febrero. Fiesta presidida por la diosa Brigit, protectora de los partos, de la poesía y de la producción cervecera. La fiesta se relaciona con la época de lactancia de las ovejas.

· Beltené: 1 de Mayo. Se celebraba la entrada del verano, la fuerza renovada del sol. Para ello se encendían multitud de hogueras y se llevaban a cabo rituales de purificación como protección contra las enfermedades. Durante estas fiestas se hacía pasar el ganado entre dos hogueras para espantar la esterilidad de los animales. El calor del sol se hacía notar en estas fechas y propiciaba la maduración de las cosechas y el inicio del pastoreo.

· Lughnasad: 1 de Agosto. Se celebraba la fiesta de la cosecha.

· Samhein: 31 de Octubre/1 de Noviembre. Es el inicio del invierno, el comienzo del año celta. Era el fin de la época de pastoreo, cuando los animales se traían de regreso a los hogares para sacrificarlos o para su cría. Se celebraban mercados y carreras de caballos.

“Samhein era una época de luto ritual por la muerte del verano y un periodo peligroso en el que las leyes normales del tiempo y el espacio podían sufrir inexplicables alteraciones. Las barreras se rompían. Los espíritus del Más Allá podían recorrer la tierra y los humanos recíprocamente visitar el mundo de los muertos”.

La tradición de Samhein ha sobrevivido en los tiempos modernos en las fiestas de Halloween y del Día de los Difuntos.

Decían algunos autores clásicos que este concepto tenía su origen en las teorías de Pitágoras (aunque otros defendían justo lo contrario). Pitágoras afirmaba que el alma era una divinidad atrapada en la materia (cuerpo). Los druidas enseñaban a la comunidad y en especial a los guerreros que la muerte era tan sólo el paso de una vida a otra y que el alma inmortal siempre tenía como meta inexorable la ocupación de un cuerpo. El alma, supuestamente, viajaba de una envoltorio (que puede ser humano, animal o vegetal) a otro en un viaje sin final a menos que se alcanzase, en vida, un estado de pureza particular que los budistas llamarían Nirvana. En ese momento el ciclo se rompe y el ser humano alcanza la felicidad absoluta, la integración con el cosmos, con Dios, su origen y su destino inexorable, por otra parte. Entre tanto, el alma con sus actos va determinando el camino que tomará su futura reencarnación, va construyendo su karma. Sin embargo este proceso de transmigración no sólo podría tener lugar en nuestro mundo si no en el de los muertos también. Al igual que los egipcios, los celtas pensaban que se reencarnarían en el Otro Lado, en esa creencia se enterraban con comida, bebida, armas, carros, prendas, alhajas y demás utensilios, dependiendo de su rango social. Un Mas Allá contradictorio, por una parte un lugar presentado como el culmen de la alegría, lleno de cantos, risas, fiesta, sin dolor ni enfermedad, ni decadencia, lleno de música, abundancia, ampulosidad y colorido. Pero eso sí, no de paz, los combates al igual que en el Walhalla de sus parientes nórdicos formaban parte necesaria de este Universo paralelo. Está claro que en el mundo ideal celta no cabía la paz, pues la guerra sería fuente de fuerza vital y de regeneración, como en el siglo XIX explicaría también el gran filósofo alemán Nietzsche. Por otra parte el Más Allá podía ser un lugar sombrío y peligroso. Se podía acceder a él vivo o muerto, es en este último caso cuando el más allá adquiere su tinte más siniestro, como si la escenografía cambiase y ya no hiciese falta engañar a nadie presentando un escenario irreal idílico, como ocurría cuando eran los vivos sus visitantes, y los habitantes del Otro Mundo pretendían algo de los visitantes vivos, pues los "dioses" suelen necesitar a los humanos para llevar a cabo una tarea que ellos en teoría no pueden realizar.

Tal vez cada dios tuviera su propio Mas Allá sobre el que ejercía su dominio, o tal vez dependiera de la personalidad (o alma) del sujeto que lo viviese. El tiempo en estos espacios tangenciales no corre de igual manera que en el reino de los vivos. En el Más Allá, un humano vivo puede comprobar cómo el tiempo parece que no transcurre o se hace muy lento, pero he aquí que cuando regresa al mundo de los humanos recupera de sopetón la edad que le correspondería de acuerdo con el orden natural de las cosas. Obviamente el Más Allá celta se identifica con el país de las Hadas o de la buena gente. La tradición nos informa que se puede acceder a estos lugares a través de cuevas o lagos, islas en medio del mar… Aunque es probable que se pueda entrar desde el sitio menos sospechado, al estar estos lugares hipotéticamente en un espacio y tiempo diferentes al nuestro. En el Más Allá es frecuente acudir a festines donde el gran protagonista es el caldero mágico, del que nunca se agota la comida. Por otra parte el caldero de resurrección colmado de cierto líquido es aquel donde se introducía a los muertos, normalmente guerreros muertos en batalla con el objetivo de resucitarlos.

La transmigración de las almas

Decían algunos autores clásicos que este concepto tenía su origen en las teorías de Pitágoras (aunque otros defendían justo lo contrario). Pitágoras afirmaba que el alma era una divinidad atrapada en la materia (cuerpo). Los druidas enseñaban a la comunidad y en especial a los guerreros que la muerte era tan sólo el paso de una vida a otra y que el alma inmortal siempre tenía como meta inexorable la ocupación de un cuerpo. El alma, supuestamente, viajaba de una envoltorio (que puede ser humano, animal o vegetal) a otro en un viaje sin final a menos que se alcanzase, en vida, un estado de pureza particular que los budistas llamarían Nirvana. En ese momento el ciclo se rompe y el ser humano alcanza la felicidad absoluta, la integración con el cosmos, con Dios, su origen y su destino inexorable, por otra parte. Entre tanto, el alma con sus actos va determinando el camino que tomará su futura reencarnación, va construyendo su karma. Sin embargo este proceso de transmigración no sólo podría tener lugar en nuestro mundo si no en el de los muertos también. Al igual que los egipcios, los celtas pensaban que se reencarnarían en el Otro Lado, en esa creencia se enterraban con comida, bebida, armas, carros, prendas, alhajas y demás utensilios, dependiendo de su rango social. Un Mas Allá contradictorio, por una parte un lugar presentado como el culmen de la alegría, lleno de cantos, risas, fiesta, sin dolor ni enfermedad, ni decadencia, lleno de música, abundancia, ampulosidad y colorido. Pero eso sí, no de paz, los combates al igual que en el Walhalla de sus parientes nórdicos formaban parte necesaria de este Universo paralelo. Está claro que en el mundo ideal celta no cabía la paz, pues la guerra sería fuente de fuerza vital y de regeneración, como en el siglo XIX explicaría también el gran filósofo alemán Nietzsche. Por otra parte el Más Allá podía ser un lugar sombrío y peligroso. Se podía acceder a él vivo o muerto, es en este último caso cuando el más allá adquiere su tinte más siniestro, como si la escenografía cambiase y ya no hiciese falta engañar a nadie presentando un escenario irreal idílico, como ocurría cuando eran los vivos sus visitantes, y los habitantes del Otro Mundo pretendían algo de los visitantes vivos, pues los "dioses" suelen necesitar a los humanos para llevar a cabo una tarea que ellos en teoría no pueden realizar.

Tal vez cada dios tuviera su propio Mas Allá sobre el que ejercía su dominio, o tal vez dependiera de la personalidad (o alma) del sujeto que lo viviese. El tiempo en estos espacios tangenciales no corre de igual manera que en el reino de los vivos. En el Más Allá, un humano vivo puede comprobar cómo el tiempo parece que no transcurre o se hace muy lento, pero he aquí que cuando regresa al mundo de los humanos recupera de sopetón la edad que le correspondería de acuerdo con el orden natural de las cosas. Obviamente el Más Allá celta se identifica con el país de las Hadas o de la buena gente. La tradición nos informa que se puede acceder a estos lugares a través de cuevas o lagos, islas en medio del mar… Aunque es probable que se pueda entrar desde el sitio menos sospechado, al estar estos lugares hipotéticamente en un espacio y tiempo diferentes al nuestro. En el Más Allá es frecuente acudir a festines donde el gran protagonista es el caldero mágico, del que nunca se agota la comida. Por otra parte el caldero de resurrección colmado de cierto líquido es aquel donde se introducía a los muertos, normalmente guerreros muertos en batalla con el objetivo de resucitarlos.

Animales sagrados celtas

En una cultura agrícola y ganadera como la celta los animales salvajes no suponían la base de la alimentación, pero la caza era, como hoy en día, considerada una actividad deportiva y un signo de prestigio social. En una cultura que veía la espiritualidad impregnada en todos los rincones es normal que esta actividad estuviera revestida de cierto ritualismo religioso. Por lo tanto, la caza se realizaba bajo un ritual sagrado en el que se rendía honores y reconocimiento a la presa, a la vez que se pedía perdón a los dioses de la tierra por "robarles" un bien preciado. La caza, además, es considerada un reflejo del dualismo en equilibrio sobre el que se sostiene el mundo, por una parte un ser es muerto y por otra parte esa muerte proporciona vida a sus verdugos.

Existían una serie de animales muy especiales para los celtas:

· El jabalí se hallaba muy presente en sus cultos como animal representativo de la lucha y la guerra.

· Del ciervo se admiraba su velocidad y virilidad. Así lo atestiguaban sus poderosos cuernos con los que se defendía de sus enemigos. El desprendimiento estacional de sus cornamentas y su posterior crecimiento lo convertían en símbolo de regeneración y resurrección. Es común la presencia de este animal, en una forma encantada, en la literatura de inspiración celta de la Edad Media.

· La serpiente es también símbolo de resurrección, regeneración y curación debido a su capacidad para mudar de piel, de fertilidad por su prolífica descendencia y su morfología fálica. Su vida en contacto permanente con la tierra la convierte en un animal eminentemente telúrico, en comunión con el Submundo (algo parecido al Infierno cristiano). Además sus hábitos cazadores la significan también como símbolo de la muerte.

· Las aves están también muy presentes en la religión celta. Su capacidad para el vuelo fomenta la imagen de animal espiritual que abandona la tierra al igual que lo hace el espíritu libre, en el momento de la muerte. Múltiples dioses del Más Allá adoptan la forma de pájaro y se convierten en un símbolo de la vida después de la muerte, como recogerá también el cristianismo. Las voces de las palomas y de los cuervos hacían que se les asociara a los oráculos y a las profecías, normalmente de carácter negativo, los gansos por medio de su carácter vigilante y atento a la guerra, a la protección. En grullas eran convertidas las malas mujeres, las cornejas y las grullas eran presagio de muerte y mal agüero quizás por su carácter carroñero y su plumaje negro al que relacionaban con la falta de luz.

· El águila es el animal celeste por antonomasia, un ser de la luz que ilumina a su paso las tinieblas. Los cisnes encantados son muy comunes en la literatura ancestral europea, en estos animales se convierten los amantes pues son símbolos de amor imperecedero y fiel, pues se sabe que los cisnes forman pareja de por vida. Son junto a la oca mensajeros del Más Allá e incluso eran el tótem de algunas tribus.

· A los cantos de algunos pájaros se les presumía un carácter terapéutico.

· Los caballos eran tenidos en alta estima, eran muy reconocidas sus cualidades estéticas, de bravura, de velocidad y vigor sexual, por ello eran un símbolo de la aristocracia guerrera, además de símbolo solar. La diosa de los caballos en la Galia era Epona, venerada durante el Imperio Romano, era representada siempre montada o rodeada de caballos.

· Los perros tenían un significado curativo, pues era conocido su costumbre de lamerse las heridas en un proceso autocurativo. Eran empleados en la caza y sacrificados en rituales religiosos. Muchos dioses eran representados junto a sabuesos ya que eran símbolo de protección y fidelidad.

· Los bueyes y toros eran también objeto de frecuente sacrificio al considerar que los dioses valorarían las virtudes de fortaleza, virilidad y ferocidad que estos animales encarnaban. Su culto se hallaba extendido por todo el mundo celta. Solían representarse con tres cuernos haciendo, probablemente referencia, el tercero, al atributo sexual. Existía un ritual llamado Tarbhfhess consistente en comer su carne y sustancia para que después se revelase en sueños la figura del futuro rey.

La estrecha unión entre los celtas y la naturaleza, en particular el mundo animal, se refleja en la representación zoomórfica de los dioses, y en el cambio a formas animales de que eran objeto tanto hombres como dioses, víctimas de encantamientos como castigo o venganza. En su transformación a bestia muchos aún conservan la forma de pensar y sentir humana, manteniendo incluso la capacidad del habla. Por otra parte, existen animales mágicos dotados de poderes sobrenaturales que ayudan a los héroes míticos celtas en sus búsquedas.

La monarquía sagrada

La unión de los dioses y de los mortales en las leyendas, de los dioses y los reyes más en concreto, ayudaban a legitimar las dinastías reales y las dotaban de una profunda raigambre psicológica entre el pueblo. Eran las diosas de la soberanía, representantes de la Tierra, las que otorgaban su consentimiento al rey o señor de un territorio y a sus respectivos consortes.

El poder de la verdad y la palabra (el verbo)

La verdad no sólo es moralmente deseable, sino que el acto en si llega cargado de magia positiva, de divinidad. La mentira como todo aquello que atenta contra el orden natural de las cosas, supone un atentado a Dios y trae como consecuencia fatalidad.

Las cosas existirían sólo por el hecho de nombrarlas. Dioses, el universo, el mundo… surge al pronunciar sus respectivos nombres.

Cabezas humanas

Al igual que árabes, germanos y otros muchos pueblos, los celtas eran aficionados a cortar las cabezas de sus enemigos para embalsamarlas y exhibirlas como trofeos. Las utilizaban como ofrendas a sus dioses o como objetos de advertencia o protección. Tenían un carácter mágico, creían que en ellas residía el alma de los vencidos. En literatura posterior, de raíces celtas (sobre todo Irlandesa), existen gran cantidad de testimonios a cerca de cabezas parlantes.

viernes, 27 de marzo de 2009

Pensamiento Mínimo

¡¡Abajo las drogas!!

Los del sótano

El Manuscrito Voynich

Hace siglos que los eruditos tratan de descifrar los secretos de un antiguo libro, conocido como manuscrito Voynich. Según creyeron algunos de los que lo han estudiado, anticipa muchos de los descubrimientos de la ciencia moderna.

A finales de 1912 un vendedor de libros antiguos de Nueva York llamado Wilfred M. Voynich volvió a su ciudad natal desde Europa con un pequeño manuscrito, cuidadosamente empaquetado. Tenía gruesas tapas de pergamino, separadas, debido al uso. De las 204 hojas de pergamino delgado de que constaba el manuscrito, Voynich calculaba que, originalmente, debía contener 28 páginas más, que se habían perdido. Su formato era de cuarto grande, ya que medía unos 15 por 22 centímetros y el texto; escrito en caracteres condensados y con tinta negra, iba ilustrado con más de 400 pequeños dibujos en rojo sangre, azul, amarillo, marrón y verde.

Las ilustraciones mostraban curiosos dibujos arabescos y tubos que parecían intestinos, figuras femeninas desnudas, estrellas y constelaciones y cientos de plantas de extraño aspecto. El pergamino, la caligrafía y la historia conocida del manuscrito indicaban a Voynich que era de origen medieval; y la abundancia de especímenes vegetales sugería que podía tratarse de un herbario, un libro de texto mitad científico, mitad mágico, que describía las cualidades místicas y médicas de las plantas y su preparación. Pero esto era una simple conjetura, ya que estaba escrito en un lenguaje que Voynich no pudo identificar. Y es que. aunque el texto podía ser descompuesto en palabras, no tenían sentido de por sí. Voynich sólo pudo suponer que estaban escritas en un idioma poco conocido, en un dialecto o en un código.

Aunque Voynich no era criptólogo, tenía, indirectamente, algunas nociones de simbología. Su suegro había sido el profesor George Boole, el matemático inglés que fue uno de los primeros en usar símbolos matemáticos para expresar procesos lógicos: fue elegido miembro de la Royal Society por sus trabajos sobre la moderna lógica simbólica. Voynich también sabía que existían convincentes pruebas circunstanciales que sugerían que el autor de la extraña obra por él adquirida pudiera haber sido Roger Bacon, monje franciscano del siglo XIII que había combinado sus estudios de filosofía, matemáticas y física experimental con la alquimia. Quizá Bacon había logrado inventar, 600 años antes que Boole, un sistema de lógica simbólica, o quizá simplemente había elaborado un código para camuflar sus investigaciones en torno a la piedra filosofal y el elixir de la vida, eludiendo así la acusación de practicar la magia negra; acusación que en la Edad Media solía tener fatales consecuencias.

Mientras daba vueltas a todas esas posibilidades, Voynich se dirigió al mundo académico buscando una solución; hizo hacer docenas de copias del documento y se las envió a todos los especialistas que pudieran colaborar con él. Con cada copia, envió un resumen de lo que se sabía del manuscrito.

Voynich había pagado una cantidad no revelada, a principios de 1912, tras haberlo hallado en la biblioteca del Colegio Mondragone de los jesuitas, en Frascati (Italia). Antes de llegar allí, el manuscrito había permanecido custodiado durante 250 años en el Collegium Romanum de los jesuitas; y había sido entregado por un célebre erudito y criptólogo jesuita del siglo XVII, llamado Athanasius Kircher, quien había intentado, sin éxito, descifrarlo.

Según una carta fechada el 19 de agosto de 1666, Kircher había recibido el libro de manos de su antiguo alumno Joannes Marcus Marci, rector de la Universidad de Praga; el libro había formado parte de la biblioteca del Sacro Emperador Romano Rodolfo II, hasta su muerte en 1612. A todos los efectos, Rodolfo había cedido el gobierno de sus reinos de Hungría, Austria, Bohemia y Moravia a los jesuitas, prefiriendo dedicar su tiempo a patrocinar las ciencias y pseudociencias.

Pero los intereses más personales del emperador Rodolfo se orientaban hacia la alquimia, donde empleó mucho tiempo y mucho dinero en la instalación de un laboratorio alquímico al que invitó a alquimistas de toda Europa. Uno de ellos, Johannes de Tepenecz, firmó su nombre en un margen del manuscrito Voynich, según se descubrió posteriormente. Otro alquimista más famoso era el inglés John Dee, quien entre 1584 y 1588 vivió en la corte de Rodolfo como agente secreto de la reina Isabel I. Es posible que fuera Dee quien trasladara el manuscrito a Praga.

Dee, que había sobrevivido al encarcelamiento en tiempos de la reina María Tudor, en 1555, acusado de brujería, se transformó en favorito de su media hermana Isabel. Los experimentos necrománticos que realizó con su ayudante Edward Kelley suenan a superchería, pero poseía un profundo conocimiento de la teoría y de la práctica alquímicas, así como de astrología, astronomía, matemáticas, geografía y navegación celeste (una de sus obsesiones era hallar el pasaje noroeste hacia la India); pero sobre todo era un espía de capa y espada. Puso en práctica el uso de nuevas claves secretas y estudió las que ya existían, en beneficio de su jefe, lord Burghley.

Dee también admiraba mucho los trabajos de Roger Bacon, y coleccionó muchos de sus manuscritos. Tenía numerosos puntos en común con el monje franciscano; ambos se interesaban, por ejemplo, por las escrituras secretas. En cualquier caso, parece que fue el doctor Dee quien regaló a Rodolfo II el manuscrito de Voynich, diciéndole que era obra de Bacon. Sir Thomas Browne afirmaba que Arthur Dee, hijo del doctor Dee, le había hablado de un “libro que sólo contenía jeroglíficos, en cuyo libro su padre había ocupado mucho tiempo, pero no me dijo que lo hubiera descifrado”.

Fueron estos los antecedentes del problema que Voynich planteó al mundo académico en 1912. Los filólogos buscaron en vano trazas de un lenguaje conocido y después utilizaron todos los métodos que suelen emplearse para leer idiomas perdidos; en vano. Varios criptoanalistas (incluido un especialista de la Biblioteca Nacional de París que había trabajado con códigos alquímicos del siglo XV) lucharon y se rindieron. En 1917, el manuscrito llegó a atraer la atención de la sección de criptología de la División de Inteligencia Militar de los Estados Unidos, el MI-8.

El MI-8 estaba encabezado por un joven y brillante director, Herbert Osborne Yardley (quien se transformaría después en una leyenda en el mundo de los descifradores de códigos), y por su brazo derecho, igualmente brillante, el capitán John M. Manly, doctor en filosofía, que antes de la guerra había sido director del departamento de Filología Inglesa en la Universidad de Chicago. En 1917 Manly trabajaba en el llamado criptograma Witzke, un código de 424 letras que descifró en tres días, revelando la identidad de Lothar Witzke, agente secreto alemán que operaba desde México. Sin embargo, después de trabajar mucho con el manuscrito de Voynich también se dio por vencido (al igual que su jefe, Yardley), y aseveraba que el texto era “el manuscrito más misterioso del mundo“.

Las ilustraciones del texto eran igualmente desconcertantes. Nada parecía tan sencillo como identificar las plantas desde el punto de vista botánico, y servirse luego de sus nombres para descifrar las leyendas; pero el problema era que la mayor parte de plantas y arbustos eran inventados, y los nombres de los que existían carecían de sentido desde el punto de vista criptográfico. Los astrónomos creyeron reconocer cuerpos celestes, como la estrella Aldebarán, la nebulosa de Andrómeda y el cúmulo estelar de las Híades, pero después volvieron a perderse en un torbellino de galaxias imaginarias. Especialistas en Bacon estudiaron el manuscrito, buscando coincidencias, mientras un profesor de anatomía de Harvard trataba de descifrar lo que le parecían diagramas fisiológicos; todo fue inútil.

Pero hubo un hombre para quien el manuscrito de Voynich se transformó en obsesión. El profesor William Romaine Newbold, especialista en filosofía e historia medieval de la Universidad de Pennsylvania. Lingüista y criptógrafo (como Manly), comenzó a trabajar en el texto en 1919. Su sistema era muy complejo: comenzó por examinar el manuscrito con una lupa y descubrió que existía un texto secundario microscópico dentro de las letras; creyó que se trataba de una especie de taquigrafía. Utilizando técnicas de desciframiento logró reducir esto a una clave de 17 letras romanas y con esto realizó seis traducciones diferentes, cada una de las cuales conducía a la siguiente. Después hizo un anagrama del sexto texto, con el que llegó al texto final en latín.

En abril de 1921 convocó una reunión de la Sociedad Filosófica Americana en Filadelfia y anunció sus conclusiones provisionales ante un público asombrado, al que finalmente logró convencer. En su opinión, la obra era de Roger Bacon, que la había puesto en clave para evitar que sus ideas se calificaran de novedosas. Se sabía que Bacon había sido el inventor de la lupa y que había especulado con la posibilidad de construir telescopios y microscopios mucho antes de su invención. Según el profesor Newbold, el manuscrito Voynich demostraba que Bacon había construido un microscopio y lo había usado para estudiar y describir gametos, óvulos, espermatozoides y la vida orgánica en general. No sólo eso, sino que había construido un poderoso telescopio reflectante, con el que había estudiado sistemas estelares desconocidos en su tiempo.

El profesor Newbold era hombre de sólida reputación, y sus descubrimientos parecían posibles. Muy pocos de los académicos que se reunieron para escucharle sabían algo de criptología, pero sus descubrimientos parecían razonables. Un importante fisiólogo, por ejemplo, consideraba que un dibujo y su leyenda describían las células epiteliales y sus cilios (se trata de las células que recubren las trompas de Falopio y los bronquios y que favorecen el paso de las mucosidades y de los óvulos) ampliadas a 75 veces su tamaño. John Manly, que ya había colgado su uniforme de Mayor y había vuelto a su cátedra de la Universidad de Chicago, prefirió no tomar partido, pero escribió en la revista Harper una reseña bastante favorable a Newbold.

Durante cinco años, hasta su muerte en 1926, Newbold prosiguió su criptoanálisis del manuscrito, en colaboración con su amigo y colega Roland Grubb Kent; fue éste quien publicó los descubrimientos de Newbold en 1928, con el título de The cipher of Roger Bacon (La clave de Roger Bacon). Las reacciones de especialistas y curiosos no se hicieron esperar.

Por supuesto, John Manly seguía interesado por el asunto, y en cuanto se publicó el libro quiso conocer el método de trabajo de Newbold y comprobar sus resultados. Aunque admiraba a Newbold (a quien consideraba una autoridad) lo que halló no le gustó nada, y después de discutir su punto de vista con antiguos colegas del MI-8, publicó en 1931 un artículo en la revista Speculum: en él, mediante un análisis cuidadosamente razonado, despojaba de todo valor los trabajos del difunto profesor Newbold.

Una vez apagados los ecos de las declaraciones de Manly, el tema no volvió a suscitar interés durante muchos años. No obstante, muchos especialistas continuaron trabajando privadamente con el manuscrito (considerado, con razón, como el mayor desafío al que jamás se habían enfrentado). En 1943 un abogado de Nueva York se atrevió a proponer una solución, un confuso texto en latín lleno de incongruencias. Dos años después un destacado investigador del cáncer, el doctor Leonell C. Strong, creyendo quizás que su reputación en el campo profesional era suficientemente sólida como para afrontar los mayores reveses académicos, pretendió haber transcrito con éxito ciertos pasajes médicos.

Anunció que no se trataba de una obra de Bacon, sino de Roger Ascham, contemporáneo del doctor John Dee,que había sido tutor y secretario privado de la joven reina Isabel I. Al igual que muchos estudiosos de su edad, Ascham estuvo interesado en varios temas, y publicó varias traducciones de obras clásicas, un tratado sobre educación y un manual que explicaba y defendía la práctica del tiro al arco, por entonces en trance de desaparecer.

Según el doctor Strong, en uno de los pasajes del manuscrito Voynich, Ascham describe una fórmula anticonceptiva que, como demostró el propio doctor Strong, puede resultar eficaz. Sin embargo, el doctor no explicó nada sobre sus métodos criptográficos, limitándose a decir que se trataba de “un doble método inverso de progresiones aritméticas basadas en un alfabeto múltiple“. En cualquier caso, varias de las afirmaciones del doctor Strong referentes al estilo lingüístico de Ascham no soportan el examen de un experto.

El librero y anticuario Hans Kraus adquirió el manuscrito en 1960. Cuando falleció Ethel L. Voynich, la mujer de Voynich, Kraus donó el libro a la Universidad de Yale en 1969. El manusscrito permanece aún en la biblioteca de la Universidad de Yale, donde sigue esperando que alguien desvele sus secretos.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Pensamiento Mínimo

Cuando escucho a Wagner durante más de media hora, ¡me entran unas ganas de invadir Polonia!

El Fraude de la Trinidad

Me pregunto sobre la idiosincrasia de la Trinidad y la realidad del Espíritu Santo. ¿De dónde salió esta inventiva a lo largo de la historia de la Humanidad?

Profundizando en ello cabía adentrarse en los estudios de algún teólogo que, cuando menos, supiera tener una base real, basada en una documentación exhaustiva, más allá de toda fe. Y he aquí que apareció Olcese, teólogo hondureño, con unos argumentos que paso a reproducir de forma resumida.

Una de las doctrinas fundamentales de la llamada “Cristiandad” es La Santísima Trinidad, que es definida como tres personas divinas en una sola esencia. Es decir, se define como que El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son tres personas divinas que comparten una sola esencia. Luego nos dicen que estas tres personas son distintas pero a la vez son un solo Dios Verdadero.

La Trinidad es considerada como un misterio, pues no se la puede concebir totalmente con nuestra mente finita. En realidad resulta muy difícil comprender cómo tres personas divinas y distintas puedan constituir un solo Dios verdadero. Escapa a toda la lógica y razonamiento humanos. En realidad millones de trinitarios han aceptado ese dogma por la “fe” más que por la fuerza de la razón misma. No obstante, la fe y la razón deben ir de la mano. La fe debe estar sustentada en la razón, pues si no sería una fe ciega. Por ejemplo, tenemos fe que existe Dios porque alguien tuvo que haber creado este enorme reloj que es el universo regido por leyes. Las leyes implican un Legislador, y Ése, por la razón misma, es Dios.

Lo cierto de todo es que ni Cristo ni sus discípulos, hasta el siglo IV, creyeron en la Trinidad. Para ellos “Dios no era un Dios de confusión sino de paz” (1 Corintios 14:33). El Dios Trino es un Dios confuso que trae discordias y disputas. En la Biblia no existe la palabra Trinidad, y tampoco se encuentra ningún texto canónico que diga que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son un solo Dios. El único texto que podría probar esa creencia Trinitaria es 1 Juan 5:7, texto que fue interpolado siglos después, y en consecuencia se le reconoce como espúreo por los eruditos bíblicos.

Origen de la Trinidad

Sí, la Trinidad fue desconocida por un espacio de casi 400 años (Siglo IV) partiendo del nacimiento de Cristo, y sólo fue formulada de a pocos en los Concilios de Nicea (325 d.C), y de Constantinopla (381 d.C). En el Concilio de Nicea se formuló lo que se llama la “semi-Trinidad”, es decir, se llegó a la conclusión que el Hijo era igualmente “Dios” con el Padre, de su misma substancia y esencia. Por tanto el Hijo es verdadero Dios del Verdadero Dios. Del Espíritu Santo nada se discutió ni se concluyó.

Fue en el Concilio de Constantinopla (381 d.C) donde se incluyeron frases en el credo por las cuales se afirmaba que el Espíritu Santo había de ser adorado y glorificado con el Padre, que él procedía del Padre, y que era él quien hacía la revelación. Y en el Concilio de Calcedonia (451 d.C) se hizo más explícita la declaración hecha en el Concilio de Constantinopla. Por esto la Nueva Enciclopedia Católica, 1967, dice de la “Trinidad”: …la fórmula dogmática “Un Dios en tres Personas… fue el producto de tres siglos de desarrollo doctrinal”. Y en su libro La Iglesia de los Primeros Tres Siglos, Alvan Lamson dice: “…La moderna doctrina de la Trinidad no se haya en ningún documento o reliquia perteneciente a la Iglesia de los primeros tres siglos…

Eduardo Gibbon dice, en su prefacio de su libro Historia del Cristianismo: “Sí el paganismo fue conquistado por el cristianismo, es igualmente cierto que el cristianismo fue corrompido por el paganismo. El Deísmo puro de los primeros cristianos…fue cambiado, por la iglesia de Roma, por el incomprensible dogma de la Trinidad. Muchos de los dogmas paganos, inventados por los egipcios e idealizados por Platón, fueron retenidos como merecedores de ser creídos.”

Además, H.G. Wells en su Perfil de la Historia, pág.421 dice: “Veremos cómo, después, toda la cristiandad se volvió a las disputas sobre la Trinidad. No hay una clara evidencia de que los apóstoles de Jesús aceptaran esa doctrina.

Pero la idea de la Trinidad es reconocida en las religiones antiguas de las naciones paganas. En las mitologías de los Griegos, Persas, Egipcios, Indios, Babilonios, Chinos, Islándicos, Fenicios, y Japoneses hallamos triadas de dioses, o dioses trinos. La Trinidad Hindú estaba conformada por los dioses Brahma, Vishnú y Shiva. La Trinidad Griega estaba conformada por los dioses Zeus, Athena, y Apolo. Decían sus creyentes que los tres “concordaban en uno”. La Trinidad romana eran sus dioses Júpiter, Mercurio, y Venus. Estos dioses trinos se fueron asimilando dentro de las naciones conquistadas. Y al Cristianismo pareció gustarle este concepto.

Cómo entró la Trinidad en la Iglesia

Existen evidencias de conceptos Trinitarios siendo introducidos por cristianos convertidos del paganismo posiblemente tan temprano como la última parte del siglo I. La incorporación gradual de ideologías paganas en la doctrina y práctica cristiana se produjo por la interacción de cuatro componentes históricos:

  1. Los apóstoles, quienes fueron sólidos en su conocimiento y aplicación de la Palabra de Dios, habían muerto. Su apego a las doctrinas originales de Dios ya no era de ejemplo viviente a los seguidores.
  2. La anticipación del “rápido” regreso de Cristo en las mentes de muchos cristianos decayó con el correr del tiempo.
  3. Muchos paganos que se convirtieron al cristianismo siguieron manteniendo algunas de sus creencias y prácticas anteriores. Así, la doctrina cristiana pura original se corrompió rápidamente.
  4. Debido a estos tres elementos anteriores, mucha gente empezó a anticipar un nuevo revivamiento o una nueva administración en reemplazo del viejo.

Incluso Pablo, mientras estaba vivo predicando el evangelio, tuvo que hacer frente a creyentes que querían modificar la Palabra de Dios a su satisfacción o capricho. Tomemos nota que la apostasía de la iglesia comenzó al poco tiempo, después de la mitad del siglo I, hacia el final del ministerio de Pablo. En esta época, dos sectas mayores, los Ebionitas y los Gnósticos hicieron su aparición.

Los Ebionitas eran los cristianos judaizantes quienes plagaron a Pablo con sus ideas de seguir guardando la ley y Obedeciendo el Antiguo Testamento. Mientras que algunos creían que Cristo nació sobrenaturalmente como hombre, otros creyeron que Cristo fue el hijo concebido entre José y María.

Los Gnósticos como secta tuvo sus raíces en la filosofía Griega y en las ideas religiosas. Ellos creían que Cristo era una Deidad, y su cuerpo físico era una apariencia o algo que él había tomado prestado temporalmente. (Ver Una Historia de la Iglesia Cristiana, pp. 53-7, por Hase).

El Docetismo apareció en la última mitad del siglo II. Era, de hecho, sólo otra forma de gnosticismo. Con la idea de remover al autor de todo bien del contacto con la materia, la cual los docetistas la consideraban maligna, ellos buscaron la ayuda de la filosofía oriental con la idea de poblar el espacio entre Dios y la materia con una vasta sucesión de seres super humanos como mediadores entre Dios y el mundo. Éstos, emanando de la Deidad, fueron llamados AEONES; entre éstos el de mayor rango era Cristo. Muchos de ellos imaginaron que Jesús fue un mero hombre, y mantuvieron que el AEON Cristo descendió sobre el hombre Jesús en su bautismo, y que después lo dejó inmediatamente antes de su crucifixión, de modo que Cristo no fue, sujeto a dolor y muerte; en tanto que otros sostuvieron que el cuerpo, con el cual Cristo pareció estar investido, no era realmente humano y transmisible, sino insubstancial o etéreo, o, al menos inmaterial: Estos últimos fueron llamados docetistas. Aquí vemos a un Cristo preexistente fuera del mundo que baja a la tierra para obrar en Jesús. Imaginémonos que clase de Jesús tendríamos con la mezcla del gnosticismo y el docetismo. ¡Obviamente un “Jesúcristo-Dios” preexistente antes de su nacimiento humano!

De acuerdo a fuentes seculares, el Apóstol Juan fue el único apóstol que vivió a finales del siglo I, y durante el cual él escribió sus epístolas del Nuevo Testamento y su Evangelio. El Evangelio de Juan sirvió para esclarecer que Cristo es el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre. Por tanto este Evangelio de San Juan establece la verdad de la Palabra de Dios de que Cristo es el Hijo de Dios no “Dios el Hijo” o “Dios Mismo”. Se puede afirmar que los escritos juaninos combaten el concepto gnóstico de un Jesús Dios, no humano. En su Primera Epístola, Juan contraataca ese pensamiento gnóstico en el capítulo 4 y verso 3.

También Pablo afirmó que en sus días ya estaba en acción “El misterio de iniquidad” (2 Tesalonisenses 2:7). Y también Pablo aconseja a Timteo: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia (Gr. GNOSIS)” (1 Timoteo 6:20). Aquí Pablo hace una clara alusión al gnosticismo de su época.

Con el surgimiento de varias sectas, la verdad de la Palabra de Dios vino a estar infiltrada por la adoración idolátrica y las teorías. Los cristianos gradualmente aceptaron los elementos foráneos introducidos en sus enseñanzas.

La Trinidad se originó inicialmente en la filosofía de Platón, el filósofo Griego que vivió unos 400 años antes de Cristo. Un erudito Inglés ha observado que “el germen de todas las ideas, incluso de muchas del cristianismo, se puden encontrar en Platón.” (Gerardo S. Sloyan, Las Tres Personas en un Dios, p.31). Por cierto que antes de Platón hubo triadas en los pueblos antiguos de Egipto, Babilonia, China, India, etc. Eso ya lo explicamos antes.

Hans Kung, el reconocido teólogo católico de origen alemán, dice: “Si tomamos el Nuevo Testamento como un criterio, no podemos negar que el Concilio de Nicea ciertamente mantuvo el mensaje del Nuevo Testamento y no lo helenizó totalmente. Pero es igualmente fuera de toda disputa que el concilio permaneció enteramente aprisionado en conceptos, nociones, y modelos Helenísticos los cuales hubieran sido totalmente desconocidos para el Judío Jesús de Nazaret y la comunidad más antigua (de creyentes)…” (Cristianismo: Esencia, Historia y Futuro, p. 182).

También Hans Kung culpa al dogma de la Trinidad por el poco avance del cristianismo en el mundo musulmán. Para los islámicos, la creencia en un solo Dios “Alá” es fundamental. Alá no es un Dios trino como lo es el Dios de muchos cristianos Trinitarios. Por eso los musulmanes ven con horror cómo la cristiandad ha aceptado un Dios Trino, lo cual no va en armonía con su creencia monoteísta. Mientras se mantenga el dogma de la Trinidad, no se podrán convertir a más musulmanes para Cristo.

Los cristianos contamos con la Biblia a fin de documentarnos de sobre la persona del Hijo de Dios. Es lógico concluir que si Cristo era Dios verdadero, él mismo debió enseñarlo a sus apóstoles, y éstos a sus discípulos. Pero: ¿dijo Jesús que él era Dios como Su Padre es Dios? ¿Dijo él que el Espíritu Santo era también Dios? A continuación vamos a reseñar los pasajes más importantes del Nuevo Testamento en donde se presenta a Jesús como el Hijo de Dios, y no, como muchos creen, como Dios el Hijo.

Testimonio de Jesucristo

Creo que por encima de los concilios y las opiniones de los hombres, está el claro y legítimo testimonio de Jesucristo. Él es el más indicado o autorizado para decirnos si él es el Dios Único y Verdadero. Para ello es importante leer la Biblia, y en particular, los Evangelios, en donde están registradas sus palabras.

    Jesús Reconoció que sólo Su Padre es el Dios Verdadero:

Aunque parezca increíble, Jesús mismo contradice a los Trinitarios enseñando el monoteísmo puro. Por ejemplo, en Juan 17:3 él dice de Su Padre y Dios: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti (Padre), el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Este pasaje debe ser leído con cuidado, y es más, debe ser escudriñado profundamente por el investigador sincero e inteligente. Notemos que Jesús dice que la vida eterna consiste en conocer a dos personas: 1). Al Dios Padre, quien es el único Dios verdadero, y 2). A Jesucristo, como el enviado de Dios. Jesús NO dice que el Padre y él son El Dios verdadero, sino sólo Su Padre. No obstante, los Trinitarios tuercen esta doctrina de Jesucristo diciendo que el Hijo es también el Dios verdadero. ¡Pero Jesús nunca dijo ser el Dios verdadero¡ Este texto es contundente.

En otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que su Padre es MAYOR que él (Juan 14:28). Esta declaración de Jesús lo coloca a él como menor al Padre definitivamente. Como réplica, los trinitarios dicen que Jesús estaba hablando como hombre, y en esa condición era menor que Dios Padre. Pero, ¿no deberíamos esperar que todo hombre sea menor que Dios el Padre? ¿Qué de nuevo estaría diciendo Cristo con eso? ¿No sería algo evidente que cualquier hombre sea menor que Dios?

Jamás encontraremos en la Biblia la frase “Dios el Hijo”. Al contrario, Jesús enseña que él mismo tiene Su Dios. En Juan 20:17 Jesús les dice a sus discípulos: “…subo a mi Padre y a vuestro Padre, A MI DIOS, y a vuestro Dios.” En la crucifixión Jesús exclamó a Dios: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).

Pero el texto más importante y dramático es el de Apocalipsis 3:12. En este pasaje, el Cristo glorificado y entronizado en el cielo dice: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de MI DIOS, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de MI DIOS, y el nombre de la ciudad de MI DIOS, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de MI DIOS, y mi nombre nuevo.” La pregunta lógica es: ¿Por qué Jesús sigue llamando al Padre como “MI DIOS” cuatro veces, si ya dejó de ser hombre en el cielo? Pero lo cierto es que en el cielo Jesús sigue teniendo su Dios. Y si en el cielo Jesús sigue teniendo su Dios, entonces él no ha dejado de ser un hombre, aunque ciertamente ya en la condición de glorificado.

Si Cristo es Dios como el Padre, entonces ¿por qué Jesús desconoce el día y la hora de su propia venida y del “fin del mundo?” Él dijo claramente a sus discípulos: “Pero de aquel día y de la hora nadie lo sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, NI EL HIJO, sino el Padre.” (Marcos 13:32; Hechos 1:6,7). Sí, Jesús no sabe cuándo en la fecha de su retorno. Pero nos dirán nuevamente que Cristo hablaba como hombre. Pero, ¿no es de esperar que todo hombre ignore la fecha del fin del mundo? ¿Qué de nuevo estaría diciéndonos Jesús? Nuevamente insisto en el hecho que Jesús hablaba como Hijo de Dios y como hombre. ¡El Hijo de Dios no lo sabe todo! Y si no sabe todo es porque no es el Dios Omnisapiente y Todopoderoso.

En una ocasión un hombre le dijo a Jesús: “…Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino sólo Dios.” (Lucas 18:18.19). Aquí se suscita otra pregunta: Si Cristo es Dios, y Dios es el único bueno, ¿por qué rechazó Jesús la confesión de que era bueno? En Mateo 5:8 Jesús mismo dice: “Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios.” Aquí surge otra pregunta, si Cristo era Dios, ¿por qué dice que sólo los de limpio corazón verán en a Dios? Si Cristo era Dios, entonces no sólo los de limpio corazón estaban viendo a Dios, sino también los pecadores impenitentes. Recordemos que a Jesús muchos le vieron y no se arrepintieron de su sucio corazón. Por tanto, Cristo no podía ser Dios.

En Juan 10:29 Jesús dice: “Mi Padre que me las dio, es MAYOR QUE TODOS…” Este texto, junto con el de Juan 14:28, confirma el hecho de que Cristo no es igual que Dios el Padre. Y en Juan 5:19 Jesús dice: “De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer NADA POR SI MISMO, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” Esta es una extraña declaración de Cristo si creemos que él es Dios como Su Padre. Notemos que Cristo imita a su Padre y no a la inversa. Jesús no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que hace su Padre eso hace él. Obviamente Cristo está sujeto a Su Padre, y hace lo que él le enseña.

En Marcos 10:40 Jesús dice: “Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, NO ES MIO DARLO, sino para aquellos a quienes está preparado.” En el reino de Cristo habrá puestos de autoridad que sólo Dios ha destinado para sus hijos. Jesús afirma que a él no corresponde señalar los lugares o posiciones de autoridad.

Y más sobre el Espíritu Santo

En cuanto al Espíritu Santo, es oportuno señalar que jamás encontraremos en la Biblia que se le llame “Dios Espíritu Santo” sino más bien: “El Espíritu Santo DE Dios”. En Efesios 4:30 leemos: “Y no contristéis al Espíritu Santo DE DIOS...” Y Pablo habla del Espíritu Santo como perteneciendo al Padre: “…sino a Dios, quien también nos dio SU ESPUIRITU SANTO.” ( 1 Tesalonisenses 4:8).

Por otro lado, es curioso que el Espíritu Santo no aparezca con el Padre y el Hijo en los siguientes textos: Romanos 16:27; 1 Corintios 1:3,9; 8:6, 2 Corintios 1:2, Gálatas 1:3; 3:26, Efesios 1:2; 3:19; 5:5,20; 6:23, Filipenses 1:2, Colosenses 1:2; 2:2, 1 Tesalonisenses 1:1, 2 Tesalonisenses 1:1,2, 1 Timoteo 1:2, 2 Timoteo 1:2, Tito 1:4, Filemón 3, 1 Juan 1:3, 1 Juan 2:22, 2 Juan 3, Judas 1:1.

También es curioso que al Espíritu Santo jamás se le ve entronizado junto con el Padre y el Hijo. Ver Apocalipsis 7:10, 22:3. Tampoco ninguna oración es dirigida al Espíritu Santo. El Espíritu Santo se le describe como el PODER de Dios en los siguientes versículos: Hechos 1:8, 10:38, Lucas 1:35, 4:14, 5:17, Romanos 8:11, 15:13,19, Miqueas 3:8, 1 Corintios 2:4, 6:14, 1 Tesalonisenses 1:5.

Todo lo anterior responde a una respuesta. ¿De dónde salió la idea del Espíritu Santo y la Trinidad? Teniendo en cuenta que, como se puede comprobar, basándonos únicamente en los textos bíblicos, para que no venga nadie a decir que esta documentación proviene de otras fuentes que no sean “la palabra de Dios” se puede ver que la idea del Dios Trino no se sustenta por ningún lado. Es más esta idea trinitaria es pagana, y fue adoptada por la Iglesia Católica como tantas otras influencias paganas.

Y todo parece provenir de un punto indeterminada, una pausa en el llamado Concilio de Nicea, un verdadero desastre para la Cristiandad, ya que muchas ideas alocadas salieron de allí, entre otras el acallar otros Evangelios apostólicos, convirtiéndolos en apócrifos porque no coincidían con las ideas que la Iglesia tenía en mente para preservar su creciente poder.

Y lo peor de todo es que las derivaciones religiosas cristianas, ya sean ortodoxas, evangélicas,pentecóstales, luteranas o de cualquier índole, siguen creyendo en la idea de la Trinidad, sin saber que su fe se basa en los conceptos humanos de unos pocos que se atrevieron a promulgar algo que ni tan siquiera se refleja en los Evangelios reconocidos. Pero, como siempre sucede, ¡qué pronto olvidamos la Historia!